Rusia prohíbe a los Testigos de Jehová
"Representan una amenaza para nuestros ciudadanos, el orden público y la seguridad de la sociedad", dice el gobierno de Vladimir Putin
MOSCÚ — El Tribunal Supremo de Rusia prohibió hoy las actividades de los Testigos de Jehová al considerarlos una organización extremista y ordenó la incautación de todas sus propiedades.
De esta forma, a partir de ahora queda suspendida “con efecto inmediato” la práctica de ese culto y se disuelve tanto el Centro de dirección de los Testigos de Jehová en Rusia como sus 395 filiales en todo el país.
El Supremo satisfizo así la demanda presentada por el Ministerio de Justicia, quien pidió a finales de marzo ilegalizar las actividades de los Testigos de Jehová en este país.
“La organización religiosa testigos de Jehová muestra indicios de extremismo. Representa una amenaza para nuestros ciudadanos, el orden público y la seguridad de la sociedad”, dijo Svetlana Borísova, representante del ministerio de Justicia, durante la vista del Supremo.
La funcionaria recordó que dicha organización ha propagado literatura incluida en la lista de publicaciones extremistas y recordó que la prohibición de las transfusiones de sangre que profesan sus seguidores amenaza la vida de las personas.
Los Testigos de Jehová, que consideran que las acusaciones de Justicia son falsas, gratuitas y calumniosas, mostraron su rechazo por la decisión del Supremo y adelantaron que recurrirán ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Sus representantes llevan varios meses denunciando la persecución por parte de las autoridades rusas, a las que acusan de servirse de falsos testimonios para proscribir sus organizaciones.
En su momento, el portavoz de los Testigos de Jehová en Rusia, Iván Belenko, denunció a Efe que la decisión de las autoridades rusas privará de su derecho a la libertad de culto a los 175.000 seguidores que tiene esa comunidad en el país.
El presidente de la Asociación rusa para el Estudio de Religiones y Sectas, Alexandr Dvorkin, considera que los Testigos de Jehová son una secta que crea en torno a sus seguidores su propio mundo, un entorno aislado del resto de la sociedad.
Dvorkin también ha criticado y ha tachado de sectas a los Mormones y a la Iglesia de la Cienciología, prohibida por la Justicia rusa en noviembre de 2015.
La campaña contra las sectas coincide con un alza sin precedentes de la religiosidad entre los rusos, aunque menos del 10 % de los ciudadanos acuden regularmente a la iglesia, según estudios del prestigioso Centro Levada.