Mujer de San Diego irá a prisión por esconder a 44 personas indocumentadas en su casa
Algunos inmigrantes reportaron haber sido encerrados sin acceso a un sanitario, sin luz y sin ventilación
Una mujer del condado de San Diego fue condenada a tres años y un mes de cárcel por ser partícipe en el tráfico de 44 personas indocumentadas en noviembre.
Dania Olivero, 51, accedió a utilizar su pequeña casa arrendada, ubicada en la Avenida University en la ciudad de City Heights, como punto de parada para los migrantes, a cambio de dinero.
Olivero participaba de manera espontánea en el tráfico de personas indocumentadas desde 2014, recibiendo $50 dólares por persona. En esos casos, dijo en su declaración, solo llegaba un puñado de personas a su casa.
El 6 de noviembre, en cambio, llegaron varios grupos de gentes. A Olivero se le ofreció más dinero por el inconveniente, y ella accedió.
Los vecinos denunciaron la actividad sospechosa en casa de Olivero, y cuando llegó la policía encontró a 44 personas amontonadas tanto en la casa como en el patio trasero y en una caseta.
De acuerdo a las actas judiciales, los inmigrantes reportaron haber sido encerrados en la caseta sin acceso a un sanitario, sin luz y sin ventilación.
Todos los inmigrantes, con la excepción de dos guatemaltecos, eran de México.
Según Hootan Baigmohammadi, la abogada de Olivero, la desesperación económica fue lo que impulsó a su cliente a participar en el tráfico de inmigrantes.
Baigmohammadi explicó que el padre de la familia con cuatro hijos había fallecido en 2011. Desde entonces, Olivero sacaba adelante a su familia por medio de pequeños trabajos, estampillas para alimentos y reciclando latas, así como el apoyo de su hijo mayor. Además, Olivero también estaba a cargo de los hijos de su pareja, cuya madre había sido deportada. Cuando aceptó esconder a los inmigrantes, agregó Baigmohammadi, Olivero estaba atrasada dos meses con su alquiler.
Al condenar a Olivero, el juez William Hayes tomó en cuenta sus antecedentes penales, incluyendo violencia conyugal y robo.
Olivero, de origen cubano, también fue inmigrante. Ella ingresó a Estados Unidos a los 28 años, antes de que el Presidente Barack Obama disolviera la política de “pies secos, pies mojados”.