Carlos Tevez en China, los problemas con la comida y ¿cómo le hace en el vestuario?
La vida del "Apache" en Shanghai, relatada por el técnico uruguayo Gustavo Poyet
“Una de las cosas buenas que tiene estar acá es que te enterás de poco: no hay redes sociales, no podés leer mucho porque no entendés el idioma… Y eso te ayuda a desconectar, te oxigena la cabeza, aunque también a veces te vienen con cada cosa”, comenta, con una sonrisa, Gustavo Poyet, acerca de cómo se transitan los días en un lugar que tiene mucho para disfrutar y muchísimo del que aprender.
La mejor anécdota referida a la escasez de información la vivió al poco tiempo de la llegada de Carlos Tevez al club, con un llamado desde la Argentina. “Fue cuando se hizo una historia de que se volvía. Me hablan de un canal de televisión y me preguntan si me pueden sacar al aire en 20 minutos. Ahí sí que te agarra la locura de buscar de dónde salen las noticias.
Por eso, cuando te pasan estas vivencias, te das cuenta que hay que interiorizarse y después, si estás convencido, el viaje debe ser sin ataduras: dispuesto a ceder y a realizar cambios en tu vida. Es una experiencia que te enriquece”, agrega quien salió de Uruguay y que por su trayectoria deportiva pasó por Francia, Inglaterra, España, Grecia y ahora China.
-¿Qué le dirías a un jugador o a un colega si te piden un consejo para venir a China?
-Que venga muy abierto mentalmente. Abierto a entender una forma de vida, de entender el deporte, de no reaccionar ante ciertas cosas. En cuanto venga encerrado, con prejuicios, lo va a pasar mal.
De lo contrario, habrá cosas que no te podrán gustar, pero te vas a dar cuenta que existe otra cultura, forma de vida. A mí me costó: al principio, con la cantidad de gente que hay en la calle, con las motos, las bicicletas, con los coches. Me volvía loco. Ahora ya lo entiendo y me siento uno más: cruzo entre medio de la gente, de los autos, y no me enojo y no me preocupo de nada.
Es increíble, pero porque es una forma de vivir. No digo que estoy de acuerdo totalmente, porque vengo del orden de Londres, pero entiendo que se puede vivir de otra forma y ellos lo hacen y son muchos. Es un caos total, pero ordenado. Hasta que no lo vivís, no lo entendés.
-¿A quién tuviste que convencer para venir aquí?
-Mi mujer [Madelon] es un fenómeno, llevamos 28 años de casados. Se ha acostumbrado a todo. Ahora estamos como cuando no teníamos niños, porque Matías y Diego están grandes y viven sus vidas. Estamos repartidos por el mundo: nosotros acá, uno en Mendoza y el otro en Londres. Es como un segundo noviazgo, que también te da la libertad de hacer otras cosas, de poder vivir la vida de otra manera.
-En el proceso de adaptación, ¿cómo lo ves a Tevez?
-Creo que ya pasó el proceso. Llegó con el equipo con un mes y medio de entrenamientos, tuvo un par de semanas para ponerse a punto y jugar el partido con Brisbane [por la Champions League, de Asia, que determinó la eliminación de Shanghai Shenhua]. A pesar de esa derrota, el inicio diría que fue espectacular: estuvo participativo en todos los goles y metió uno cuando se le ganó por primera vez en la historia a Guangzhou. Todo redondo.
Y cuando parecía que venía perfecto, el segundo partido nos empezó a marcar y ahí viene el cambio: después nos toca ir de visitantes y se produce la lesión en un encuentro controlado. Se lesiona por ser Tevez, porque recibe un golpe y cuando cualquier otro se hubiera ido él siguió en la cancha, porque íbamos perdiendo. Se le carga el otro gemelo y después de unos días de tratamiento cuando vuelve a jugar se lesiona. Yo digo que a los pilotos de Fórmula 1 lo que les puede pasar es chocar; a los jugadores de fútbol, lesionarse cada tanto.
Volverá esta semana [el clásico con Shanghai SIGP] o la que viene y ya entenderá todo. Fuera de la cancha, tendrá a la familia más adaptada; en la cancha, sabemos lo que hay, sabemos lo que debemos cambiar y entender eso lo va a ayudar para rendir mucho mejor.
-¿Hablaste con él antes de que se incorporara?
-Hablamos, nosotros le contamos porque estuvimos un mes y medio antes y ya teníamos una pequeña experiencia de lo que se encontraría. Después está el rol en el equipo: en la cancha, creo que él es segunda punta, necesita de una referencia y por eso el primer partido lo puse a Gio Moreno de delantero, al que convencí para que juegue adelante. Los dos son jugadores inteligentes y los necesitamos a los dos o invento un nuevo sistema con dos N°10. Estoy tranquilo, porque nos va a dar muchísimo.
-¿Por qué sentís que fueron a buscar a Tevez?
-Para este proceso que se lleva adelante en el fútbol chino se necesita de popularidad, y para tenerla tenés que contratar a los mejores, jugadores de renombre, porque si no la gente no se interesa. Por este club pasaron Nicolás Anelka y Didier Drogba.
Ahora, con todo respeto a todos mis jugadores, a Gio Moreno, a Freddy Guarín, y a todos los sudamericanos que hay como Hulk, Paulinho, Goulart. Esto lo digo yo y acepto otra opinión, pero en Sudamérica se está viendo el fútbol chino porque está Tevez. Uno puede agregar a Lavezzi, a otros colombianos, caso Roger Martínez, y a otros brasileños como Oscar, pero hasta el año pasado a la Súper Liga no la pasaban y lo mismo pasa con Inglaterra: hay jugadores de allá que están jugando acá y entonces se ve al menos un partido. Esa es la fórmula.
-¿Cómo le resulta la vida de vestuario?
-Es Carlos, es él mismo. Siempre contento, pensando en el fútbol. Una integración espectacular, con una mentalidad única. Tuvo la suerte de jugar siempre en equipos grandes, pero la costumbre de querer ganar nunca la perdió ni la cambió. Piensa que los partidos se juegan para ganar un campeonato, después se ve si se llega o no a ese objetivo.
-¿Y el día a día en Shanghai cómo lo lleva?
-Bien, al inicio preocupado con todo y como todos: la comida, el idioma, los traslados. Nosotros vivimos casi en el centro, pero nos movemos con chofer que nos pone el club, porque es la forma en que se manejan con los extranjeros. Recibir una licencia para conducir es algo muy complicado y después tenés que entender lo que sería la cartelería o vas a aparecer en cualquier lado. Él vivió en San Pablo, Manchester, Turín, a esa adaptación yo no le temía. A su favor se adaptó muy bien al cambio horario, eso a veces te retrasa los procesos y en ese sentido lo asimiló muy rápido.
-Qué es más complicado: ¿el idioma o la comida?
-El idioma es complicado; con la comida hay gente que sufre un poco más y a Tevez le pasó, porque al comienzo no comía casi nada. Recuerdo de un asado que hicimos con Guarín y con Moreno para sacarlo de la comida china.
Para el idioma necesitás todo el tiempo un intérprete y este no siempre puede transmitir el mensaje. Acá saber inglés sirve hasta cierto punto, por eso yo intento aprender, aunque sea lo básico, al menos decir buenos días, gracias, saber pedir algo.
Pero además de la pronunciación, que ya es toda una complicación, uno quiere aprender chino y encontrás que hablan mandarín o como acá en Shanghai, que tienen como un dialecto. Pero no me gustaría estar en 2018 sin decir ni una palabra, porque mi pensamiento es que no vengo por tres meses. Por eso, siempre trato de empezar a aprender.
-Como cuerpo técnico o jugador con recorrido ¿se pueden introducir cambios al sistema que ellos ejecutan?
-Es una cuestión de mentalidad y de buscar introducir cosas a medida de que los vas convenciendo y siempre demostrándole el porqué. Cuando llegué no les podíamos hacer entender que un deportista de alto rendimiento y una persona común no pueden comer los mismos alimentos; ahora hay pastas, ensaladas, carnes, pescado.