Editorial: Juegan con la salud
La ley con la que pretenden eliminar Obamacare dejaría a millones sin seguro médico
La Ley Americana de Atención Médica (AHA) aprobada recientemente por la Cámara de Representantes es un recorte a la cobertura de salud para millones de estadounidenses y un considerable aumento en la prima para los más pobres y enfermos.
La medida de salud republicana tiene un impacto diametralmente opuesto a la Ley de Cobertura de Salud (ACA) que pretende reemplazar. Mientras que el llamado Obamacare aumentó en más de 20 millones la lista de personas con seguro médico, el AHA la reducirá en 23 millones para el 2026, según el análisis de la Oficina del Presupuesto del Congreso (CBO).
En realidad la prioridad de la nueva ley de salud, no es la salud del individuo sino que es un importante recorte de impuestos, reducción del déficit y de la prima para los más jóvenes. La atención médica es lo de menos.
Los republicanos desde el primer momento se opusieron a que los más adinerados paguen un impuesto adicional para abonar el costo de los menos. El apartidista Tax Policy Center estimó que el AHA es una reducción de 207,390 dólares para el 0.1% más rico, de 37,240 para el 1%, de 300 para el 20% y de 150 dólares para el 20% más bajo.
El CBO estimó que la nueva ley sería una reducción de 119,000 millones de dólares en 10 años. El ahorro se debe que habrá millones de personas sin cobertura médica, que hoy la reciben por la expansión de Medicaid.
Las primas bajarán en general porque las pólizas ofrecerán menos beneficios y porque la gente más enferma -especialmente la de menos recursos y mayores de 50 años- se saldrá del sistema por no poder pagarlo.
El reporte del CBO también destruyó el principal argumento de la inestabilidad que causa el ACA en el mercado del seguro. Ese que justificaba no hacer audiencias y que se apruebe con tal urgencia el proyecto que ni siquiera los mismos legisladores sabían por lo que votaban.
La amenaza de inestabilidad en el mercado del seguro surgiría al darle a los estados la flexibilidad para rechazar las protecciones al paciente que recibía del Obamacare. Irónicamente, el CBO indica que este riesgo lo corren millones de personas de Estados republicanos que votaron por Trump bajo la promesa de una cobertura general, mejor y más barata.
En nombre de reducir el déficit se aprueba una ley de salud que perjudica a los enfermos, reduce primas eliminando beneficios y recorta impuestos. Es una verguenza.
La buena noticia es que todavía falta mucho para que la medida aprobada en la Cámara Baja sea promulgada en ley.
El Senado reconoce que es inaceptable el proyecto que pasó por el otro recinto. Por eso está embarcado en una misión difícil ya que enfrenta el mismo problema de la Cámara de unir posiciones extremas dentro de su bancada.
Lo mejor que podría pasar es que el liderazgo del Congreso deje de lado la idea, que cada vez tiene menos respaldo, de reemplazar el Obamacare. Se debería trabajar con los demócratas para corregir los problemas que tiene. Pero eso requiere liderazgo y poner la salud de los estadounidenses por sobre los recortes de impuestos a los más ricos.