Las ola de resistencia para latinos LGBT continúa

El ataque ocurrido en 2016 en Pulse fue contra los latinos

México evalúa pros y contras.

México evalúa pros y contras.  Crédito: Getty Images

Entré en la sala la mañana del tiroteo de Pulse Orlando, y encontré a mi madre doblada sobre la mesa de la cocina, probablemente asimilando lo que estaba plagando nuestras pantallas en la televisión. Me miró cuando entré a la habitación y lo único que podía hacer era llorar. Ella y yo lloramos esa mañana, y durante semanas después el estado de ánimo en nuestra casa fue tan gris como lo fue en muchos hogares en todo el país.

En un acto de desafío contra el odio y el racismo le dije a mi familia que iría al fin de semana de PRIDE (Orgullo LGBTQ) en Denver; Que estaría de pie con mis amigos y aliados y que iría a los clubes, para bailar y expresar mi libertad y felicidad, yo estaba opuesto a regresar a las sombras y retirarme en miedo – algo que había dejado atrás en mi adolescencia y que ya no sería parte de mi ser.

Ha sido un año y el país ha pasado por cambios dramáticos culturales y políticos. Yo ya no voy a bailar, no me paro con una sonrisa junto con amigos, y no grito a los cielos que soy gay. En vez de eso, ahora llevo a mi familia conmigo a reuniones comunitarias, manifestaciones, protestas, vigilias y marchas – acciones de las que muchos de nosotros hemos sido parte durante años, excepto ahora sentimos la urgencia de luchar por nuestras vidas – una urgencia que tal vez no se ha sentido durante décadas. El miedo y la paranoia que se resulta de las consecuencias del ataque a Pulse Night-club es diferente para los Latinos gays como yo.

Los medios de comunicación y los candidatos presidenciales presentaron notas y noticias que condenaron brutalmente a los Musulmanes en nuestro país, como “anti-libertad”, y no dejó ningún análisis sobre el hecho de que este ataque no era “anti-América” ​​sino anti-Latino. Nuestros líderes y representantes de los medios de comunicación se aseguraron de enfrentar a dos pueblos marginados uno contra el otro, mientras que ignoraban el impacto que tal ataque tuvo en las personas LGBTQ de color.

El mismo odio que llevó a la separación de Musulmanes y Latinos en Junio de 2016 continúa permitiendo un odio hacia inmigrantes latinoamericanos, de Oriente Medio, musulmanes y las personas LGBTQ. En los últimos cuatro meses, a musulmanes norteamericanos se les ha negado la entrada a los Estados Unidos, el gobierno a deportado a miles de inmigrantes mexicanos, han asesinado a mujeres de color transgénero, se ha rechazado la entrada a los refugiados sirios y se han refugiado madres inmigrantes en iglesias por miedo a la deportación.

Ser gay y latino, y ser testigo de las consecuencias del tiroteo de Pulse Night-club me dejó en un espacio intermedio en el que sólo pude simpatizar parcialmente con los miembros de estos dos grupos, sin reconocer que yo y muchos otros latinos sentíamos ambos sufrimientos al mismo tiempo. En casa y en mi comunidad de inmigrantes las conversaciones fueron acerca de los Latinos que fueron asesinados, y en mi familia, fue rara vez que alguien reconoció el hecho de que eran personas LGBTQ que fueron atacadas. Por otra parte, mis amigos blancos LGBTQ rechazaron la idea de que este ataque fue ante todo un ataque contra los Latinos LGBTQ. En su lugar, muchas personas blancas LGBTQ centrado en la experiencia del ataque, alrededor de los hombres blancos gay.

Nuestros miembros blancos de la comunidad LGBTQ, y parte de nuestra comunidad Latina heterosexual nos han dejado atrás. “Nosotros” en este caso incluye a los Latinos que también son LGBTQ, los Musulmanes que son LGBTQ, y nuestras familias; Nuestras madres, padres y hermanos que nos aman ferozmente pero temen por nuestra seguridad porque somos ambos LGBTQ y de color.

A los latinos LGBTQ no dejaron fuera de la reflexión después del ataque. Nos utilizaron como carnada política para los candidatos de varios partidos. La libertad que sentí en el fin de semana de PRIDE (Orgullo LGBTQ) en Denver, en contraste con mi acto de desafío en Junio de 2016 ya no se siente como libertad. Se siente como la “libertad” que muchos de nosotros pretendíamos tener en los días y semanas después del tiroteo fue en realidad un catalizador para una resistencia a largo plazo.

Ahora hemos entrado en una nueva ola de resistencia, y para los latinos LGBTQ y otras personas de color – la resistencia seguirá viva por el resto de nuestras vidas. Seguiremos adelante con o sin aliados. No podemos permitir que suceda “PULSE”, y no podemos seguir defendiendo la homofobia y la transfobia en nuestras comunidades de color, al igual que ya no permitiremos que el resto de la comunidad LGBTQ borre la historia y el trabajo físico y emocional que las personas LGBTQ de color han invertido en nuestro movimiento, por generaciones.

(Adrian Nava es miembro de Advocates for Youth)

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