Opinión: el Tri hizo cosas buenas, pero es tiempo de ser más exigentes
Un repaso a las notas positivas y negativas del 2-2 contra Portugal hace ver exagerada la celebración mexicana
No son pocas las buenas notas que entregó ayer la selección nacional de México contra Portugal: desde la convicción de tener la pelota ante un equipo que es experto en jugar a la trampa, hasta la entereza para no bajar los brazos a pesar del gol tardío y buscar el empate en los últimos instantes.
La calidad y atrevimiento de Carlos Vela el tiempo que estuvo en la cancha, el dinamismo de “Chicharito” de principio a fin sin tratar de esconderse luego de alguna falla grave, y tal vez la atajada más brillante en la carrera de Memo Ochoa, quien hizo su mejor imitación de Gordon Banks, se deben sumar a las calificaciones positivas del equipo mexicano.
El 2-2 en la ciudad de Kazán, donde según reportó Agencia Reforma prácticamente no se escuchó el lamentable grito de los seguidores mexicanos en contra del portero rival, fue bueno.
Pero con todo respeto, es tiempo de ser más exigentes como aficionados y ojalá los seleccionados tricolores también lo fueran. Todas las reacciones de vestidor ayer tuvieron un tono celebratorio y hasta de hazaña, y aunque no se trata aquí de aguar la fiesta, un empate contra Portugal, por más campeón de Europa que sea, no debería festejarse tanto.
El Tri cometió una buena cantidad de errores: en el primer gol de Portugal, Cristiano Ronaldo se escapó porque Salcedo se dejó techar infantilmente en un pase largo y luego Moreno se olvidó de Quaresma, quien anotó con facilidad.
En el segundo gol, Herrera no despejó en el área y dejó una pelota viva que acabó en las redes.
“Chicharito” se confundió y pensó que estaba pateando goles de campo tras la brillante diagonal de Jiménez en el primer tiempo, una jugada que tratándose de este nivel de competencia tiene que acabar en gol.
Moreno fue abandonado solo y a su suerte en su propia área entre “CR7” y André Silva en el remate de éste que Ochoa sacó de manera espectacular.
Y el propio técnico Osorio pareció cometer un error al sacar del campo a Vela a principios del primer tiempo, siendo que el de Cancún había sido su mejor arma.
Obviamente, los aciertos y los errores son parte del juego de futbol y al menos el Tri tuvo un balance aceptable ayer para evitar un amargo debut y el principio del fracaso, o mínimo una nueva ola de críticas. Pero que no se celebre lo que no se debe de celebrar.
La selección mexicana tiene el talento, un orgullo que no le cabe debajo de la playera y el hambre para trascender. Es importante no perder la perspectiva del real objetivo. Empatar contra un equipo tirado atrás que, vale recordar, en su memorable conquista de la Eurocopa no pudo ganarle a Islandia, Austria, Hungría ni Polonia, no es para impresionarse.
El real objetivo es jugar bien y en base a ello tratar de ganar partidos.
Lo dijo bien Osorio: hay mucho por corregir.