Editorial: La Ley de Salud es un fraude
Solamente senadores hombres están redactando la nueva legislación, no hay una sola mujer
A veces no se sabe si el proceso para hacer una ley es lo malo o si es la ley misma. El caso de la reforma de salud que está siendo tratada en el Senado no tiene ese dilema. La medida es tan mala que se está elaborando a escondidas.
Es inaudito que una propuesta sobre cómo será la atención médica para cientos de millones de estadounidenses se realice sin ninguna transparencia. Esta actitud, ante la importancia del tema que trata, es un fraude al proceso democrático nunca visto.
El proyecto para reemplazar la Ley de Acceso a la Cuidado de Salud (ACA) del expresidente Obama es tan impopular que el liderazgo republicano decidió hacerla literalmente a puertas cerradas.
Trece senadores republicanos, todos hombres, están creando lo que será la versión de la Cámara Alta de la desastrosa ley de salud, aprobada hace un tiempo en la Cámara de Baja. Nadie más sabe lo que se está escribiendo, ni los mismos republicanos que no integran el grupo.
Ya se decidió de antemano que no habrá audiencias de ningún tipo, como usualmente se hace, para que el público en general y la gente que se verá afectada por la ley, pueda dar su opinión.
La reforma de salud representa un sexto de la economía nacional estadounidense con un impacto directo en el sector privado, médico, seguros de salud, hospitalario, farmacéutico y por supuesto los estadounidenses. Ningún grupo ni organización que represente estos intereses tendrá tiempo para analizar y dar ante los legisladores su opinión experta.
La idea es precisamente que nadie sepa nada para no se hable de eso. El liderazgo republicano dijo que los demócratas iban atacar al proyecto si ellos sabían lo que contenía.
La esperanza de la mayoría es que la Oficina Presupuestaria del Congreso dé su estimado del costo, y de cuantos millones de personas perderán su cobertura médica, para luego aprobarla cuanto antes con el menor debate posible.
El temor es que cuanto más se demore, hasta los mismos republicanos desertarán, impidiendo que haya por lo menos 50 votos a favor. La meta es votar antes del 4 de julio cuando inicia el receso estival.
El proceso es tramposo e hipócrita. Estos mismos senadores son los que protestaron hace unos años que el Obamacare fue aprobado sin suficiente consulta.
La propuesta de Obama tomó ocho meses de audiencias y negociaciones con los republicanos. La ley pasó sin un solo voto republicano, pero no por falta de intento de los demócratas.
Los republicanos votaron desde entonces hasta hoy más de 60 veces para anular el Obamacare, pero supieron cómo reemplazarlo.
Ahora están urgidos de cumplir la promesa electoral sin tener nada preparado, excepto una gran cuota de ineptitud e irresponsabilidad.