Editorial: Trump usa a los inmigrantes

El presidente contenta a su base con ataques a los inmigrantes

Donald Trump

Donald Trump Crédito: Isaac Brekken | Getty Images

Cuando los problemas en la Casa Blanca son la noticia principal, es hora de sacar la piñata de los inmigrantes para entusiasmar a la base que eligió al presidente Donald Trump.

No importa si son remotas las posibilidades de que la medida sea aprobada por el Senado republicano. Mucho menos que contradiga el discurso de Trump, ese que diferencia la inmigración entre la mala, la ilegal y la buena, la legal.

En este caso, la administración Trump anunció el miércoles su respaldo al proyecto de ley RAISE (Reforming American Immigration for a Strong Economy) presentado hace varios meses por los senadores Tom Cotton y David Perdue.

La propuesta reduce a la mitad la inmigración legal, a medio millón anual, y establece un sistema de puntajes y categorías que reemplaza el enfoque de la unidad familiar por uno de méritos. Se estima que cerca del 10% de los inmigrantes de los últimos 15 años llegó por esta vía.

La medida es presentada por la Casa Blanca como un cambio revolucionario que ayudará a combatir la desocupación de los nativos con poca preparación. Se machaca la idea nacionalista y populista de que la falta de trabajo se debe a que los extranjeros los han acaparado.

Esta es una mentira. Es una simplificación de complejos cambios económicos, tecnológicos y laborales que desplazaron industrias sin preocuparse por la capacitación de la mano de obra que quedó atrás.

Hay trabajos que son necesarios y los estadounidenses no desean hacer bajo las condiciones actuales o no están preparados para competir en el mercado laboral. Esto ocurre en la agricultura, en la construcción y en la hospitalidad/turismo, entre otras industrias.

El mismo presidente Trump está trayendo trabajadores temporales extranjeros para su club de Mar-a-Lago en Florida porque dice no encontrar nativos que laboren solo por unos meses.

No los encuentra porque no paga lo suficiente como para atraerlos, para hacer que la labor sea redituable. Es una cuestión de mercado, el trabajador está allí. El empleador es el que prefiere buscarlo afuera para operar a un costo menor.

La Casa Blanca asegura que las visas temporales son una cuestión y lo que se propone es otra. Que hay un Trump empresario y otro presidente, cuando se le recuerda la contradicción de Mar-a-Lago con su posición de ser el gran defensor de los trabajadores. Cuando dice que “Trump no trabaja para él (sus negocios) sino para los estadounidenses”.

La hipocresía presidencial refleja la incompatibilidad de esta propuesta. También el propósito de recurrir a la política del resentimiento hacia los inmigrantes y hacia el valor de reunificación familiar.

Este proyecto por su contenido y la exagerada promoción en la Casa Blanca no es más que demagogia populista para exprimir.

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