Editorial: Jueves extremistas e incompetentes

Este es el legado más fuerte y negativo que Trump está construyendo

Black Police Precinct And Courthouse Museum Recalls Miami's Segregated Past

Crédito: Joe Raedle | Getty Images

Por debajo de los estruendosos debates sobre Obamacare, la reducción de impuestos y la inmigración se está produciendo una revolución en los tribunales federales.

A la administración Trump ya no le importa muchos si sus nominados a los estrados están capacitados para esa labor. Lo único que le interesa es colocar a individuos en puestos vitalicios que garantizarán la perduración de una agenda extremista cuando el presidente Donald Trump ya se haya retirado.

Para ello, tanto en el Congreso como en la Casa Blanca se cambian los procedimientos que gobernaron por décadas en la selección de jueces con el fin de evitar objeciones y obstáculos.

Hace unos días en el Senado se eliminó la larguísima tradición de respetar la objeción de un legislador a la nominación de una persona de su Estado. La idea es que un local conoce mejor a otro local.

Este conocimiento ahora no cuenta como tampoco la calificación profesional que tradicionalmente da como guía la Asociación Americana de Abogados (ABA) sobre los nominados.

La Casa Blanca decidió no compartir más información con la ABA después de determinar que cuatro de sus nominados no tenían la integridad o la competencia profesional o el temperamento judicial para estar en un estrado de por vida. Uno de estos nominados a juez nunca participó en un juicio, otro cree que los tribunales tienen que poder anular a la Suprema Corte en el tema del aborto.

Trump en su primer año ya tiene un récord al colocar un juez en el Alto Tribunal y nominar a 58 candidatos a juzgados federales. Entre ellos hay una desproporcionada cantidad de hombres anglos, solo 11 son mujeres, uno es afroamericano y otro es latino.

Los nominados representan una visión restrictiva de la ley, opuesta a los derechos civiles, la protección del ambiente y contra el consumidor.

El fundamentalismo cristiano tiene espacio como para incluir entre los nominados a Jeff Mateer quien asegura que los niños transgénero son “parte del plan de Satanás”.

Todo esto integra una estrategia conservadora que comenzó con el bloqueo republicano en el Senado de las nominaciones judiciales del expresidente Obama. Esto dejó más vacantes judiciales de lo usual.

Ahora se están copando con magistrados conservadores. Un ejemplo fue la obstrucción del Senado republicano a la designación del moderado Merrick Garland a la Corte Suprema, para designar de inmediato al ultraconservador Neil Gorsuch apenas Trump asumió el poder.

Estos jueces son un seguro. Su misión es proteger las leyes y normas federales que se aprueban hoy para evitar que mañana se quiera derogarlas en los tribunales.

Este es el legado más fuerte y negativo que Trump está construyendo.

La única manera de detenerlo es con la elección de más demócratas al Senado. De lo contrario, habrá más jueces extremistas e incompetentes que decidirán en áreas vitales a la democracia y la calidad de vida.

En esta nota

Donald Trump Editorial Inmigración
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain