México tiembla ante reforma fiscal de Trump
El presidente de EEUU busca reducir el impuesto sobre la renta de 35% al 20% lo que dejaría a los mexicanos en desventaja para atraer la inversión
MEXICO.- A la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte se suma otro dolor de cabeza para México con firma de Donald Trump: la reforma fiscal de Estados Unidos que busca reducir el impuesto sobre la renta de 35% al 20% lo que dejaría a los mexicanos en desventaja para atraer la inversión.
México suma impuestos sobre la renta del 30% además de 10% en reparto de utilidades a los trabajadores.
En una declaración desesperada ante la falta de un Plan B del gobierno de este país para hacer frente a este nuevo reto, el presidente de la Comisión Patronal Mexicana (Coparmex), Gustavo Hoyos urgió al legislativo a tomar cartas en el asunto y trabajar en una reforma similar. “El congreso debe de pensar ya en ello’’, dijo.
Analistas y empresarios prevén que uno de los principales riesgos de la reforma en materia de impuestos (la más grande en EEUU desde 1986) es la repatriación de capitales.
Estados Unidos se ha mantenido desde la firma del TLCAN como el principal inversionista en México. En el periodo 1999-2016, la inversión extranjera directa de Estados Unidos en México sumó 213.5 mil millones de dólares, equivalente al 46% de un total de 464.6 mil millones de dólares, según información de la Secretaría de Economía.
“La baja de impuestos va a ser una presión para todo el mundo porque va a atraer a muchas empresas’’, observó Jaime Zabludovsky, vicepresidente de IQOM, inteligencia comercial.
El problema para México, según observaciones de Gabriela Siller, directora de Análisis Económico-Financiero de Banco Base, es que en año electoral será difícil que México reaccione rápido con estrategias tributarias para contrarrestar los efectos de la reforma fiscal estadounidense. De hecho, la Secretaria de Hacienda no se ha pronunciado al respecto.
El plan fiscal de Trump ha tenido algunas críticas por considerar que sólo beneficia a las grandes empresas y generaría un déficit en el gobierno federal por alrededor de 1.5 billones de dólares que podría cubrirse con deuda y más impuestos a los contribuyentes.
Entre las grandes empresas que podrían ser beneficiadas se encuentran algunas mexicanas como Rossini, Cementos de Chihuahua, José Cuervo, Nemax o Gruma, que tienen más de la mitad de su producción en Estados Unidos con hasta 15 plantas por cada una de las compañías.