Más malas noticias para cerca de 348,000 inmigrantes que ya se encuentran en el limbo migratorio
Convertirse en indocumentados es una de las opciones más viables
En medio de la incertidumbre por el futuro migratorio de cerca de 348,000 inmigrantes amparados con el Estatus de Protección Temporal, llegan malas noticias de sus países de origen.
Honduras y El Salvador no podrían acoger correctamente un gran número de sus ciudadanos que regresan en caso de que se suspenda el Estatus de Protección Temporal (TPS) que les permite residir en los Estado Unidos, aseguró hoy un grupo de expertos.
La limitada oferta de empleos, la delincuencia, la violencia y la inestabilidad política en estos países amenazan su integración, por lo que es posible que muchos de ellos decidan permanecer en EEUU ilegalmente, se destacó hoy durante una conferencia telefónica organizada por el Instituto de Políticas de Migración (MPI).
“Si se termina (el TPS para los hondureños y salvadoreños) es justo decir que miles de personas no regresarían inmediatamente a sus países y la mayoría permanecería en los EEUU”, opinó Doris Meissner, directora del Programa de Políticas de Inmigración de los EE.UU. de MPI.
Meissner cree que sería aconsejable ofrecer un plazo mayor, por ejemplo, de 18 meses, antes de terminar definitivamente el TPS y así facilitar la preparación del regreso.
Aunque tanto Honduras como El Salvador están trabajando en programas para la reinserción, Jorge Peraza-Breedy, jefe de Misión para el Triángulo Norte de Centroamérica, de la Organización Internacional para la Migración, no cree que estos programas sean suficientes para atender un retorno masivo.
Peraza-Breedy ve importante la ayuda de otros países como Panamá y Costa Rica para ofrecer recursos de empleo a los hondureños y salvadoreños que regresen a Centroamérica.
Eric Olson, director del Programa Latinoamérica del Centro Woodrow Wilson, igualmente destacó “la profunda crisis política que se vive en este momento en Honduras” a raíz de las de las controvertidas y recientes elecciones presidenciales, al igual que la limitación de oportunidades que tanto Honduras como El Salvador ofrecerían a sus ciudadanos residentes en los EEUU.
Orson calificó el retorno como una “dislocación potencial” que podría sufrir la mano de obra actual en Honduras y El Salvador, pues todos “compiten por un número limitado empleo”.
Los expertos también destacaron otros temas críticos como el efecto sobre los niños estadounidenses hijos de los, en su día, beneficiados por el TPS.
Según el Servicio de Investigación para el Congreso (CRS por sus siglas en inglés), actualmente más de 262,000 salvadoreños y 86.000 hondureños gozan del TPS.
Con respecto a El Salvador, país del que proviene un grupo grande de beneficiarios del TPS, el gobierno de EEUU amparó a al menos 190,000 refugiados después de dos terremotos ocurridos en ese país centroamericano en 2001.
A los hondureños se les otorgó después del paso del huracán Mitch en 1998.
El permiso expira el 5 de enero de 2018 para los hondureños y el 9 de marzo de ese año para los salvadoreños.