Trump no quiere a inmigrantes de “países mierderos” y desata tensiones diplomáticas

La Casa Blanca no negó los comentarios vulgares ni ofreció disculpas

Donald Trump

Se estima que cada día, 122 jóvenes pierden el amparo de DACA.  Crédito: BRENDAN SMIALOWSKI | Getty Images

WASHINGTON— El presidente Donald Trump suele regodearse de que habla sin filtros y sin “corrección política”, pero este jueves su franqueza provocó tensiones diplomáticas con Haití al afirmar que EEUU no debe aceptar a inmigrantes de “países mierderos”.

Durante una reunión a puerta cerrada en el Despacho Oval con líderes del Senado para negociar una solución para “DACA”,  Trump se quejó nuevamente del sistema de inmigración, y afirmó que EEUU no debería aceptar a inmigrantes de “países mierderos”.

Este diario confirmó con una fuente demócrata presente en la reunión que Trump se molestó cuando fue presionado respecto al restablecimiento del “Estatus de Protección Temporal” (TPS), que ampara a diez países de Asia, Africa y América Latina y que su gobierno ha venido desmantelando desde el año pasado.

“¿Por qué es que toda esta gente de países mierderos se está viniendo acá?… ¿Por qué necesitamos más haitianos?”, se quejó Trump, quien además sugirió que EEUU debería alentar la inmigración de países como Noruega, y de Asia.

El incidente, publicado primero por el diario “The Washington Post”,  ocurrió después de que varios senadores, entre ellos el demócrata por Illinois, Dick Durbin, propusieron reducir por la mitad la “lotería de visas” y repartir las 25.000 de antes entre los países amparados al TPS.

Su Administración comenzó a desmantelar el “TPS” el año pasado, aumentado el riesgo a la deportación de los más de 320,000 “tepesianos”, incluyendo cerca de 60,000 haitianos.

Dictamen sobre “DACA” complicaría avances para legalizar a “Dreamers”

Un rosario de controversias

Trump se abrió espacio en el mundo de la política cuestionando que su antecesor, Barack Obama -el primer presidente negro en la historia de EEUU-, haya nacido en Hawai, alimentando las teorías de conspiración del movimiento “birther”, y atizando desde entonces el resentimiento de los blancos contra las minorías.

Al lanzar su candidatura presidencial en julio de 2015, Trump declaró guerra contra los inmigrantes y afirmó que México envía a EEUU a lo peor de su gente, incluyendo “criminales”, “violadores”, y “malos hombres” (“bad hombres”) en general.

Su campaña equiparó a los inmigrantes indocumentados con criminales peligrosos, y esgrimió esa idea para defender su política migratoria, que busca eliminar visas de reunificación familiar, y ha impuesto una veda a inmigrantes musulmanes.

Sus comentarios vulgares sobre los haitianos y africanos, aseguran expertos, son la esencia del “Trumpismo” y  reflejan su falta de entendimiento y aceptación de que los inmigrantes forjaron este país y, en el siglo 21, son más vitales que nunca para su prosperidad económica.

El grupo “New American Economy” divulgó un informe que señaló que los inmigrantes del Africa subsahariano ganan en su conjunto $55,000 millones y pagan casi $15,000 millones en impuestos locales, estatales y federales.

Un 40% de la diáspora africana en EEUU tiene diplomas universitarios, incluyendo en áreas de gran demanda laboral como las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). Casi el 74% está en edad de pleno rendimiento laboral, de 25 a 64 años, y ayudan a resolver la escasez de mano de obra en muchas industrias, dijo el informe.

Casa Blanca lo defiende

La Casa Blanca no negó los comentarios  ni ofreció disculpas, como exigen varios líderes del Congreso.

Un portavoz de la Casa Blanca, Raj Shah, defendió a rajatabla su postura en contra de la “lotería de visas ” y la “inmigración en cadena” que, aseguró, amenazan la estabilidad económica y la seguridad nacional de EEUU.  Sin embargo, los propios datos económicos lo contradicen.

“Ciertos políticos en Washington prefieren luchar por países extranjeros, pero el presidente Trump siempre luchará por el pueblo estadounidense… sólo aceptará un acuerdo de inmigración que adecuadamente aborda el sistema de lotería de visas y migración en cadena -dos programas que perjudican a nuestra economía y permiten la entrada de terroristas a nuestro país”, dijo Shah, nacido en Connecticut de inmigrantes de Mumbai.

Según Shah, Trump quiere el ingreso de “quienes contribuyen a nuestra sociedad, hacen crecer nuestra economía y se integran a nuestra gran nación”.

Otros asesores de la Casa Blanca consideran que las palabras de Trump resonarán con su base, como lo hizo la polémica que desató en torno al himno nacional el año pasado.

La comentarista ultraconservadora, Ann Coulter, respaldó a Trump, aunque esta semana lo acusó de traicionar a su base por abrir un diálogo con el Congreso sobre el futuro de “DACA”.

Con algunas excepciones entre republicanos, como Mario Díaz Balart, Ileana Ros-Lehtinen y Marco Rubio, todos de Florida y con gran población de “tepesianos”, sólo los congresistas demócratas  promueven una solución para el “TPS”.

Tensiones diplomáticas

El embajador de Haití en EEUU, Paul Altidor, dijo a una periodista de la cadena NBC que su gobierno ha solicitado explicaciones de un funcionario estadounidense, y recordó que los haitianos lucharon en la Revolución de EEUU y continúan contribuyendo a este país.

Altidor  dijo que los comentarios de Trump se apoyan en “estereotipos”, y reflejan que “le falta información, o le falta educación”.

El exvicepresidente de México, Vicente Fox, que ya lo ha encarado por sus ataques contra México, le dijo en Twitter que “su boca es el cagadero más fétido en el mundo”, y no debería olvidar sus raíces inmigrantes.

 Rechazo al racismo

La lluvia de condenas provino de líderes demócratas y afroamericanos del Congreso, grupos defensores de los derechos civiles, sindicatos, y de centros de estudio que llevan el pulso de los inmigrantes y sus contribuciones.

El presidente del Caucus Afroamericano del Congreso (CBC), Cedric L. Richmond, afirmó que Trump carece de sensibilidad racial y su eslogan de recuperar la grandeza de EEUU, “Make America Great Again”,  en realidad significa hacerlo “blanco de nuevo”, además de que sus creencias no inspiran confianza para negociar de buena fe un acuerdo para los “Dreamers”.

Su colega demócrata por California, Karen Bass, señaló que a Trump no se le ocurriría hacer esos comentarios sobre países de mayoría blanca, y su lenguaje “remonta a nuestro país a las profundidades de la historia, cuando abogar por el racismo a puertas cerradas en el Despacho Oval no sólo era permitido sino algo que se esperaba y alentaba”.

“Usted diminuye a la presidencia y nos avergüenza frente al mundo. Su ídolo, Andrew Jackson, estaría orgulloso”, dijo Bass, al referirse al séptimo presidente de EEUU (1829-1837) quien abogó por extender la esclavitud de los negros.

La presidenta del Caucus Hispano del Congreso (CHC), Michelle Luján Grisham,  hizo un llamado para que EEUU “nunca regrese a los días cuando la ignorancia, el prejuicio y el racismo dictaban nuestra toma de decisiones”.

El congresista demócrata por Illinois, Luis Gutiérrez, denunció en un programa de MSNBC la conducta “repugnante” de Trump, más propia de cuando la segregación racial era ley en EEUU.

“Tenemos en la Casa Blanca alguien que podría liderar el Ku Klux Klan en EEUU, alguien que podría ser líder de los neonazis”, dijo Gutiérrez, quien cuestionó el equilibrio mental de Trump, y afirmó que cualquier otro ejecutivo sería despedido de una empresa por comentarios similares.

También Ros-Lehtinen afirmó que el lenguaje racista no tiene cabida en la Casa Blanca.

La congresista Mia Love, de origen haitiano y la primera afroamericana del Partido Republicano en la Cámara Baja, dijo que Trump debe disculparse, porque su conducta es “divisoria, elitista” y contraviene los valores del país. 

Love  dijo que sus padres emigraron de Haití, juraron alianza a EEUU “y nunca tomaron nada del gobierno federal” sino más bien contribuyeron con su trabajo e impuestos.

Grupos que abogan por la justicia racial, como “The Advancement Project”  y la Unión de Libertades Civiles de EEUU (ACLU), denunciaron el “nacionalismo blanco” que impulsa sus políticas migratorias.

Pero el Congreso tiene la obligación de rechazar esfuerzos por descarrilar las negociaciones para los “Dreamers” y ofrecerles una urgente solución legislativa,  dijo Lorella Pralei, directora de política migratoria de ACLU.

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