Editorial: No somos asesinos ni robamos empleos

Trump evidenció su postura extremista en el discurso sobre el Estado de la Unión

Trump durante su primer discurso del Estado de la Unión. EFE

Trump durante su primer discurso del Estado de la Unión. EFE Crédito: EFE

El Estado de la Unión del presidente Donald Trump fue destinado a su base política. Ese sector que sueña con un “momento americano” rodeados de un muro que los proteja de los peligros de los inmigrantes.

El área en el discurso referido a la inmigración representa el tono de todo el mensaje. Tiene una parte que dice ser conciliadora cuando en los detalles se ve tan cerrada y extremista que no da espacio a la negociación.

El Presidente dijo que los puntos de su plan eran “un compromiso a mitad de camino” para un sistema seguro, moderno y legal. Nada más alejado de la realidad.

En el discurso, el tema migratorio fue introducido como una manera de proteger a las familias, a las comunidades, “a su derecho al Sueño Americano. Porque los americanos también sueñan”.

Una inmigrante de las llamadas soñadoras, no se molestó al escuchar esta referencia del Presidente. Me siento americana y sueño, dijo. En cambio, Trump parece creer que el derecho al Sueño Americano tiene nacionalidad de origen.

El asesino fue la imagen más repetida del inmigrante durante el mensaje. Hubieron cuatro referencias a la pandilla MS-13, dos parejas de padres  víctimas de los pandilleros y un agente de la Agencia para el Control de Aduanas e Inmigración.

Allí también podría haber un par de indocumentados ejemplares. Fue una oportunidad para mencionar el sacrificio de los soldados José Gutiérrez y Damián López Rodríguez en Irak. Incluso mencionado a los soñadores Alonso Guillén y Tomas Carreon, que murieron rescatando gente durante el huracán Harvey.

Pero eso no entraba en la nación de Trump.

El Presidente ya no tuvo las mismas palabras positivas de otras ocasiones para los soñadores. Ellos fueron simples “inmigrantes ilegales”, partes de una negociación para endurecer las leyes de inmigración, para facilitar deportaciones.

Los 11 millones de indocumentados y los cientos de miles de personas acogidas bajo la protección de deportación no existen en la propuesta de Trump.

No merecen ser mencionados aunque en la vida real sean una presencia importante en el sector de la construcción, del área de servicios y en la agricultura. Son mujeres indocumentadas las que cuidan niños y ancianos anglos. Son millones los contribuyente sin papeles los que cada contribuyen con sus impuestos para pagar servicios que ellos nunca usarán. Una misma cantidad son los padres de los soñadores que con esfuerzo los educaron para ser personas de bien.

En realidad, sí están presentes, aunque no se los nombre. Ellos son la presunta amenaza al Sueño Americano que hay que expulsar.

El Presidente con sus palabras del martes confirmó que en su “momento americano” no hay, ni nunca hubo inmigrantes. De esa visión solo puede salir una propuesta poco real e imposible de aceptar.

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