Amnistía Internacional condena retroceso en derechos de inmigrantes bajo Administración Trump

El informe condenatorio se hace eco de otros que también han instado a EEUU a proteger los derechos de los inmigrantes

De eventos esporádicos durante el gobierno de Obama, la separación familiar como castigo por venir al país está siendo sistematizada por el gobierno de Trump

De eventos esporádicos durante el gobierno de Obama, la separación familiar como castigo por venir al país está siendo sistematizada por el gobierno de Trump Crédito: EFE

WASHINGTON— La situación de derechos humanos en EEUU se ha deteriorado tras la llegada al poder del presidente Donald Trump, cuya Administración se ha empeñado en “satanizar” a grupos vulnerables, como los inmigrantes, las mujeres y demás minorías, según un informe condenatorio divulgado este jueves por el grupo humanitario “Amnistía Internacional”.

En un informe de 408 páginas, el grupo hace un repaso sombrío de la situación de derechos humanos en 159 países en 2017, y en el apartado sobre Estados Unidos no anda con rodeos ni titubeos sobre el deterioro de esos derechos.

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El análisis de Amnistía Internacional condena que bajo la Administración Trump se haya  registrado un aumento del maltrato de inmigrantes y refugiados, continúen los esfuerzos por eliminar “Obamacare“, se permitan la discriminación de personas transgénero y ataques a la prensa, y persistan los esfuerzos por suavizar las restricciones a las exportaciones de armas de corto alcance.

El documento dio una calificación “deficiente” la Administración Trump en cuanto a los derechos de las mujeres, su apoyo de la tortura y su débil condena de grupos supremacistas blancos, y destacó además medidas como la veda al ingreso de inmigrantes de países musulmanes –que ha sido impugnada en los tribunales-,  y restricciones al acceso al asilo y refugio.

El mensaje de Amnistía, en ese sentido, es ineludible: “los retrocesos del presidente Trump en materia de derechos humanos están sentando un peligroso precedente para otros gobiernos”.

En declaraciones a este diario, Margaret Huang, directora ejecutiva de Amnistía Internacional en EEUU, afirmó sin titubeos que “no hay duda de que los inmigrantes los más afectados” por las políticas de Trump, aunque su gobierno también ha “satanizado” a los musulmanes, los afroamericanos, y las mujeres.

“Mientras no tengamos un liderazgo que ponga freno a eso, mientras no tengamos un liderazgo de otras personas en nuestro gobierno y otras personas en nuestra sociedad, que claramente denuncien y presionen contra esa narrativa, vamos a seguir viendo un incremento en el odio y un incremento en la violencia contra estas personas”, advirtió Huang.

Huang criticó lo que consideró como la “falta de ética” de Trump, y enfatizó que el Congreso tiene la responsabilidad de presionar contra políticas nocivas de la Administración y “velar por la protección de los derechos civiles” en este país.

Según Amnistía Internacional, Trump “no perdió tiempo para echar a andar su retórica anti-derechos y de discriminación y xenofobia”,  como quedó de manifiesto a través de órdenes ejecutivas que “amenazaron los derechos humanos de millones de personas dentro y fuera de EEUU”.

El informe destacó el recrudecimiento de la vigilancia en la frontera con México; la exigencia del muro fronterizo; un aumento de las detenciones de solicitantes de asilo y sus familias; “restricciones extremas” del acceso de jóvenes y mujeres a servicios reproductivos y de salud sexual, y la anulación de protecciones para trabajadores de la comunidad LGBTI y estudiantes transgénero.

Amnistía Internacional condenó la decisión de la Administración de anular en septiembre pasado el programa de “acción diferida” (DACA) de 2012, dando al Congreso apenas seis meses para encontrar una solución permanente para cerca de 700,000 jóvenes indocumentados que, sin una legislación como el “Dream Act” a la vista, quedan en riesgo de la deportación.

Entre enero y agosto de 2017, más de 17,000 niños no acompañados y 26,000 unidades familiares fueron detenidos en la frontera sur, y algunas familias pasaron meses detenidas “sin acceso adecuado a cuidado médico y abogados mientras perseguían reclamos para permanecer en EEUU”, dijo.

Amnistía Internacional señaló que  los ataques contra jóvenes y mujeres “fueron amplios y multifacéticos”,  principalmente porque la Administración revirtió políticas que exigían a las universidades investigar la violencia y discriminación de género, además de que suspendió iniciativas sobre la igualdad salarial para las mujeres.

El grupo también contó como un ataque los continuos esfuerzos de la Administración y el Congreso por suprimir los fondos para la organización de planificación familiar “Planned Parenthood”, que además de servicios abortivos ofrece servicios de cuidado médico básico para mujeres de bajos recursos.

Amnistía Internacional también señaló que el gobierno de Trump aumentó las medidas discriminatorias contra la comunidad LGBT, en un país donde siguen careciendo de protecciones federales contra la discriminación en la vivienda, los sitios de empleo o el cuidado médico.

“El año pasado, con el mundo sumido en crisis, líderes prominentes nos ofrecieron la visión dantesca de una sociedad cegada por el odio y el miedo. Esta situación envalentonó a quienes promueven la intolerancia, pero motivó a muchas más personas para luchar por un futuro más esperanzador”, afirmó Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.

“La clara medida de odio que adoptó el gobierno de Estados Unidos en enero, cuando prohibió la entrada de las personas procedentes de varios países de mayoría musulmana, preparó el terreno para un año en el que quienes ejercían el liderazgo llevaron la política del odio hasta sus últimas y más peligrosas consecuencias”, añadió Shetty.

Pero el documento aplaudió el surgimiento y movilización de grupos de base y de una “resistencia” contra algunas de las decisiones y políticas de la Administración Trump,

El informe también vio como algo positivo el surgimiento de movimientos como “#MeToo” y “Not in My Name” (“No en mi nombre”) para exigir cambios en la cultura y mayores protecciones de las mujeres contra el acoso sexual.

En otras partes del mundo, el creciente descontento popular también inspiró a centenares de miles a tomar las calles y luchar por sus derechos, además de exigir “un fin a la represión, marginación e injusticia”, dijo el documento.


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