La pobreza es casi absoluta en Venezuela: llegó al 87%

Cada vez se agudiza la crisis en el país

Crisis alimentaria en Venezuela. Getty

Crisis alimentaria en Venezuela. Getty Crédito: Getty

Por Daniel Lozano

La Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) se esperaba con expectativa en Venezuela, por ser el mejor termómetro científico para medir la magnitud de la crisis que devora al país. Pero también con temor ante el nuevo golpe de realidad, confirmado desde la primera cifra que arroja el estudio: el 87% de las familias están bajo la línea de pobreza y el 61.2% viven en pobreza extrema.

Un aumento sin precedentes mundiales, ya que desde 2014, año en el que la crisis comenzó a crecer sin freno, hasta 2017 se pasó del 48.4% de pobreza hasta el 87% actual. Un año antes, cuando Hugo Chávez murió, víctima de un cáncer, el oficialismo intentó universalizar el título de “Mesías de los pobres” para recordar al líder bolivariano.

Con la participación de varios de los principales expertos y tres de las instituciones más prestigiosas del país (Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar) se sumaron una cifra tras otra en un intento de paliar la censura oficial, empeñada en ocultar la realidad del país. Los datos solo llegan hasta septiembre y lo que vino después es aún peor, ya que la hiperinflación comenzó a pulverizar bolsillos, vidas y almacenes.

El impacto de la deriva de la revolución en la gente parece no tener límites: el 64,3% (casi la misma cifra de familias en estado de pobreza extrema) ha perdido en 2017 un promedio de 11,4 kilos, algo exorbitante, que es indisimulable en cualquier calle. En 2016, la pérdida de peso había llegado hasta los ocho kilos. La clase media ha desaparecido de Venezuela, y la popular intenta sobrevivir a duras penas cada día.

El 70,1% de los hogares dijeron que no tienen dinero para comprar comidas saludables; el 70.8% añadieron que los alimentos son insuficientes y el 63.2% de los adultos reconocieron que se saltan una de las tres comidas del día, un sacrificio dirigido a alimentar algo mejor a sus hijos. Más del 60% de la gente se acuesta con hambre.

Otro dato, tan contundente como los anteriores, relaciona el hambre con la educación, ya que el 76% de la población escolarizada, de entre 3 y 17 años, perteneciente al segmento popular, falta a clases por no tener comida. El 20% de la población venezolana no desayuna y las meriendas desaparecieron.

“Solo 9,931.000 de 12,734,000 están recibiendo educación”, destacó la experta Anitza Freitez, lo que confirma que en el último período investigado un millón de chicos quedaron por fuera del sistema educativo. Medio millón, además, presentan “rezago escolar severo, lo que implica el riesgo de exclusión educativa si el entorno familiar es adverso y no hay políticas públicas que apunten a la reinserción”.

Muy poco queda de las ensoñaciones del chavismo, que mantiene un viceministerio de la Suprema Felicidad. Casi el 80% de los encuestados lamentan la reducción de sus salidas a los lugares de ocio, tanto por la falta de dinero como de miedo a la violencia que ha situado a Venezuela como el segundo país entre los más violentos del planeta. Pero además el 73% también han dejado de concurrir a los que fueron sus habituales lugares de compras.

La bancarrota generalizada también ha llegado a la salud. El 60% de la gente se vio obligada a cubrir con su bolsillo, ya deteriorado, el gasto de salud, ante la crisis extrema que se vive en los hospitales, donde faltan medicamentos, insumos y tratamientos de toda índole.

El estudio, hasta septiembre, confirma la extensión de las bolsas CLAP de comida, la versión bolivariana de la libreta de racionamiento cubana. En Caracas esta comida subvencionada llega al 62% de los hogares una vez al mes, pero en el interior del país se pierde la eficacia de la entrega, ya que solo el 18% la recibe con periodicidad.

El chavismo ha convertido al CLAP y al carnet de la patria, necesario para adquirirla, en sus principales instrumentos de control social y político. Y también ha sustituido al sistema de misiones sociales creado por Hugo Chávez, con asistencia de Cuba, que está “prácticamente desaparecido”, como destaca el informe de Encovi.

Migración
La diáspora también fue analizada por estos investigadores sociales, que llegaron a la conclusión de que la mayoría de los venezolanos que se van del país lo hacen simplemente en busca o porque han conseguido trabajo. Según la encuesta de Consultores 21, terminada a fines de año, cuatro millones de ciudadanos abandonaron el país desde la instalación del chavismo, que cumple 19 años en el poder.

Precisamente las remesas que envían desde el exterior todavía no alcanzan la cuantía importante de otros países latinoamericanos, pero con la “distorsión cambiaria” suponen una gran ayuda a las familias que se quedaron en el país. El 88% de los emigrantes están en edad de trabajar.

“En definitiva, un retroceso significativo de un país que fue rico y hoy está en ruinas”, resumió el diputado José Guerra, ministro de Economía de la oposición en las sombras, que desde 2007 lleva advirtiendo de cada una de las consecuencias del modelo económico chavista, incluyendo la hiperinflación que hoy cabalga sin freno.

“En estos momentos de crisis esta información será vital para forma una gran alianza por el cambio”, sentenció el padre José Virtuoso, rector de la Universidad Católica Andrés Bello, que defiende junto con rectores académicos y la Comisión Episcopal venezolana que no se puede participar en unas presidenciales fraudulentas, pero que hay que seguir luchando para recuperar la democracia.

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) confirmó que sus principales partidos, organizaciones sociales, la Iglesia, universidades, el movimiento estudiantil, colectivos obreros y profesionales conformarán el Frente Amplio Nacional para exigir al gobierno unas elecciones democráticas, libres y con condiciones.

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Nicolás Maduro Venezuela
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