Una pareja china se reúne con su hija 24 años después de su desaparición

Qifeng desapareció a los 3 años de edad, pero sus padres nunca dejaron de buscarla

Kang Ying, de 27 años, se reunió con su familia el martes, despertando gran emoción en China.

Kang Ying, de 27 años, se reunió con su familia el martes, despertando gran emoción en China. Crédito: THECOVER.CN

Wang Mingqing y su mujer Liu, matrimonia de la ciudad china de Chengdu, llevaban 24 años buscando a su hija Qifeng, desaparecida cuando tenía sólo tres años. En un golpe de suerte que ha dado la vuelta al mundo, la familia se ha reencontrado.

Según relató la BBC, esta odisea familiar digna de una película de Zhang Yimou comenzó en 1994. Wang y su mujer eran vendedores de fruta en la ciudad de Chengdu. Un día, Wang fue a pedir cambio para un cliente a un puesto vecino y, cuando volvió minutos después, su hija ya no estaba.

Así dio comienzo una incansable búsqueda que incluyó el recurso ortodoxo de las investigaciones policiales, con otros medios tan poco habituales como la decisión del padre de hacerse taxista por si, por casualidad, se encontraba con ella en algún recorrido.

“Un día, mi hija podría ser justo la persona sentada en mi auto”, decía él, que contaba con que los pasajeros pudieran ayudarlo. En el asiento de atrás, Wang llevaba un cartel contando su historia, y a falta de fotos de Qifeng adulta, ponía una foto de su hermana menor, lo más parecido que tenía a mano.

Durante 24 años, Wang Mingqing repartió folletos para tratar de hallar información sobre su hija.

A lo largo de los años, la policía creyó dar más de una vez con la chica perdida, pero los exámenes de ADN diluyeron sistemáticamente la ilusión despertada. Entretanto, la familia repartía carteles tanto en medios físicos como digitales.

Un dibujante de la policía trabajó con Wang para hacer una ilustración lo más precisa posible de cómo se vería su hija en la actualidad. Y lo hizo tan bien que, cuando comenzó a circular en las redes, la propia Qifeng se vio reflejada. Por aquel entonces, vivía en la otra punta del país y se llamaba Kang Ying.

Ella, que tenía marido y dos hijos, se puso en contacto con sus padres. El ADN confirmó lo que todos sospechaban, pues tenía la misma marca que su hermana en la frente, y la misma tendencia a sentir náuseas cada vez que lloraba.

“De ahora en adelante, tu papá va a estar acá”, le dijo Wang en el reencuentro, “no vas a tener que preocuparte por nada; papá te va a ayudar”.

En esta nota

China desapariciones
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain