Le pidieron ayudar a acorralar a trabajadores inmigrantes. Él mejor renunció.

Desde negarse a colaborar con ICE en febrero, Jordon Dyrdahl-Roberts se ha convertido en activista a favor de los derechos de los inmigrantes

Jordon Dyrdahl-Roberts llevaba unos siete años trabajando en el Departamento de Trabajo cuando decidió renunciar.

Jordon Dyrdahl-Roberts llevaba unos siete años trabajando en el Departamento de Trabajo cuando decidió renunciar.  Crédito: Captura de Pantalla | gofundme

En febrero, Jordon Dyrdahl-Roberts fungía como secretario jurídico del Departamento de Trabajo en el estado de Montana. Un día normal, su patrón le pidió recabar datos acerca de los trabajadores, los cuales serían entregados a la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).

En lugar de obedecer, Dyrdahl-Roberts renunció.

Compartió su decisión en Twitter, pensando que solo sus cincuentaitantos seguidores se enterarían. Pero su tuit se viralizó. Hasta la fecha, se ha compartido 20 mil veces y ha recibido más de 50 mil likes.

Pero no todo fue lluvia de apoyo. Dyrdahl-Roberts también fue atacado por sus contrincantes, quienes le enviaron “insultos poco imaginativos contra (su) masculinidad”, informó en entrevista con Los Angeles Times, donde habló a fondo sobre cómo su decisión le transformó la vida.

Lo único que lo hizo titubear ese día, agregó, fue el hecho de que su esposa, quien cursa estudios de posgrado, su hijo de cuatro años y sus dos gatos dependían de su salario.

Pero pensar en sus seres queridos también lo motivó, y decidió que no quería ser partícipe en algo que seguramente conllevaría la separación de familias.

“(De haber recopilado el papeleo para ICE,) no podría vivir con mí mismo. ICE nunca ha sido mi parte favorita del gobierno, pero se ha convertido en una agencia totalmente distinta bajo (la Administración) de Trump. Ser parte de eso, conscientemente entregar esa información sabiendo lo que harían con ella, simplemente no era algo que yo podía hacer“, explicó.

Para ayudarlo a mantener a su familia, se estableció una campaña de recaudación en su nombre, a la cual más de mil personas han contribuido casi $40,000.

Desde entonces, Dyrdahl-Roberts se ha convertido en un activista a favor de los derechos de inmigrantes, a quien le preocupa la criminalización de los padres de los “DACAmentados”.

“Lo único que ellos querían hacer es darles una vida mejor a su familia”, remarcó. También le perturba ver a agentes de la Patrulla Fronteriza vaciando botellas de agua colocadas para inmigrantes en el desierto. “No solo estaban removiendo el agua?sino que algunos lo estaban haciendo con alegría sádica”.

Al preguntarle qué logró con su renuncia, ya que seguramente alguien más hizo la tarea que él se negó a realizar, Dyrdahl-Roberts habló con conocimiento de la población indocumentada de su estado.

“Los indocumentados representan un 0.23% de nuestra población, unas 5,000 personas. Tenemos unos 90 beneficiarios de DACA. Yo les advertí que esto se aproximaba”.

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