Familia de Los Ángeles que huye de Venezuela: “Asilo político, oración contestada”

Nada se compara, dicen, con vivir en tranquilidad y libertad y salir a la calle sin miedo a ser robados

05/23/18 / LOS ANGELES/ Venezuela immigrants Dannys Vina with wife Betzabe and children Sarah, 10, and Danah, 6, discussed how they were granted political asylum. (Aurelia Ventura/La Opinion)

05/23/18 / LOS ANGELES/ Venezuela immigrants Dannys Vina with wife Betzabe and children Sarah, 10, and Danah, 6, discussed how they were granted political asylum. (Aurelia Ventura/La Opinion) Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

Dannys y Betzabe Viñas nunca pensaron que se verían obligados a dejar Venezuela, pero desesperados por la inestabilidad política y la crisis social de su patria, huyeron hace poco más de dos años. Hace unos meses Estados Unidos les concedió asilo político a ellos y sus dos hijas.

“El asilo es una oración contestada. Oramos mucho por ello. Muchas familias en Venezuela oraron también por nosotros”, dice Dannys.

La pareja se casó hace más de 11 años. En Venezuela, ambos trabajaban para compañías propiedad del gobierno. Ella como abogada y él como instructor de deporte. Vivían en el estado de Bolívar.

Ingresaron al país con sus dos hijas: Sarah de 10 años y Danah de 6. Hace diez meses nació Bárbara su tercera hija, aquí en California.

Los inmigrantes venezolanos Dannys Viñas y su esposa Betzabe junto con sus hijas Sarah, 10 y Danah, 6, oraron mucho por el asilo político. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Abrupto cambio

“Nosotros fuimos privilegiados en Venezuela. Gracias a nuestro trabajo pudimos comprar casa, carro. Todo era normal. A partir de 2012, las cosas empezaron a cambiar”, cuenta Dannys.

“Primero desaparecieron los artículos de lujo. Aunque tuvieras el dinero en efectivo para comprar un carro, no podías. Después comenzaron a desaparecer los insumos básicos, el papel higiénico, la pasta dental, las toallas sanitarias, la harina. Había que hacer filas por horas para comprar lo básico”, platica Betzabe.

Dannys dice que una vez tuvo que hacer 12 horas de fila. “Habíamos más de 1,200 trabajadores esperando para dos cajas de comida”, relata.

Betzabe dice que cuando murió Hugo Chávez la inestabilidad política e inseguridad social aumentó en el país sudamericano.

“Quienes pensamos diferente al gobierno, somos marginados, se burlan porque somos opositores. Te hacen bullying. No puedes opinar, te tienes que callar”, externa.

Según platican, el gobierno averigua la vida de quienes van a trabajar en sus empresas. “La mayoría son del gobierno. Si votaste en contra de ellos, te cierran las puertas, no consigues trabajo. La única forma es que un amigo tuyo te conecte”, dice Dannys.

Sarah de 10 años y Danah de 6 han logrado aprender inglés y recibir reconocimientos como buenas estudiantes en sus escuelas. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Recuerda que cuando hicieron un censo para un referéndum que decidiría la permanencia de Hugo Chávez, él fue uno de los firmantes. “El gobierno obtuvo la información y me querían despedir de mi empresa. Mi jefe que era amigo mío me recomendó que fuera a quitar mi firma porque el gobierno había dado la opción de retirarla. Para mantener mi trabajo y porque ya teníamos una hija pequeña, decidí hacerlo”, dice.

En el terreno económico, las cosas cada día empeoraban. “La inflación estaba más de 3,000%. Había tres tipos de precios. Un mismo producto te podía salir en 10 dólares en efectivo, 25 dólares con una tarjeta de débito y entre 30 y 35 dólares con una tarjeta de crédito”, dice Danny.

Su esposa comenta que ganaban bien pero no les alcanzaba. “Lo peor del caso es no había productos en el supermercado y en el mercado negro todo estaba hipercaro”, observa Betzabe.

Por si no fuera suficiente, la inseguridad era terrible. “Me daba pánico que alguien me encañonara al meter el carro a mi casa. Pensaba que se lo podía robar con mis hijas adentro. Tenía que darle dos vueltas a la urbanización para verificar que nadie me siguiera. Tienes que abrir el portón rapidísimo. Vives en una zozobra constante”, revela.

Dannys añade que los robos con violencia han llegado a tal grado que no puedes usar en la calle cosas tan simples como lentes o un reloj porque te los quitan. “Un día me arrebataron mis prendas de oro (aretes) cuando estaba haciendo cola para comprar”, dice ella.

El miedo constante a ser atracados y las apremiantes condiciones económicas, llevaron a los Viñas a salir de Venezuela.

“Un día Dannys me dijo, pensemos en irnos. Todo lo que hagamos aquí, no nos va a alcanzar. Dejemos todo y comencemos de cero. Vamos a intentarlo. Nosotros somos echados para adelante”, recuerda Betzabe.

Dannys Viña con su esposa Betzabe y sus hijas Sarah y Danah están felices de haber encontrado en California un hogar. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Asilo político

Un pastor evangélico recogió a la familia en el aeropuerto de Los Ángeles el 7 de diciembre de 2015. Una familia en Palmdale les ofreció techo durante dos meses.

“Por no tener una historia de crédito, nos costó mucho encontrar quien nos quisiera rentar. Fue muy desesperante hasta que encontramos a alguien que se arriesgó a rentarnos”, dice Betzabe.

La pareja comenzó a escuchar que algunos venezolanos que vivían en la costa este del país habían calificado para el asilo político. Después de hablar con varios abogados que de plano les decían que no los podían ayudar, se encontraron con el abogado en migración Alex Gálvez.

“’Tú puedes meter asilo’, me dijo. Me pidió escribir mi historia, presentar constancia de mi trabajo en Venezuela, mi título de abogada y pruebas de que participé en el partido opositor Primero Justicia, y fui voluntaria para Henrique Capriles (ex candidato presidencial)”, recuerda.

Cuando el abogado Gálvez les llamó para decirles que les habían aprobado el asilo, Betzabe dice que la emoción le ganó.

“Lloré mucho, brinqué. Fue una gran alegría porque aunque tengas la esperanza, el pensamiento de que algo malo pudiera suceder, no te abandona”, dice.

Dannys comenta que no ha sido fácil adaptarse a vivir en Estados Unidos. “Tenemos lo justo, no podemos ahorrar. Dejé de ser instructor de deportes y ahora tengo un trabajo muy duro en una compañía de remodelación de casas. Pero estamos confiados en que van a venir tiempos mejores”, comenta .

Betzabé dice que nada compensa la dicha de vivir con libertad, poder ir al supermercado y encontrar hasta la harina para hacer las tradicionales arepas venezolanas. “Para un venezolano ir al súper y conseguir todos los productos, es una gran felicidad como no tener miedo de salir a la calle y que te persigan por tus ideas políticas”, dice Betzabé.

Dannys confía que el asilo les ha abierto la posibilidad de hacer realidad sus planes: “queremos formar nuestra propia empresa de remodelaciones e invertir en bienes y raíces”.

El abogado en migración Alex Gálvez dice que cada vez más, vamos a ver casos de venezolanos que piden asilo político en Estados Unidos. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Asilo para venezolanos

El abogado Gálvez dice que cuando un país comienza a tener inestabilidad política, económica y humanitaria, es inevitable que los casos de asilo se empiecen a presentar en Estados Unidos.

Explica que fueron dos batallas que tuvo que librar para el caso de los Viñas: “educar y hacer entender al juez que las personas que son perseguidas por su posición política caen dentro de un grupo protegido por el asilo; y comprobar la persecución”, dice.

“Para ser elegible para el asilo, hay tres causales: persecución por creencias políticas o religiosas y por grupo social. Este último tiene muchas ramas que incluye la violencia por pandillas, la violencia doméstica, orientación sexual y otras”, explica.

“Me preocupé al inicio porque teníamos el tiempo encima, pero logramos presentar la petición de asilo un día antes de que se venciera el plazo límite que se fija para solicitarlo”, comenta. El asilo político debe presentarse dentro del año que el solicitante llega a Estados Unidos.

El abogado en migración expresa que el caso de los Viñas es de los primeros que se ganan para venezolanos en California.

“En un año podrán solicitar la residencia permanente y en cinco años la ciudadanía”, dice.

Pero anticipa que debido a la reelección de Nicolás Maduro como presidente, la represión se va a recrudecer en Venezuela. “Así que vamos a empezar a ver más casos de venezolanos que vienen al país pidiendo asilo. Yo por lo menos tengo ocho solicitudes más”, dice Gálvez.

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