El FBI investiga cómo un hombre pudo robar y estrellar un avión en Seattle

Es una posibilidad temida: cuando el riesgo es causado por alguien que trabaja en el aeropuerto

Aviones de Alaska Airlines en el aeropuerto Seattle-Tacoma.

Aviones de Alaska Airlines en el aeropuerto Seattle-Tacoma. Crédito: GABRIEL BOUYS/AFP/Getty Images

WASHINGTON – El FBI está investigando cómo el trabajador de una aerolínea fue capaz de robar un avión vacío en el aeropuerto de Seattle, uno de los más concurridos del país, para supuestamente suicidarse estrellándolo en una isla mientras le perseguían unos aviones militares.

En una rueda de prensa, el agente del FBI Jay S. Tabb, que lidera la oficina en Seattle, explicó que la agencia federal está tratando de averiguar cómo el hombre de 29 años pudo robar un avión de la compañía aérea para la que trabajaba: Horizon Air, subsidiaria de Alaska Airlines.

“Vamos a ser exhaustivos, esto va a llegar un poco de tiempo. Por favor, sean pacientes con el FBI”, pidió Tabb.

Ante la prensa, también compareció el director ejecutivo de Alaska Airlines, Brad Tilden, que explicó que el hombre había trabajado durante tres años y medio para la compañía como personal de tierra y estaba autorizado a estar junto a los aviones, por lo que no hubo “ninguna violación” de la seguridad del aeropuerto.

La aerolínea informó anoche de que el aparato, un turbohélice Bombardier Q400, estaba en “posición de mantenimiento” y no tenía previsto ningún vuelo cuando fue robado.

“Los sucesos de ayer nos invitan a aprender lo que podamos de esta tragedia para que podamos ayudar a evitar que esto vuelva a suceder en nuestra aerolínea o en cualquier otra”, expresó Tilden.

El FBI ha descartado que el hombre que se hizo con el avión el viernes tuviera lazos con organizaciones terroristas y atribuyó el incidente a su deseo de suicidarse.

El robo del avión, con capacidad para 76 pasajeros y que iba vacío, se produjo en el aeropuerto internacional Seattle-Tacoma, por el que, en 2017, transitaron 46,9 millones de pasajeros.

Poco después del robo, sobre las 20.00 hora local del viernes (03.00 del sábado GMT), dos aviones militares caza F-15 persiguieron al avión que iba haciendo piruetas en el aire, que se estrelló unos 90 minutos después de iniciar el vuelo en la isla Ketron, a unos 45 kilómetros del aeropuerto y con 20 habitantes.

Mientras iba haciendo piruetas, los controladores aéreos intentaron ayudar a aterrizar al hombre y le pidieron que se alejara de las áreas pobladas, según grabaciones difundidas hoy.

En las grabaciones, se escuchan tensos intercambios entre las autoridades aéreas y el individuo, cuya identidad se desconoce y al que se refieren en varias ocasiones con el nombre de “Richard” y el diminutivo de “Rich”.

En una ocasión, los controladores ofrecen ayuda al hombre que contesta: “No, no necesito mucha ayuda, he jugado a algunos videojuegos antes”.

En diferentes momentos de la conversación el sujeto expresa preocupación por la cantidad de combustible que le queda al avión, así como sobre la posibilidad de ir a la cárcel y llega a describirse como “un hombre roto”.

“Hay muchas personas que se preocupan por mí y les va a decepcionar escuchar que hice esto. Me gustaría pedir disculpas a todos y cada uno de ellos. Soy solo un hombre roto, que tiene algunos tornillos sueltos, supongo. Nunca lo supe realmente hasta ahora”, se lamenta.

El presidente de EEUU Donald Trump, que se encuentra en su club de Nueva Jersey, fue informado del suceso y estuvo supervisando la situación, según la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.

“Las autoridades federales están ayudando con la investigación en curso que está siendo liderada por las autoridades locales. Alabamos el esfuerzo de la respuesta de diferentes agencias en su esfuerzo por una respuesta rápida para proteger la seguridad pública”, afirmó Sanders en un comunicado.

Es posible que el suceso vuelva a reabrir el debate sobre la seguridad aérea en Estados Unidos, que sigue reviviendo con dolor los sucesos del 11 de septiembre de 2001, cuando unos yihadistas secuestraron cuatro aviones para estrellarlos en Nueva York, Pensilvania y Washington.

Por Beatriz Pascual Macías


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