Llueven tributos a Leobardo Estrada, un gigante del derecho al voto

El profesor de UCLA tuvo un efecto enorme en el progreso del poder político latino y en la vida de generaciones de estudiantes

Leo Estrada.

Leo Estrada. Crédito: Cortesía Christelle Snow/UCLA Newsroom

El fallecimiento del profesor de UCLA Leobardo Estrada el pasado 3 de noviembre, generó una avalancha de tributos de parte de educadores, activistas y líderes, quienes atribuyeron al demógrafo y urbanista un rol “gigante” en el progreso de la comunidad latina.

Estrada fue parte del profesorado de UCLA durante casi 40 años, pero no usó la mayoría de su tiempo para acumular libros, publicaciones o reconocimientos universitarios. Sus intereses iban mucho más allá de su propio prestigio, apuntó el profesor Álvaro Huerta, profesor asistente de planeamiento urbano y estudios étnicos en Cal-Poly Pomona.
“El fue un tipo de profesor muy raro, inusual”, dijo Huerta. “Era como un Howard Zinn, profesores extraordinarios que han usado sus conocimientos e influencia para ayudar a los más vulnerables y a todo el que lo necesite”.

“Una persona como él llega solamente cada 100 años”, agregó Huerta.

¿Qué hizo Leobardo Estrada?

Aparte de ser considerado un mentor paciente y generoso por cientos de profesionales que pasaron por su universidad -o cualquiera que buscara su consejo-, Estrada dedicó buena parte de su talento profesional a ampliar el efecto del voto latino en los Estados Unidos.

Su talento como experto en demografía y planeamiento urbano, así como “dibujador de mapas”, lo convirtió en una figura clave que, desde principios de los años 90, ayudó a convertir la explosión demográfica latina en California y otros estados del país en verdadero poder político.

Arturo Vargas, hoy presidente de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos (NALEO), recuerda las noches sin dormir cuando Vargas trabajaba con MALDEF en la lucha por lograr que los condados y el estado de California aprobaran distritos que no diluyeran el voto latino.

“Tras el censo de 1990 hubo una época muy importante para el desarrollo político de los latinos”, recuerda Vargas. “Ese año, después del Censo, el estado de California tuvo un aumento de población tan grande que recibió 7 escaños más en el Congreso”.

“Eso fue principalmente debido a la población latina, cuyo aumento fue tremendo en esa década”, agrega Vargas.
En 1991 Leobardo Estrada trabajó con MALDEF y otras organizaciones durante una importante demanda: Garza vs Condado de Los Ángeles en la que se alegó que los encargados de dibujar los distritos de la junta de supervisores dividían los vecindarios latinos para diluir su poder de voto.

Hasta ese entonces, la junta jamás había elegido a una persona no blanca al poderoso cuerpo gubernamental.

MALDEF ganó la demanda, gracias en parte al trabajo de Leo Estrada. Posteriormente, se creó el distrito 1, que a partir de entonces fue representado primero por Gloria Molina y después por Hilda Solís.

“Luego vino la lucha por cambiar los mapas de la legislatura”, recuerda Vargas. “Y también el congreso federal”.
Ese año, el número de latinos electos al congreso, y a la legislatura estatal comenzó a aumentar y allí, añade Vargas “empezó la trayectoria de los latinos tomando el poder en California”.

Estrada no sólo ayudó a redibujar los distritos electorales en California, sino en muchas otra ciudades y estados de todo el país.

“La contribución de Leo Estrada a los derechos civiles y al derecho al voto de las minorías es inmensurable”, dijo Denise Hullet, abogada nacional de MALDEF. “Uno de sus grandes talentos era explicar estos complicados temas a los abogados y jueces y así lográbamos que fallaran a nuestro favor”.

Entretanto, su otro efecto importante fue como profesor y mentor de muchas generaciones de planeadores urbanos y de diversos profesionales, no solo latinos, aunque los latinos y otras minorías -incluyendo mujeres- buscaban y encontraban en él un mentor, amigo y promotor sin igual.

Rubén Lizardo, hoy director de relaciones gubernamentales y comunitarias de la Oficina del Rector de la Universidad de Berkeley, recuerda que Estrada siempre tenía tiempo para hablar y aconsejar a los jóvenes.

“Una vez estaba en su oficina y me dijo que esperaba ayudar a graduar a por lo menos cien planeadores urbanos con la idea de que ellos usaran su talento para beneficiar a sus comunidades”, recordó Lizardo. “Yo creo que logró ayudar a muchos, más quizá 400 o 500”.

Estrada creía que ese trabajo ayudaba a mejorar las ciudades y también a las comunidades en desventaja, logrando empoderarlas.

El experto fue asesor del Censo en varias ocasiones, siendo considerado como uno de los principales expertos en la demografía latina.

Más allá de sus capacidades profesionales, los que lo conocían habla siempre primero de sus cualidades humanas y como generoso profesor.

“Era un ser humano maravilloso, cálido, muy calmado siempre en todas las circunstancias”, dijo la profesora Laura Pulido, de UO. “Si hay algo inusual en este mundo universitario es un profesor que siempre tenía tiempo para los estudiantes. Ese era Leo Estrada”.

Estrada era originario de El Paso, Texas, estudió en Baylor University e hizo su máster y doctorado en Florida State University.

Llegó en 1977 a UCLA. En un video colgado en la página de la universidad, Estrada cuenta que la razón principal de su permanencia en la universidad durante casi cuatro décadas es que “nadie nunca me dijo que no podía hacer todo lo que hacía por fuera”.

“Nunca nadie me dijo, tienes que estar aquí publicando en vez de estar por ahí haciendo lo que haces”, dijo Estrada.

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