Editorial: Niños migrantes encerrados para Navidad
Cada semana son más los niños migrantes en centros de detención que los que salen a reunirse con sus familiares
Cerca de 15,000 menores de edad pasarán la Navidad encerrados en centros de detención de la Oficina de Reubicación de Refugiados. La cifra aumenta. Cada semana son más los que entran al sistema que los que salen por ser entregados a familiares.
Este es el resultado de una política migratoria sin ningún planeamiento más que la captura y el encierro. Es la consecuencia de separar familias en la frontera para procesar judicialmente a sus padres y de detener a los indocumentados que quieren hacerse cargo de ellos.
La cifra oficial del Departamento de Salud y Recursos Humanos es 14,700 alojados en una red de más de 100 centros que operan a una capacidad de 92%. La mayoría son centroamericanos. Los que llegaron solos a la frontera fueron enviados por sus padres o familiares para salvarle la vida ante las amenazas de las pandillas, con la esperanza que en Estados Unidos los reciba un familiar o conocido.
Antes de la administración Trump este proceso tomaba cerca de 30 días, hoy el promedio es de 75 días. Ahora bajo el argumento de querer proteger a los menores, se toma las huellas digitales de quienes se quieren hacer responsable de ellos. Esa información solo va a los bancos de datos policiales y del FBI, si la intención es la seguridad. En cambio, es enviada también a ICE. Los jóvenes son carnada. Más de 170 inmigrantes auspiciadores fueron arrestados. Dos tercios de ellos no tenían delitos en su foja.
En Tornillo, Texas, está un centro que abrió en junio supuestamente por un mes para 400 jóvenes. Hoy hay casi 3,000 que viven en carpas. La Oficina del Inspector General del Departamento de Salud reportó en su auditoria del centro “vulnerabilidades significativas”. En específico se refirió a la falta de averiguación de antecedentes para los que trabaja allí y la ausencia de suficientes especialistas de salud mental para atender a los menores.
Como toda improvisación, ahora falta dinero. La Casa Blanca destino la misma cantidad en 2019 que en 2018. Durante el año se debieron quitar fondos presupuestados para educación y combate al cáncer para pagar por el encierro de los menores. Ahora Trump pide al Congreso 190 millones de dólares adicionales.
Es indignante que nuestro país haya caído tan bajo como para almacenar a miles de niños y jóvenes en carpas. Es inconcebible que a estos menores se los coloque en situaciones traumatizantes sin la atención ni la seguridad debida. Esto es una violación a los derechos humanos.
El dinero que se gasta en el encierro debería ser usado en la reunificación familiar y en medidas mas migratoria humanas hasta que se haga la necesaria reforma integral.
Este año cuando abrace a su hijos en las fiestas navideñas, recuerde por un momento los menores que están injustamente encerrados como delincuentes.