Pedro Flores cuenta cómo pasó de ser el mejor aliado de El Chapo a su peor enemigo
Es el narco que obtuvo las primeras pruebas "frescas" contra "El Chapo" para la DEA
Este martes en la corte de Brooklyn, en Nueva York, donde se lleva a cabo el juicio contra Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, testificó Pedro Flores. Junto con su hermano Margarito eran los principales distribuidores del Cártel de Sinaloa en Estados Unidos.
Los hermanos gemelos Pedro y Margarito Flores alcanzaron el pináculo del crimen organizado mucho antes de cumplir siquiera 30 años. A los 23 ya movían miles de kilos de cocaína, generando ganancias por cientos de millones de dólares. Hasta que decidieron traicionar a sus socios en México.
Desde el estrado reservado para los testigos, Pedro Flores relató su inmersión en el mundo del narco, sus nexos con El Chapo y cómo al final se convirtió en uno de los informantes más valiosos del Gobierno estadounidense.
A diferencia de los exnarcos que han testificado en el juicio de El Chapo, la historia de los hermanos Flores no comenzó en México ni en Colombia, sino en los suburbios de Chicago. A los 20 años su padre los involucró en el negocio familiar, la comercialización de substancias ilícitas que compraban a los cárteles de la droga de México.
Sin embargo, fue uno de los hijos de El Chapo, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, quien los puso en contacto con las figuras más poderosas del Cártel de Sinaloa. Así, Ismael “El Mayo” Zambada y El Chapo acordaron con los Flores que distribuirían su producto en el mercado más grande del mundo.
Mes con mes, los hermanos vendían dos toneladas de cocaína, que llegaba en camiones y en trenes. Juntos convirtieron al Cártel de Sinaloa en una de las organizaciones criminales más lucrativas del mundo.
Los hermanos Flores eran el cerebro de la operación en Estados Unidos, pero carecían del músculo armado de sus socios en México. Y un día, un hombre de El Chapo secuestró a Pedro Flores por una deuda que tenía. Entonces, Margarito viajó a México para hablar con El Chapo. En el camino, relata Pedro, Margarito vio a un hombre al costado del camino, desnudo y atado a un árbol, pero eso no lo desanimó. Consciente de su valor para el cártel, pidió a su líder ayuda para rescatar a su hermano; El Chapo concedió su deseo y lo invitó a ejecutar al secuestrador, Pedro dice que su hermano no lo hizo, pero de todos modos el hombre terminó muerto.
En otra ocasión, El Chapo los ayudó a liberar a su padre, que se hallaba secuestrado. El capo de capos envió una camioneta y una patrulla con 25 hombres armados, vestidos con los uniformes de una agencia federal mexicana que ya no existe y les regresó a su padre.
Pero el imperio de los hermanos Flores fue más bien corto y en 2008, tras la quiebra de la alianza entre El Chapo y los hermanos Beltrán Leyva, todo llegó a su fin.
Preocupados por las consecuencias de escoger un bando e incapaces de mantenerse al margen, Pedro y Margarito decidieron entregarse a las autoridades estadounidenses a cambio de protección; sus esposas estaban embarazadas.
Durante un tiempo, los hermanos Flores se convirtieron en agentes encubiertos de la Administración para el Control de Drogas (DEA, en inglés). Y con el propósito de recabar pruebas viajaron a México, donde se reunieron con El Chapo y El Mayo. Fueron las primeras pruebas frescas que obtenían las autoridades estadounidenses en contra de la persona que ahora se ha sentado en el banquillo de los acusados.
En venganza, el Cártel de Sinaloa secuestró y asesinó a su padre durante una visita que hizo a México, según reporta el periódico mexicano La Silla Rota. A pesar de ello, continuaron colaborando con la DEA.
Tras declararse culpables fueron sentenciados a 14 años en prisión, podrían salir libres en 2022, con una nueva identidad, bajo el programa de testigos protegidos.
A Guzmán Loera se le acusa de ser la cabeza de la organización criminal para la cual trabajaron los hermanos Flores, su testimonio lo podría condenar a pasar el resto de su vida en prisión, si el jurado lo encuentra culpable.