Inmigrante recibe protección de EEUU contra la tortura en Honduras

Encuentra no solo el alivio migratorio sino el amor en la patria que le da refugio

Marco Bonilla podrá acceder ahora a un permiso de trabajo. / foto: Aurelia Ventura.

Marco Bonilla podrá acceder ahora a un permiso de trabajo. / foto: Aurelia Ventura.  Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

Cinco años después de escapar de Honduras y cruzar la frontera sur de los Estados Unidos, Marco Tulio Bonilla Romero, pudo respirar con tranquilidad, su vida está a salvo. El gobierno estadounidense le otorgó una protección migratoria bajo la Convención contra la Tortura (CAT) que le permite permanecer en el país sin miedo a la deportación y con un permiso para trabajar.

“Mientras esperaba la decisión del juez de la corte de migración, empecé a sentirme muy mal, temblaba muy fuerte. Estaba muy nervioso. Mi abogada me palmeó la espalda para tranquilizarme. Todo va a estar bien, me dijo”, recuerda Marco Tulio.

Era la última audiencia en la que estaba por definirse si le daban o no el asilo político. Después de los testimonios, el juez abandonó la sala para tomar una decisión y les pidió esperar. Durante esos 15 minutos que duró la espera, pasó todo por la mente de Marco Tulio.

Sabía que si no le daban el asilo, tendría que regresar a Honduras. Aunque allá está lo más preciado que tiene, su familia, sus padres, y tres de sus cuatro hijos, volver, le podría costar la vida.

Marco Tulio Bonilla se puso feliz al conocer la noticia de que Estados Unidos lo va a proteger y no lo deportarán. (Photo Aurelia Ventura/ La Opinion)

Marco Tulio había dejado Honduras para evitar que lo mataran.

“Un policía drogado y alcoholizado me confundió con alguien más que al parecer había asesinado a uno de sus compañeros. Yo estaba con otros amigos en un quiosco, cuando me apuntó con una arma y disparó. Para mi buena suerte, la bala se le trabó y no salió”, recuerda.

“La gente que era testigo le gritaba al policía, que viera mis papeles que yo no era la persona que él creía. Después de rogarle, accedió a ver mis documentos. De la que te salvaste, me dijo. Pero me advirtió, la próxima quién sabe cómo me te vaya”.

Marco Tulio puso una denuncia contra el policía que lo atacó. 

Los policías en Honduras son bien corruptos y violentos, hacen lo que quieren y nadie les dice nada”, comenta.

Durante el desfile de las fiestas patrias del 15 de septiembre de 2013, cuando Marco Tulio cargaba a uno de sus hijos, se reencontró al policía que por poco lo mata, cuatro años atrás.

El inmigrante hondureño Marco Bonilla trabaja muy duro en la maquiladora de acabado de ropa. (Photo Aurelia Ventura/ La Opinion)

El agente policiaco iba custodiando a los muchachos que desfilaban.

“Se me acercó y me preguntó ‘¿cómo te llamas?’. Le di mi nombre. Y me contestó, si no fuera porque hay tanta gente y vienes con tu hijo, ‘mañana amanecías en las cañeras’ (campos de caña)”.

Marco Tulio se quedó muy preocupado porque en las cañeras todos los días aparecían dos o tres muertos.

Dice que las semanas siguientes fueron de mucha angustia.

“Él ya se había dado cuenta que yo lo denuncié. Eso no le gustó nada. Tomé conciencia de que el asunto con el policía no estaba terminado y que si seguía en Honduras corría mucho peligro”, dice.

Pocas semanas después del incidente, temiendo por su vida, dejó Honduras y a su familia.

El 29 de octubre de 2013 cruzó la frontera sur de Estados Unidos, y fue detenido por los agentes de la Patrulla Fronteriza.

“Me tuvieron detenido en un centro del ICE – Servicio de Migración y Aduanas – en el Valle Imperial por cuatro meses, hasta el 19 de febrero de 2014. Me dejaron salir con el pago de una fianza de 7,500 dólares”, comenta.

Marco Bonilla es gerente de una maquiladora de acabado de ropa en el condado de Orange. (Photo Aurelia Ventura/ La Opinion)

Marco Tulio cuenta que en busca de ayuda legal, primero vio un abogado que no lo ayudo, hasta que encontró a Frances Arroyo, una abogada en migración que es parte del equipo de la firma legal de Eric Price, quien tomó su caso.

Después de un proceso migratorio que se llevó aproximadamente tres años, llegó el día en que se decidiera su suerte. El hondureño estaba ahí esperando en la corte, temblando de miedo y haciendo memoria.

Cuando el juez salió con la decisión, se la soltó directo, “no le vamos a dar el asilo pero sí lo vamos a proteger porque sabemos que su vida está en peligro si regresa a Hondura. Puede quedarse en el país, no será deportado y tendrá un permiso de trabajo”.

“Sentí una tranquilidad bárbara”, confiesa Marco Tulio.

“Esto significaba que puedo permanecer en Estados Unidos, todo el tiempo que yo quiera, siempre y cuando me porte bien y respete las leyes”, dice.

[jwplayer]dmjnYjVC[/jwplayer]

Marco Tulio comenta que saberse que ya no es deportable, le cambió sus perspectivas. “Saqué mi licencia de manejo, y puedo conducir muy a gusto sin miedo”, dice.

“Aunque este alivio no me permite obtener la residencia permanente, podría obtenerla en un futuro si me caso, si viene una amnistía o se aprueba algún otro alivio”, afirma satisfecho.

Convenio contra la Tortura

La abogada Frances Arroyo explica que el Convenio contra la Tortura, protege a las personas que han sido víctimas de tortura por parte de gobiernos y agencias de policía en sus países.

Esto se pelea ante un juez, con una buena declaración del solicitante, evidencias, reportes policiacos y testimonios”, señala la defensora en migración.

Y añade que en el caso de Marco Tulio, él fue víctima de tortura por parte de un policía quien lo torturó al ponerle un arma encima, querer matarlo, y continuar amenazándolo de muerte.

El beneficio otorgado impide que sea deportado por el riesgo de tortura y asesinato en su país, debido a las amenazas recibidas”, indica.

Marco Tulio Bonilla y su pareja Sharon platican con su abogada de migración, Frances Arroyo. (Foto suministrada).
Marco Tulio Bonilla y su pareja Sharon Lebon platican con su abogada de migración, Frances Arroyo. (Foto suministrada).

Hace ver que no le dieron el asilo porque no lo sometió durante el primer año que marca la ley.

“Lo más importante es que al conseguir este alivio, Marco Tulio salva su vida al no tener que regresar a su país”, enfatiza.

La abogada Arroyo dice que dos días después del contundente fallo del juez a favor del hondureño, la fiscal del gobierno la llamó por teléfono para decirle que se estuviera tranquila que no apelaría la decisión.

Explica que este tipo de alivio no se da mucho porque para merecerlo, se requiere probar que la persona ha sido torturado en su país. “Generalmente se concede a personas que vienen de países en guerra civil como Iraq  y Siria”, observa.

Pero destaca que nadie se puede descartar, se tienen que revisar cada caso, independientemente del país, juntar los reportes, evidencias, escribir una buena historia de lo vivido, y pelearlo en la corte.

Doble triunfo

Marco Tulio no solo encontró alivio a su situación migratoria sino también el amor.

Cuando trabajaba como planchador en una maquiladora de ropa recién llegó al área de Los Ángeles, la dueña, Sharon Lebon, una mujer anglosajona y él se enamoraron. Ambos llevan una relación estable de varios años.

Marco Tulio ahora es el gerente de la maquiladora donde un día fue planchador.

En esta nota

deportación Inmigración inmigrantes indocumentados permisos de trabajo Tortura Videos violencia

Suscribite al boletín de Los Ángeles

Recibe gratis las noticias más importantes de Los Ángeles diariamente en tu email

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google Política de privacidad y Se aplican las Condiciones de servicio.

¡Muchas gracias!

Más sobre este tema
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain