Trump rebaja el tono y retrasa una posible declaración de emergencia nacional
Trump anticipó que su orden de emergencia nacional podría acabar en una larga batalla judicial en caso de ser declarada
El presidente estadounidense, Donald Trump, rebajó hoy el tono y retrasó una posible declaración de emergencia nacional para reasignar fondos militares hacia la construcción del muro fronterizo con México, una idea que había tomado fuerza en las últimas fechas.
“Lo que no estamos buscando hacer ahora mismo es declarar una emergencia nacional. No lo voy a hacer tan rápido”, dijo Trump a los periodistas en la Casa Blanca después de reunirse con expertos en seguridad fronteriza.
En sus declaraciones, Trump anticipó que su orden de emergencia nacional podría acabar en una larga batalla judicial en caso de ser declarada, motivo por el que prefiere no hacerlo ahora.
“Es la salida más fácil, pero el Congreso debería hacer esto. Si no pueden hacerlo, declararé una emergencia nacional, me demandarán y (el caso) será llevado al (Tribunal de Apelaciones del) Noveno Circuito y seguramente perdamos ahí”, describió el mandatario.
Esa corte, que tiene su sede en San Francisco (California), ya ha bloqueado dos órdenes ejecutivas del presidente, incluyendo el veto migratorio a los ciudadanos de seis países de mayoría musulmana.
Trump había reiterado en los últimos días que “probablemente” va a declarar una emergencia nacional para reasignar fondos militares hacia la construcción de un muro con México, una de sus promesas estrella, debido a la “crisis fronteriza” que vive Estados Unidos.
Desde el pasado 22 de diciembre, Trump ha insistido en incluir fondos para la construcción de la barrera fronteriza en los presupuestos federales, una propuesta que ha chocado frontalmente con la nueva mayoría demócrata en la Cámara Baja.
Según un estudio de la agencia S&P Global Ratings publicado hoy, el cierre parcial de la Administración, que este sábado bate un récord de duración, ha supuesto una pérdida de 3.600 millones de dólares desde su inicio y, de durar otras dos semanas, sumará 6.000 millones, un coste superior a los 5.700 millones que la Casa Blanca ha requerido para construir el muro con México.
No obstante, el plan de Trump para financiar el muro a través de una orden ejecutiva, que inicialmente fue vista como una medida radical entre los republicanos pero que podría poner fin a la parálisis administrativa, ha empezado a reunir apoyos entre los miembros de su partido, incluyendo al senador Lindsey Graham, uno de los más influyentes en la Cámara Alta.
“Señor presidente, declare una emergencia nacional AHORA. Construya un muro AHORA”, escribió hoy Graham en su cuenta de Twitter.
Pese a los apoyos mostrados, también ha habido críticas por la posibilidad de que con dicha declaración Trump pudiera derivar fondos destinados a las recuperación por desastres naturales, como los huracanes que azotaron a Puerto Rico el año pasado, a la financiación del muro con México.
Una de las organizaciones no gubernamentales más prestigiosas del mundo, Oxfam, condenó hoy esta posibilidad y criticó que Trump tenga en mente usar esta vía para conseguir su anhelado muro.
“Intentar redirigir el dinero de las necesidades reales de emergencia en Puerto Rico y en todo el país para un proyecto de vanidad es simplemente imperdonable, vergonzoso y desalmado”, consideró la directora de Asuntos Gubernamentales de Oxfam América, Linda Delgado, en un comunicado.
Lejos de seguir presionando, Trump reculó hoy en su intención y pidió al Congreso “que haga su trabajo”, a la vez que reclamó a la bancada demócrata que regrese a Washington y vote a favor de más fondos para la construcción del muro.
La mayoría de senadores y miembros de la Cámara de Representantes de ambos partidos se ha marchado a sus hogares, lejos de Washington, a pasar el fin de semana con sus familias como es habitual, a pesar de que el cierre administrativo parcial entró hoy en su vigésimo primer día.
El Gobierno de Trump afronta desde el 22 de diciembre el cierre del 25 % de la Administración, situación que afecta a unos 800.000 empleados que han dejado de percibir su salario y ha trastocado el funcionamiento de distintos espacios turísticos o las actividades de agencias a las que no se les han asignado nuevos recursos.
Las negociaciones entre Trump y los líderes demócratas del Congreso ha alcanzado un punto en el que ninguno de los dos bandos cede y se espera que el cierre parcial del Gobierno pueda durar aún varias semanas más.