Las lecciones que dejó el terremoto de Northridge en preparación para el “Big One”

Un terremoto mayor a magnitud 7 probablemente se producirá en "una falla que ya ha sido identificada"

Dos hombres observan los daños producidos en un complejo de apartamentos después del terremoto de Northridge el 2 de enero de 1994.

Dos hombres observan los daños producidos en un complejo de apartamentos después del terremoto de Northridge el 2 de enero de 1994. Crédito: TIMOTHY A. CLARY/AFP/Getty Images

La ciudad de Los Ángeles conmemora hoy el 25 aniversario del potente terremoto del vecindario de Northridge, que dejó al menos 57 muertos, unos 9.000 heridos y valiosas lecciones de cara a la amenaza de un gran sismo en el sur de California, el famoso “Big One”.

El movimiento telúrico de magnitud 6,7 en la escala abierta de Richter, que ocurrió a las 4:31 de la mañana el 17 de enero de 1994 en el Valle de San Fernando, se convirtió en el terremoto más dañino en la historia de Estados Unidos después del sismo de San Francisco en 1906 (7,9 grados).

“Esto despertó al público sobre cómo el peligro siempre está presente e iluminó a la comunidad científica sobre la amenaza que representa un terremoto”, dice John Vidale, profesor de la Universidad del Sur de California (USC).

Vidale, quien dirigió el Centro de Terremotos del Sur de California (SCEC), asegura que el sismo, de tan solo unos diez segundos, reveló valiosa información sobre cómo un terremoto puede desencadenar otro, y la extensión del fenómeno natural.

Además reveló datos sobre las fallas y las cuencas geológicas, entre otros descubrimientos, explica.

El temblor fue causado por la ruptura de una falla que hasta ese momento era desconocida y mostró la vulnerabilidad de los suelos y los edificios, incluidos apartamentos construidos sobre espacios de estacionamientos con mal apoyo, así como algunas estructuras de cemento y edificios con estructura de acero.

Un ejemplo de la fragilidad de esas estructuras fue el complejo de apartamentos Northridge Meadows en el que murieron 16 personas. Todas las víctimas vivían en el primer piso y fueron aplastadas por los tres pisos del edificio que cayeron sobre ellas.

La mayoría de las 57 víctimas fatales -cifra que posteriormente se ajustó a 72 al incluir a los que murieron de ataques de corazón, entre otras dolencias- quedaron atrapadas por sus viviendas o estaban conduciendo por autopistas elevadas que literalmente se partieron en dos.

Christine Goulet, directora ejecutiva de ciencias para proyectos especiales de SCEC, subraya que a partir del terremoto de Northridge los nuevos modelos desarrollados tienen en cuenta las condiciones vulnerables del suelo.

“Si puedes predecir con mayor precisión cómo se sacudirá el suelo, puedes diseñar mejor las estructuras”, resalta la investigadora.

Tras el sismo, las autoridades de California regularon los códigos de construcción y exigieron que se reforzaran los edificios antiguos.

No obstante, ingenieros como el profesor de USC, Gregg Brandow, advierten de que aún existe la preocupación por edificios de estructuras anteriores a las regulaciones, especialmente las que contienen acero.

“Muchos son vulnerables, especialmente si tenemos un gran temblor debido a una gran falla, porque se sacudirá mucho más tiempo que Northridge y el daño será mayor”, recalca.

En espera del “big one” como se le denomina a ese posible temblor de gran intensidad, la Alcaldía de Los Ángeles ha desarrollado recientemente planes para mitigar las debilidades identificadas en los últimos años.

Sin embargo Vidale señala que es muy difícil diseñar estructuras para soportar los cambios que ocurren justo en la falla que se va a romper y originar un terremoto.

Hoy mismo, se registró un sismo de magnitud 3,4 en Berkley, en el norte del estado, sin que se hayan reportado daños personales ni materiales.

Por ello, el experto recalca que no se puede predecir cuál será la próxima zona afectada, aunque aclaró que un terremoto mayor a magnitud 7 probablemente se producirá en “una falla que ya ha sido identificada”.

“Mi principal esperanza es que la falla que se rompa no cruce las líneas de vida críticas, ni afecte las autopistas principales ni el puerto”, insiste Vidale

En ese esfuerzo por salvar vidas, el Ayuntamiento angelino lanzó a primeros de mes “ShakeAlertLA”, la primera aplicación móvil del país que alerta con unos segundos de anticipación los terremotos.

El alcalde, Eric Garcetti, y legisladores californianos se reunirán con expertos para repasar una vez más las lecciones que dejó el desastre natural de 1994 y que más pasos se deben tomar para estar preparados.

En estos 25 años, California y Los Ángeles han invertido grandes recursos para tratar de que no se repitan las perdidas de más de 20.000 de dólares en ese entonces (35.000 millones actuales), el daño de más de 80.000 estructuras y el desplazamiento de 22.000 personas.

Vidale concluye que, aunque nunca se puede estar “completamente preparado para grandes terremotos”, Los Ángeles ha dado muchos pasos para “mejorar la situación”.


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