Por cuidar a una gata callejera se quedó sin poder caminar
En 2014, una joven llamada Gemma Birch fue de vacaciones a Portugal, en donde conoció a "Catarina", una tierna gatita de la cual se hizo cargo, sin imaginarse las terrible consecuencias que esto le dejaría
Gemma Birch es una joven de 24 años, originaria de Reino Unido, la cual jamás se imaginó que adoptar a una gata de la calle le traería graves problemas de salud.
En 2014, Gemma pasó unos días de vacaciones en Albufeira, Portugal, en donde se topó con una tierna gatita, la cual la estuvo siguiendo día y noche. La chica sintió pena por el animalito, así que la dejó entrar a su habitación, en donde cuidó de ella, dándole cariños y comida.
Gemma prácticamente había adoptado a la gata, incluso le puso nombre, “Catarina”; sin embargo, un par de días antes de volver a casa, la mujer comenzó a sentirse mal. Todo comenzó con vómitos e incluso, se desmayó en pleno vuelo de regreso.
Luego de aterrizar fue trasladada de inmediato a un hospital, en donde luego de varios estudios los médicos le diagnosticaron una intoxicación alimentaria provocada por consumir pollo crudo. Esto le extrañó a Gemma, pues al ser vegetariana, no consume ningún tipo de carnes.
Entonces los doctores le preguntaron si había estado en contacto con algún animal y ella les contó que estuvo mucho tiempo acariciando a “Catarina”, lo que hizo que los médicos replantearan su diagnóstico inicial, informándole que muy probablemente había contraído una bacteria que le había pasado la gata, la cual la pudo haber adquirido por comer alimentos en mal estado o por buscar comida entre la basura.
Birch fue dada de alta, pero horas después tuvo que regresar al hospital ya que sus piernas comenzaron a entumecerse. Luego de otros análisis, le informaron que padecía síndrome de Guillain-Barre, un trastorno neurológico que provoca que el sistema inmunológico ataque al sistema nervioso, precisamente provocada por una infección bacteriana.
Dicho problema le siguió avanzando a tal grado que a Emma le fue imposible caminar, teniendo que limitarse al uso de una silla de ruedas. Y no solo eso, perdió el control de sus intestinos y vejiga, y también le era imposible mover sus brazos pues se sentía muy débil.
La joven estuvo varios meses en rehabilitación y 14 meses después de este incidente, volvió a la normalidad.