La petición antiaborto del vicepresidente Mike Pence a la Corte Suprema
Mike Pence fue el primer vicepresidente estadounidense que acudió a una marcha antiabortista, una postura liderada por sectores cristianos conservadores
El aborto sigue siendo (cada vez más) una discusión polémica en Estados Unidos. Con la aprobación reciente de leyes estatales que se oponen al derecho de las mujeres a decidir si interrumpir su embarazo, las agrupaciones antiabortistas pretenden derogar el caso (Roe vs. Wade) que desde 1973 permite el aborto en todo el país.
El vicepresidente Mike Pence se ha sumergido este martes de lleno en el debate al instar a la Corte Suprema a pronunciarse sobre los abortos supuestamente basados en el sexo, la raza o una malformación del feto.
Pence, enemigo acérrimo de la ley del aborto, firmó una ley para acabar con el llamado aborto “selectivo” cuando era gobernador de Indiana. En ese momento, un tribuna de apelación bloqueó la medida.
La Corte Suprema pasó este martes la pelota diciendo que no intervendría hasta que no lo hagan jurisdicciones inferiores. Lo que sí respaldó la corte fue la ley estatal de Indiana que obliga a enterrar o incinerar los restos de un feto. Cinco de los nueve miembros de la Corte Suprema son conservadores y a dos de ellos los eligió Donald Trump.
Sin embargo, el despacho del presidente se mostró su optimismo hacia que, en “una fecha posterior, la Corte Suprema revise una de las varias leyes estatales que prohíben el aborto por cuestiones de sexo, raza o discapacidad”. Alyssa Farah, portavoz de Pence, dijo en un comunicado que Estados Unidos debe hacer lo mismo que “otros países en el mundo” que no permiten el aborto en estos casos.
No es la primera vez que Pence se pronuncia a este respecto. En 2018, durante un acto antiabortista en Nashville, el vicepresidente dijo que “si todos hacemos lo que está en nuestras manos, podemos restituir otra vez y en nuestro tiempo, lo sagrado de la vida”.
El Instituno nacional Latina para la salud reproductiva advirtió en su momento que el llamado aborto “selectivo” se estaba usando en Estados Unidos para restringir el acceso al aborto y para estigmatizar aún más a las mujeres que deciden interrumpir su embarazo.