Las históricas inundaciones que han “partido a Estados Unidos en dos”
La zona central de Estados Unidos ha enfrentado meses de inundaciones sin precedentes
Un acto de la madre naturaleza, el cambio climático o la mala administración de los sistemas fluviales. Esas son las explicaciones que se barajan para entender lo que pueden ser inundaciones sin precedentes en la región central de Estados Unidos.
Cualquiera que sea la razón, la devastación es severa y el costo económico, físico y emocional para la población local es considerable.
Doscientas hectáreas de la granja de Blake Hurst en la localidad de Westboro, Missouri, Estados Unidos, se encuentran bajo agua.
“En la primera racha de inundaciones, tuvimos más de 60 hectáreas bajo agua”, recuerda Hurst. “Muchas estaban sembradas, así que perdimos los cultivos”.
Eso fue en marzo, cuando las primeras tormentas intensas que cayeron sobre el centro del país se combinaron con la nieve derretida y los ríos inundaron las comunidades. “Ha sido una maldita cosa tras la otra”.
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Año histórico
Desde entonces, la zona central de EE.UU. ha tenido poco alivio de la lluvia. Mayo fue el segundo mes con más precipitación en la historia, desde que se llevan registros en el país.
Además de la lluvia, las tormentas trajeron consigo una serie de tornados, más de 500 en sólo el mes de mayo, según los informes preliminares del Servicio Nacional Meteorológico de EE.UU. (NWS, por sus siglas en inglés).
Y mientras tanto, los ríos y los lagos continuaron llenándose y creciendo hasta su punto más alto, rompiendo récords de años, desbordando diques y barreras, cubriendo carreteras, puentes y poblaciones. Se han registrado más de 35 muertes relacionadas a las inundaciones en la región, hasta ahora, según el NWS.
“EE.UU. está partido en dos a lo largo de cientos de millas”, dice Hurst, que es presidente del Departamento Agrícola de Missouri, al describir la extensión del agua desde el norte de Omaha, Nebraska, hasta más allá de St Louis, Missouri.
A partir del 10 de junio, unas 200 estaciones de aforo de caudal a lo largo de los ríos Mississippi, Missouri y Arkansas siguen reportando niveles de inundación, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
“Hemos visto más inundaciones en la pasada década que lo que hemos visto en décadas anteriores. Esto va más allá, es algo histórico”.
El científico de Ciencia Ambiental, profesor Samuel Muñoz, de la Universidad Northeastern, también indica que 2019 será un año histórico.
Es “inusual” ver este número de repetidas tormentas intensas y tiempo severo en una sola primavera en las Grandes Llanuras y el Medio Oeste de EE.UU., señala.
Parte podría ser a causa de El Niño -el evento meteorológico natural que trae las inusuales altas temperaturas de la superficie del mar hacia el Pacífico.
“Las condiciones de El Niño tienden a aumentar la precipitación y el tiempo severo sobre las zonas que se están inundando”, explica el profesor Muñoz.
“El cambio climático antrópico intensifica estas variaciones naturales, generando más lluvia durante la que ya ha sido un año mojado”.
Keith Hillman, director del equipo de manejo de emergencias en Vilonia, Arkansas, dice que su ciudad ha recibido más de 1,4 metros de lluvia desde enero.
“Es mucho más que la precipitación normal este año y cada vez que recibes tanta lluvia, tiene que finalmente irse a alguna parte”, expresa.
“El juez del condado me ha dicho que no cree que el río regrese a su nivel normal hasta después de julio”.
Cuando la BBC conversó con el señor Hillman, la semana pasada, su equipo se preparaba para la inundación del cercano lago Conway. En un momento dado, las autoridades informaron que los niveles de la represa del lago estaban subiendo a unos 30 cm por hora.
“Es difícil controlar a la madre naturaleza”, dijo Hillman con resignación. “Nos llegó nuestra hora”.
Pero la manera en que estos grandes ríos son administrados podría también estar contribuyendo a estas históricas inundaciones.
Administración fluvial
El sistema del río Mississippi contiene una compleja red de presas, diques y desagües, administrados por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU., cuenta el profesor Muñoz.
“Estas funciones de administración han enderezado, empinado y estrechado el río, y nuestras investigaciones han demostrado que esos cambios hacen que las inundaciones suban más alto y más rápido”.
No hay duda de que dichas estructuras se necesitan desde un punto de vista económico, pero el profesor Muñoz arguye que el problema yace en el hecho que esos sistemas fueron diseñados para un clima de mediados del siglo XX.
“A medida que el clima continúa cambiando, necesitamos entablar una conversación a nivel nacional y global sobre cómo vamos a vivir y trabajar en regiones poco elevadas”, comenta. “Si ignoramos este problema, nuestros sistemas de manejo de aguas seguirán abrumados -y nuestras presunciones de lo que está ‘a salvo’ de inundación continuarán siendo puestas a prueba”.
Contrario a otros desastres, la inundación -particularmente a esta escala- es de largo plazo, señala Lori Arnold, directora de la Cruz Roja Estadounidense del Gran Arkansas.
La Cruz Roja ha estado operando 10 refugios en Arkansas y otros estados aledaños. Además de proveer alimentación y un lugar seguro a cientos de personas, Arnold indica que los voluntarios también han estado ofreciendo servicios de salud mental.
Los residentes del Medio Oeste se enorgullecen de ser autosuficientes, dice Lori Arnold. Muchos tratan de sobrellevar las inundaciones en su propias casas hasta donde puedan. Pero este año las cosas han sido diferentes.
“Las personas que viven al margen de los ríos están acostumbradas a las inundaciones y escuchan sobre esto a todas horas”, anota Arnold. “Lo más difícil para ellos es el desgaste (de sobreexposición a las noticias) de inundación”.
Ella afirma que muchos residentes que están en los refugios le hablan de la reticencia de abandonar sus hogares debido a todas las veces que las advertencias oficiales han exagerado la situación.
“Así que, aquellos que sí se han ido están un tanto conmocionados porque habían quedado inmunes (a las advertencias)”.
El Mississippi y su afluente, el Missouri, conforman el mayor sistema fluvial en Norteamérica. Se anticipan inundaciones, pero 2019 recuerdan las peores.
En una instancia, los ríos crecidos han roto una represa y dramáticamente rebosado los diques en toda la región, como lo registra este tuit de @brianemfinger.
Much bigger than last check! Saw pieces of levee being swept away on the sides. @JimCantore @Ginger_Zee @KATVNews pic.twitter.com/7K7hDA0akM
— Brian Emfinger (@brianemfinger) May 31, 2019
“En nuestra parte del mundo, tu piensas en 1952, 1993, y ahora vamos a estar pensando en 2019”, afirma el agricultor Blake Hurst.
En 1993, después de persistentes tormentas durante la primavera y el verano, las aguas del Mississippi se desbordaron e inundaron más de un millón de kilómetros cuadrados en nueve estados. 50 personas murieron. Los daños ascendieron a $15,000 millones de dólares.
Llovió casi todos los días de junio y julio de 1993. Los pronósticos para 2019 prevén que habrá entre 33% a 55% de probabilidad de lluvias por encima del promedio sobre un suelo en el Medio Oeste que ya está anegado.
Esta semana, el Servicio Nacional Meteorológico emitió alertas de inundación para los ríos Missouri, Illinois, Ohio, Arkansas y Mississippi. Las aguas están bajando en algunos sitios, pero el NWS informa que 125 estaciones de aforo, desde Minnesota hasta Missouri, prevén una probabilidad de inundación del 50% o más desde junio hasta agosto.
El domingo, los niveles del Mississippi alcanzaron 14 metros -la segunda crecida más alta en la historia y apenas un metro por debajo del récord de 1993, según el NWS.
Por todo el Medio Oeste, el río está a punto de romper récords que están en vigencia desde 1927, si los niveles de inundación continúan durante el verano. La empresa internacional de servicios meteorológicos AccuWeather estima que los daños causados por la inundaciones del Mississippi y el Missouri ya ascienden a más de US$12.000 millones.
Limpieza y recuperación
Pero, con tal de que no se desarrolle otro sistema de tormentas severas “como que ya vamos cuesta abajo, espero”, dice Hurst, pero añade: “El que no hayamos tenido lluvia en unos días no significa que las casas de la gente están secas o que sus granjas no estén cubiertas de agua”.
Y algunas de las granjas inundadas, indica, todavía estaban lidiando con los daños de las inundaciones de 2011.
A medida que las aguas retroceden y hectáreas de tierra inundada emergen otra vez, empezará el largo proceso de limpieza. Las aguas descendientes dejan atrás metros de arena y lodo, basura y residuos, pero pasarán muchos meses antes de poder iniciar la limpieza debida, por no hablar de cuándo se podrá volver a cultivar.
Hurst dice que algunos agricultores creen que el cambio climático es lo que ha causado el tiempo extremo este año, mientras que otros culpan la inapropiada administración fluvial.
“No importa si nuestro problema es causado por mal manejo o cambio climático, tenemos que resolver cómo hacer las cosas mejor”, manifiesta.
“Dicho lo cual: ¿Habría algún tipo de administración del río que hubiera evitado la inundación de 2019? No. Nada hubiera podido evitar esto“.
Halle Kendal contribuyó a este artículo.
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