Enlace: Sin seguridad no hay país

María Luisa Arredondo es editora de Latinocalifornia.com

Este mes cumplo 30 años de haberme ido de mi entrañable Ciudad de México para emigrar a California. Fue una decisión muy difícil que aún hoy me produce emociones encontradas. El haber tenido que dejar a parte de mi familia, amigos, trabajo y todo mi entorno social y cultural aún me duele, pero debo reconocer que Estados Unidos ha sido un segundo hogar donde hemos podido encontrar no solamente mejores oportunidades sino la paz y tranquilidad que no tuvimos en México.

Como miles de mexicanos, mi esposo y yo decidimos emigrar con nuestros hijos por la violencia e inseguridad que sufrimos en carne propia en la década de 1980. No fue un episodio aislado sino varios que involucraron desde secuestros exprés hasta robos a mano armada en el negocio de mi papá y en la oficina de la revista donde yo laboraba.

En esos años el crimen se había disparado como consecuencia de la nefasta gestión de Arturo, “El Negro” Durazo como jefe de la policía de la Ciudad de México (1976-1982). Aunque sus excesos llevaron finalmente a su arresto bajo múltiples acusaciones de extorsión, evasión de impuestos, enriquecimiento ilícito, así como tráfico y posesión de armas y drogas, a partir de entonces la ciudadanía perdió la confianza en la policía.

Han pasado más de 40 años y desafortunadamente la situación no solamente no ha mejorado sino que incluso se ha agravado. Los recientes asesinatos de los estudiantes Norberto Ronquillo y Leonardo Avendaño han puesto en entredicho la capacidad del gobierno de Claudia Sheinbaum para cumplir con la promesa de combatir la impunidad y la inseguridad en la capital mexicana. Según cifras oficiales, en lo que va de este año han aumentado 250% los delitos de alto impacto con armas de fuego en varias alcaldías de la ciudad y 238% las denuncias de secuestro. Aunque son varias las causas de estos incrementos, una de las que más ha escandalizado a la opinión pública es el recorte de presupuesto en diferentes departamentos policiacos y en la Procuraduría General de la República (PGR).

Lo más descorazonador es que, ante las críticas que han pedido su renuncia, Sheinbaum niegue que haya una situación de crisis y López Obrador la defienda diciendo que “no está sola”. Por supuesto que la jefa de Gobierno no está sola. Es evidente que cuenta con todo el respaldo del presidente. Los que desafortunadamente están solos y vulnerables son todos los ciudadanos que a diario tienen que enfrentarse a la posibilidad de ser víctimas de la delincuencia.

Solo queda esperar que, en lugar de victimizarse, el gobierno de Sheinbaum haga los ajustes necesarios para hacer más eficiente la prevención del crimen y la procuración de justicia para que los delitos cometidos no queden impunes. De otra forma, no puede haber ciudad, ni país ni Cuarta Transformación.

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