Lo atraparon con 505 kilos de coca, pero este error de las autoridades hizo que un juez lo liberara
Al detenido sólo lo procesaron por dos kilos de cocaína, y después lo dejaron ir
Los militares le pidieron una orden de cateo a dos jueces, y ninguno se las dio. Crédito: RAUL ARBOLEDA/AFP
El año pasado, el ejército hizo el mayor decomiso que jamás se haya hecho en Sinaloa, México. Sin embargo, el único detenido que hubo salió libre.
Las autoridades lograron confiscar 505 kilos de cocaína en un estacionamiento que era propiedad del detenido, José Antonio “N”, quien sólo fue procesado por 2 kilos de coca.
El problema fue que el resto de la droga fue decomisada de manera ilegal. Por lo tanto, el juez ordenó la inmediata liberación de José Antonio.
Además, el juez también agregó que el imputado fue detenido dentro de una propiedad privada, pero sin que se le acreditara flagrancia, por lo que la intromisión del ejército fue ilegal, lo que invalidó la detención, las pruebas obtenidas durante el arresto y las investigaciones realizadas posteriormente.
A través de una denuncia anónima, los militares acudieron al estacionamiento de José Antonio, donde vieron a este último cargando unos paquetes a vehículo. Al percatarse de la presencia de los militares, intentó huir en otro auto, pero fue atrapado por las autoridades.
Los soldados resguardaron el lugar porque sabían que había más droga en un sótano, aunque no podían entrar porque no tenían orden de cateo.
A pesar de que solicitaron dicha orden dos veces a dos jueces diferentes, ninguno se la autorizó, por lo que los militares decidieron entrar, pues temían que un grupo armado llegara al lugar a recuperar la enorme cantidad de coca.
Con todo esto, el juez decidió que dejaran libre a José Antonio, debido a que se violaron sus derechos fundamentales y el derecho a la inviolabilidad de su domicilio, pues los militares entraron a su estacionamiento al verlo cargar unos paquetes, pero sin saber exactamente qué contenían.
Es decir, sin estar seguros de que estaba cometiendo un delito.
El juez dijo que, si el detenido hubiera tenido un arma, la cosa hubiera sido diferente, y en ese caso sí hubiera estado conforme a la ley que los soldados ingresarán al domicilio.
Así fue como José Antonio quedó libre después de estar recluido durante un año en el Centro Penitenciario Aguaruto.
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