Migrantes mexicanos piden ayuda a diputados de su país
Empresarios y repatriados se quejan de maltratos y poca colaboración de México con sus emigrados a EEUU
MÉXICO – Fue una catarsis. No porque ellos estuvieran en la Cámara de Diputados, la mayoría de esos activistas, empresarios y defensores de comunidades migrantes tienen años y años dando vueltas por el congreso mexicano, donde los han llamado héroes y salvadores de la Patria. El problema es que ahora ninguno de los legisladores a quienes daban sus quejas los llamó así.
Más bien, los tres diputados que asistieron para escucharlos tomaban notas, se echaban porras a sí mismos, a ratos se ausentaban y los problemas de los migrantes en Estados Unidos parecían desvanecerse en la retórica… ¡Otra vez!
Que está por desaparecer el Programa 3×1, con el cual apoyaban a sus comunidades de origen; que es injusto que el nuevo gobierno de la Cuarta Transformación (4T) llame a todos los líderes de organizaciones sociales “corruptos”, mientras se apañan las remesas con jugosas comisiones; que los cadáveres van a las fosas comunes por falta de dinero para la repatriación, que les roban, los deportan y todo está peor para ellos.
Particularmente en las aduanas, detalló el empresario Luis Barajas. Los paisanos quieren hacer donaciones, llevar y traer productos (“para algo son binacionales”) y, a cambio, los funcionarios no hacen más que extorsionarlos, incluso con más ambición que en los periodos presidenciales de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox…
“Antes era móchate con algo, ahora es móchate con todo”, lamentó Barajas. “Muchos no se saben defender y pierden todo y por eso creemos que hace falta que los migrantes estemos en las aduanas”.
La lista de agravios y la exposición de posibles soluciones siguieron. No siempre con creatividad, pero ahí estaban: el legislativo tiene que arreglar en las leyes las imperfecciones que se vuelven en contra de la comunidad de mexicanos en el exterior así como contra los repatriados, que no faltaron.
Presente Efrén Gonzalez, deportado en 2018, con una vida rota y un acento inglés, para explicar que no encuentra trabajo y que su negocio –en asociación con otros migrantes– nada más no logra vender las playeras que diseñan en un taller de serigrafía. “Ojalá saquemos de aquí algo”, dijo aventurando posibles compradores. Y no cualquier tipo de comprador. Un cliente de curul.
La diputada Claudia Domínguez dijo que se tenía que ir poco antes de la propuesta, pero prometió que buscaría hacer algunos proyectos de ley y promoverlos para que prosperaran en la Comisión de Migración; Libier González, la única diputada migrante en el congreso (vive en Los Ángeles) carraspeó un poco y volvió a tomar notas. “Yo he hecho mucho por nuestras comunidades”, insistió.
Katya Cavazos, una activista oriunda de Nuevo León, recordó que no pueden hacer a un lado e ignorar el drama centroamericano que ahora mismo arroja a la cara a los regios que algo está mal, mientras el gobernador Jaime Rodríguez prometió, el muy “Bronco”, que iría a buscar a los indocumentados hasta en el último rincón para echarlos. “Algo no está bien aquí”, recordó poco antes de que finalizara el evento. El foro de desahogo.