Madre cuenta la experiencia que vivió con su hijo con el objetivo de prevenir los ahogamientos
Estar al pendiente de los niños es la clave para evitar accidentes en las albercas
Mireya Rodríguez, de 45 años de edad, recuerda vívidamente cuando la vida de su hijo Sebastián Miguel Fernández cambió drásticamente tras un incidente que enfrentó a sus cortos 14 meses de nacido.
La madre contó que era un 8 de diciembre de 2015 cuando tras llegar del trabajo, se puso a preparar la comida. Mientras, su hija y su sobrina cuidaban del pequeñ Sebastián.
“Como estaba haciendo viento, el aire abrió la reja que cerraba la cerca de la alberca y no me di cuenta”, contó la residente de Simi Valley, una ciudad en el Valle de San Fernando.
Minutos después, al buscar a su hijo, Rodríguez dice que lo encontró boca abajo en el jacuzzi del patio.
“Yo empecé a gritar y llegó una vecina que es enfermera y empezó a darle los primeros auxilios”, recordó “Después llegó la ambulancia y se lo llevó”.
Ya en el hospital, a la madre del pequeño le dijeron que su hijo había estado varios minutos sin pulso, lo que le había ocasionado daños severos e irreversibles.
“En el hospital nos dijeron que el niño iba a tener problemas del cerebro e iba a quedar en estado vegetativo… Nos recomendaron que sería mejor desconectarlo”, añadió Rodríguez.
La familia no estaba dispuesta a perder al pequeño Sebastián, quien aún se aferraba a la vida.
Su mamá dijo que el niño estuvo internado casi tres meses hasta que le dieron de alta en el Centro Médico Adventista de Simi Valley.
“Nos habían dicho que no iba a mirar pero si ve. No puede hablar, ni caminar pero sí [nos] entiende”, indicó y añadió que su pequeño Sebastián ya tiene 4 años de edad.
Tanto la familia, como Rodríguez, se culpan por el incidente que le ocurrió al niño y el cual nadie pudo prevenir a pesar de que ese día había varias personas en la casa.
“Mi hija de 15 años también se siente muy mal y esto le ha afectado mucho”, reconoció la mujer.
Estos son incidentes difíciles de predecir.
Se estima que una de cada cinco personas (el 20%) que mueren por ahogamiento son niños de 14 años o menos.
Estadísticas del Centro para el Control de Enfermedades (CDC) informan que de 2005 al 2014, hubo un promedio de 3,536 ahogamientos no intencionales fatales (no relacionados con la navegación) en Estados Unidos. Esto es equivalente a 10 muertes por día.
Al igual que en muchos casos, Rodríguez asegura que el incidente pasó en cuestión de segundos y ella jamás pensó que esto le podría ocurrir a su familia.
“Por eso siempre hay que estar mirando dónde están los niños y asegurarnos que esten cerradas las cercas”, dijo Rodríguez.
Ahora la madre de familia se encarga de informar a otras personas para prevenir tragedias como la que le ocurrió a Sebastián, quien fue diagnosticado con lesión cerebral anóxica, debido a que las células de su cerebro no recibieron suficiente oxígeno al momento del accidente.
Aún se desconoce el futuro de su condición pero su madre dijo que el niño está en terapia para aprender a hablar y posiblemente caminar con una andadera.
Sus palabras hasta el momento son “mom” (mamá) para llamar la atención de su madre y “¡Ay!” cuando algo le duele. Rodríguez asegura que en general su hijo es un niño feliz y que entre su comida favorita están las tortillas hechas a mano.
¿Cómo prevenir los ahogamientos?
Para prevenir ahogamientos la Clínica Mayo recomienda que en los hogares las piscinas y jacuzzis siempre estén cercados, que haya un sistema de alarmas y si es posible cámaras de seguridad. También se recomienda que se mantenga un equipo de emergencia a la mano que incluya un lazo y/o un gancho de largo alcance.
A los padres de familia se recomienda que aprendan primeros auxilios (CPR), que nunca dejen desatendidos a los niños en las piscinas, que mantengan un teléfono a la mano cerca de la piscina y que los niños aprendan a nadar lo más pronto posible. De no saber nadar, se recomienda que los niños utilicen chalecos salvavidas.