Adoptaron a 38 niños y todavía quieren más
Si bien muchos vecinos y amigos están conmocionados por la cantidad de niños que tienen los Briggs, la mayoría de la gente los apoya
Son las 7 a.m. en la casa de Briggs. Platos de papel con 25 nombres escritos con marcador negro descansan en la gran isla de la cocina antes de que comience el desayuno en la casa de West Virginia.
Jeane y Paul Briggs son algo más que una familia numerosa. Con 38 niños, 32 de los cuales son adoptados y 25 todavía viven en casa, todo tiene que ser programado al milímetro en su día a día.
Hay horarios establecidos para la educación en el hogar, el tiempo de juego y la siesta de los niños. Hay un método para lavar la ropa y una tabla para tareas como pasear al perro, ayudar a cocinar o limpiar.
Es la única forma en que los padres y sus docenas de hijos pueden mantenerse estables y no enloquecer.
“Tenemos un sistema para ayudarnos a aliviar el trabajo de manejar a todos estos niños”, explicó Jeane, de 62 años, a Inside Edition. “Probablemente soy muy TOC y necesito organizarme. Y la organización es buena en una familia numerosa. Los niños cuando entran en la familia se dan cuenta de eso. Y todos saben que es necesario ser extremadamente organizados o tendremos caos ”, detalló.
Una casa llena es un eufemismo, pero Jeane y Paul, de 64 años, adoran la vida que han construido para ellos y su familia. No era uno que inicialmente esperaban, pero ahora no podían imaginarlo de otra manera.
Saben que el futuro de sus hijos, adoptados de Ghana, México, Ucrania, Rusia y Bulgaria, habría sido muy diferente. “Para muchos de nuestros niños, les hemos dado la oportunidad de vivir. Muchos de ellos habrían muerto en sus paíse”, reconoce Jeane.
Aunque Jeane admite que nunca esperó tener tantos hijos, sí soñaba con la adopción desde muy joven. Ella solo quería encontrar el compañero adecuado para hacerlo.
Jeane conoció a Paul en el campamento de verano cristiano cuando tenía 14 años.
“Fue una semana larga … y en el primer día, en el primer taller, me fijé en ella. Ella también se fijó en mí, y encontramos razones para hablar y desde ese primer día, hemos estado juntos “, contó Paul.
Al principio, Jeane quería asegurarse de que al hombre con el que estaba le gustaran los niños, por lo que no dudó en poner a prueba a Paul.
“Mi primera cita con él fue un trabajo de canguro para poder saber si sería bueno con los niños”, recuerda Jeane. “Lo fue y el resto fue historia”.
La pareja se casó en diciembre de 1976. Tenían tres hijos biológicos antes de adoptar a su primer hijo en 1985. El niño es Abraham, entonces de 2 años, originario de México.
No era algo que hubieran planeado. Jeane visitó el país en un viaje misionero y regresó para contarle a Paul la historia de un huérfano ciego que le “llegó de su corazón”. Adoptaron a Abraham y nunca miraron hacia atrás.
Muchos de los niños que llegaron a la familia Briggs tienen necesidades especiales. Jeane comenzó su carrera como enfermera y le apasiona cuidar a quienes más lo necesitan. Muchos de esos niños eran menores que estaban siendo evaluado médicamente para ser adoptados y al tener problemas nadie más quería adoptarlos. Pero ella y Paul le dieron una oportunidad a eso niños que tanto la necesitaban.
Los problemas de los niños van desde autismo severo hasta paladar hendido y problemas cardíacos.
A medida que su familia ha crecido, los Briggs han ajustado su hogar para acomodar los cambios. A lo largo de los años, han expandido su casa de 2,400 pies cuadrados a 5,000. Han agregado baños y modificado la cocina varias veces. En su propiedad, hay dos piscinas y dos camas elásticas, así como un aro de baloncesto en el camino de entrada y un campo de fútbol en el patio delantero.
Mientras Jeane se queda en casa para enseñar a los niños, Paul trabaja como técnico informático, pero generalmente está en casa para cenar. Su empresa le ha ayudado mucho a financiar las adopciones de los niños, dándole $10,000 dólares por cada uno. La familia también aprovecha el crédito fiscal de adopción cada año, pero dice que no recibe ninguna ayuda del gobierno.
Aún así, los gastos se suman. Su factura semanal de alimentos es de $1,100 dólares. Raramente se van de vacaciones o comen fuera, pero está claro que todos se sienten felices de estar en casa unos con otros.
La prioridad número uno de Jeane y Paul es poder proporcionar una vida para sus hijos que sea satisfactoria.