Evita Dubon, embajadora única del folclore de Guatemala en L.A.
Por décadas ha promovido la cultura del país centroamericano como una manera de sentirse cerca de su patria
A sus 85 años, Evita Dubon tiene energías para rato ya que no le duele nada y goza de cabal salud. Esta octogenaria se da el lujo de bailar, enseñar las danzas de su natal Guatemala a los integrantes del ballet folclórico “Mi Bella Guatemala” -que fundó hace más de 20 años- y hacer presentaciones a donde la inviten.
Desde que llegó a Los Ángeles a los 51 años, se ha dedicado a promover la cultura de Guatemala, tiene infinidad de trajes típicos de su país y una amplia colección de artesanías y objetos tradicionales. En realidad, ha montado un pequeño museo en su casa en el oeste de Los Ángeles dedicado a honrar a su patria.
“Todo esto hace que no me sienta lejos de Guatemala”, dice esta incansable inmigrante guatemalteca.
En su hogar guarda vestidos tradicionales, tapetes, sombreros, una marimba, artesanías, juguetes típicos, pinturas, instrumentos musicales, insignias religiosas, dulces, trastes y hasta símbolos patrios. Todo traído de Guatemala.
Madre de siete hijos, de los que le viven seis que son Silvia, Miriam Virginia, Vilma, Estuardo, Sandra y Eric. Evita vino a la urbe angelina cuando sus hijos ya eran adultos. Aquí en Estados Unidos radican dos de sus hijos.
“Pude venir antes, pero no lo hice porque cuando dejas a los hijos muy chiquitos por venirte a trabajar a Estados Unidos, luego te lo reclaman”, dice.
Su primer trabajo cuando emigró finalmente a Los Ángeles, fue como niñera en una casa. “Antes de contratarme, me preguntó mi futura patrona cuál era mi experiencia. Le dije, pues nada más crié siete niños, mis propios hijos”, recuerda que contestó.
“Me encargué de cuidar a una niña hasta sus tres años. La cuidaba mejor que si fuera mi propia hija. Siempre he pensado que con lo ajeno, uno tiene que ser más cuidadoso. También limpiaba toda la casa y hacía la comida. Descansaba un día a la semana. Cuando me dijeron que iban a tener otro hijo, renuncié. Era demasiado trabajo. Un día más que siguiera ahí, iba a envejecer de la noche a la mañana de lo cansada que estaba”, dice.
De ahí se fue a trabajar a un hotel para ancianos. ”También ahí me explotaban porque yo hacía el turno de las personas que eran las dueñas del trabajo. Ellas me pagaban una parte de lo que a ellas les correspondía sin trabajar. Ahí me lastimé las vertebras al cargar a los ancianos enfermos”, comenta.
Evita se hizo residente legal en el año 2002. En 2009 se convirtió en ciudadana de los Estados Unidos.
Pero casi desde que emigró, se unió a la Asociación de Fraternidades Guatemaltecas como encargada de la cultura. “En esa época eran más de 50 fraternidades”, dice.
En Guatemala se había graduado de maestra de educación física en la Escuela de Educación Física. También estudió Artesanías y Belleza en la Escuela Municipal Metropolitana de su natal Guatemala.
Así que con sus antecedentes de maestra de educación física y conocedora de las artesanías de su patria, el baile se le dio natural.
“Cuando estaba en la Asociación de Fraternidades Guatemaltecas, era requisito que presentáramos un danza. Ahí comenzó todo”, recuerda.
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Durante más de diez años fue parte del ballet folclórico guatemalteco Ranima Binek y le dio mucho realce al hacer las coreografías y comprar trajes. En 1998, creó el ballet folclórico “Mi Bella Guatemala”.
Pero no contenta con presentarse en diversos escenarios de California y Nevada, en universidades, escuelas, colegios, bibliotecas, ciudades, ferias, teatros, desfiles y donde la inviten, a través de los años se dio a la tarea de coleccionar artesanías y objetos típicos de Guatemala. También empezó a comprar trajes y prendas típicos de las diversas regiones de su patria.
“Aquí conseguí una marimba. La encontré un garage toda arrumbada y hecha pedazos. Yo la reconstruí”, dice.
Las piezas artesanales y las vestimentas la ha traído a lo largo de los años en sus viajes de Guatemala. Evita tiene hasta unos palos de lluvia, una especie de largo tubos de madera tradicionales que al moverse asemejan el ruido de la lluvia al caer.
“Me siento muy contenta de ser promotora de la cultura guatemalteca. Eso me da vida y muchas ganas de vivir. Mi ballet “Mi Bella Guatemala” se presenta todo el año. Vamos a donde nos inviten”, dice esta madre y abuela, orgullosa de ser 100% chapina y de llevar Guatemala en el corazón.
Para Evita, el Mes de la Hispanidad es muy importante porque le recuerda que la independencia de Guatemala se dio en paz.
“Les pido a los guatemaltecos que viven en este país, que conserven su cultura, sus raíces; y enseñen a sus hijos, la cultura y tradiciones del país”, dice.
En el verano de 2012, Evita recibió el reconocimiento de Ciudadana Distinguida por el Comité de la Semana del Guatemalteco proclamada por el condado de Los Ángeles desde el año 2002.