Escasez de médicos latinos en California afecta a regiones pobres 

Los pacientes valoran como muy importante la comunicación en su propio idioma; en Estados Unidos casi 25 millones de personas se consideran con dominio limitado del inglés

Doctor Ezequiel Dávila aparece con dos  enfermeras.

Doctor Ezequiel Dávila aparece con dos enfermeras. Crédito: Impremedia

El estado de California ha expandido la cobertura de salud a un número récord de residentes, pero al mismo tiempo se enfrenta a una crisis: la escasez de médicos latinos, quienes conforman el 40% de la población.

De acuerdo con un informe reciente de la Iniciativa de Póliza y Política Latina (LPPI) de UCLA, en Estados Unidos hay aproximadamente 25 millones de personas que se consideran con Dominio Limitado del Inglés (LEP, por sus siglas en inglés). Casi el 28% de esta población (7 millones) vive en California.

Arturo Vargas Bustamante, catedrático de LPPI en UCLA.

Según el estudio “Escasez de médicos latinos en California: La perspectiva de los pacientes”, de Arturo Vargas Bustamante, profesor asociado en el Departamento de Políticas y Gestión de la Salud en la Escuela de Salud Pública Fielding de UCLA, los latinos representan menos del 12 por ciento (un total de 947) de los médicos graduados de las escuelas de medicina del estado.

“No hay suficientes médicos latinos para cubrir las necesidades de atención de una comunidad latina en crecimiento”, declaró Vargas Bustamante. “Hay muchas zonas en el estado, sobre todo en el Valle Central, donde la atención primaria corresponde a residentes latinos”.

Al ritmo actual, tomaría casi 500 años alcanzar un punto en el que la cantidad de médicos latinos sea proporcional a la cantidad de pacientes de este grupo étnico. Los blancos son el 42% de la población, pero tienen el 39% de médicos graduados, y en el caso de los asiáticos, ellos son el 15% de los habitantes, pero en cambio son el 41% de los graduados en medicina.

Doctor Daniel Welburn atiende a sus pacientes en un perfecto español.

“Estamos mal, en el sentido de que no se forman suficientes médicos latinos para cubrir la demanda de atención”, dijo.

De hecho, datos oficiales de la California Healthcare Foundation indican que, por región, el Inland Empire y el Valle de San Joaquín tienen el menor número de médicos de atención primaria y especializada, a diferencia de otras zonas del estado. Los números no reflejan cuantos son doctores que hablan español.

El asunto del idioma

El catedrático dijo a La Opinión que la atención es mejor cuando el médico es latino o puede hablar español con sus pacientes, aunque reconoció que, desafortunadamente, no hay suficientes médicos educados en California que puedan cubrir esa demanda de atención, y no hay suficientes médicos que cubran las zonas donde hacen falta.

A esta problemática se le añade que los pacientes con dominio limitado de inglés enfrentan desafíos para comunicarse con los proveedores de atención médica, lo que afecta negativamente sus experiencias de atención.

“Una buena comunicación es importante para nosotros como pacientes”, consideró Nancy Marroquín, ama de casa que acudió a la Clínica Médica Familiar y Dental de Montebello, junto con su hija. “Mi niña me ayuda como traductora cuando no entiendo algo, aunque también recibo ayuda de las asistentes bilingües de la clínica”.

Vargas Bustamante señaló que, aunque son muchos factores los que determinan la salud de las personas, un factor relevante es la atención médica que reciben, por ejemplo, cuando se realiza la detección temprana de enfermedades como la hipertensión que, de no atenderse a tiempo, puede desembocar en peores condiciones y las consecuencias son mayores.

“Muchas personas terminan en las salas de emergencia de los hospitales y a veces ya hay muy pocas cosas que se puedan hacer, además, la atención médica resulta más costosa”, agregó. “Entonces, indirectamente la escasez de médicos al final de cuentas afecta la salud de las personas porque no reciben atención en etapas de prevención”.

El estudio piloto que condujo Vargas Bustamante junto con Lucía Félix Beltrán y Evelyn González-Figueroa mostró que las experiencias positivas de atención del paciente con el proveedor de cuidado médico son el resultado de su capacidad para hablar español, el establecimiento de confianza a través de habilidades interpersonales como la empatía, paciencia, compasión y concordancia étnica.

Otros problemas sistémicos que contribuyen a las experiencias de atención del paciente requieren una mayor exploración, como la alta rotación de proveedores, la efectividad de los servicios de interpretación en la comunicación paciente-proveedor, el papel de la aculturación en la interacción paciente-proveedor y los roles específicos de las habilidades interpersonales, la empatía y compasión por las experiencias de los pacientes en atención primaria y especializada.

Yo creo que cuando hablamos el idioma de la gente, también empezamos a entender más de su cultura”, expresó el doctor Daniel Welburn, cuya especialidad es la práctica de medicina familiar. “Si no lo hacemos, siempre habrá una barrera si entre lo que enseñamos y lo que entendemos es verdad”.

Welburn, quien domina a la perfección el idioma español, destacó que cuando la comunicación doctor-paciente fluye en ambas direcciones, eso ayuda a los hispanos a practicar el idioma inglés y a los norteamericanos a saber que tienen que aprender español.

“La verdad es que, entender la cultura es todavía más importante que las palabras”, agregó el doctor Welburn. “Simplemente, sin aprender la lengua es más difícil aprender la cultura”.

Y, basado en sus hallazgos, experiencias y calidad de cuidado para pacientes que hablan español, el estudio del profesor Arturo Vargas Bustamante indica que todo podría mejorar si los gobiernos y las organizaciones de cuidado de salud aumentan la oferta de proveedores de atención primaria con capacidad lingüística.

Incluso, sugiere la capacitación de todos los proveedores con habilidades interpersonales como empatía, compasión y paciencia, ya que estos factores están relacionados con una mejor comunicación y adherencia a los medicamentos y mejorar la competencia cultural entre los proveedores que tratan a pacientes latinos con limitantes en inglés.

Esta historia es parte de una serie de artículos sobre la desigualdad económica en California que se está realizando con el auspicio de la fundación James Irvine.

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