Se desploma en el aeropuerto al ver a esposa e hijos después de ser separados por el gobierno
Nadie en su familia creyó que volverían a estar unidos otra vez, después de ser separados por el gobierno
En momentos tan delicados como los que hemos vivido este 2019, que está a punto de terminar, no hay que perder la esperanza. Ha sido un año en el que hemos visto a miles de familias separadas por las leyes fronterizas.
Según informa la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) un total de 5.460 niños fueron separados de sus familiares.
Una situación difícil, inhumana y muy complicada de solucionar.
La organización defensora de los derechos civiles inició demandas ante los tribunales, dentro de un programa que puso en marcha para ubicar a todas las familias afectadas y verificar que los niños se vuelven a reunir con sus parientes.
En algunos casos parece imposible, pero no hay que perder la esperanza. Cuando es difícil creer que familias separadas por guerras y conflictos políticos jamás se podrán encontrar, merece la pena recordar uno de los casos más emotivos que conmovió al mundo hace pocos años.
En 2012, una esposa embarazada llegó a Fort Worth, Texas, con sus dos hijos. Alik llegó huyendo de la guerra que había devastado su aldea. La mujer tuvo que dejar atrás a su esposo, Dyan, que estaba atrapado en un campo de refugiados en el norte de África.
No creía que volvería a ver a su familia.
Pero el empeño de gente con un gran corazón es capaz de todo, hasta de eliminar las distancias y conseguir unir a una familia separada, destrozada por los conflictos bélicos.
Dos mujeres, Molly y Mary Claire, se inscribieron como voluntarias en Caridades Católicas, una de las agencias de reasentamiento de refugiados más grandes de Texas.
Allí conocieron a Alik y a sus hijos, supieron de su situación y se fijaron la meta de encontrar a su esposo y traerlo a los Estado Unidos.
Lo consiguieron. No fue fácil y fueron muchos años de lucha, de hablar con abogados, políticos, de intentar conseguir lo imposible. Pero se pudo.
No hay que desistir, las buenas cosas a veces suceden.