Gobierno de AMLO va contra el “supremacismo blanco” en EEUU

MEXICO.- El gobierno mexicano identificó como “la más alta prioridad” en política exterior el combate al “supremacismo blanco” en Estados Unidos y en voz del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard,  prometió ir en 2020 en contra de las redes xenófobas que ponen la raza como principios de superioridad y están organizadas, con capital e intercomunicadas.

Y, sobre todo, han puesto en la mira a los mexicanos. El incidente de El Paso ocurrido el pasado 4 de agosto en el que murieron ocho mexicanos, “no es un asunto aislado”, dijo Ebrard —quien ha promovido que el hecho sea considerado un acto terrorista —, sino que parte de una doctrina a la que hay que combatir: “Una lucha cultural”, advirtió.

¿Cómo lo hará? Adelantó poco durante la XXXI Reunión Anual de Cónsules y Embajadores, aunque confirmó que está trabajando en ello con el Buró Federal de Investigaciones (FBI) que reconoce un incremento del 17% en los crímenes de odio, así como con  otras instancias en la Unión Americana.

El año pasado México firmó un memorándum de entendimiento  con la Liga Antidifamación Judía, a través del cual trabajarían en conjunto para capacitar a funcionarios mexicanos en 24 ciudades de EEUU para detectar agresiones y crímenes de odio y denunciarlos.

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Pero hace falta ir más allás, advierten organizaciones civiles de origen mexicano que ha sido agredidas o han visto ataques de corte racial. “México tiene que ser más agresivo legalmente”, coincidieron Isabel García, de la Coalición de los Derechos Humanos de Arizona, y Emma Lozano de Familia Latina Unida, en Chicago.

“El gobierno mexicano tiene que ser muy serio si dice que va a combatir el supremasismo blanco”, precisa Lozano.

Durante el sexenio de Felipe Calderón (2006- 2012), el mandatario anunció la creación de una “Liga Antidifamación de Mexicanos”, inspirada justamente en la judía, que nunca se consolidó y quedó en un sueño de buenas intensiones a la sombra de la tensión crecienTe.

La Iglesia sede de Familia Latina Unida, Pueblos sin Fronteras, por ejemplo, ha sido blanco de 10 ataques en los últimos tiempos, desde que la confunden con otra organización del mismo nombre que ha apoyado a las caravanas de centroamericanos hacia EEUU  y porque ha sido punta de lanza del Movimiento Santuario para albergar a casos desesperados de deportación como ocurrió con la activista Elvira Arellano.

“Los supremacistas se meten y quiebran las puertas y ventanas y hacen pintas para subirlas a redes sociales y congraciarse de que nos están intimidando”, detalla Emma Lozano. “El último ataque fue hace tres semanas: dos hombres de unos 40 años en un carro, tiraron agua a gente que traía juguetes para los niños, pero bien podrían subir el nivel de ataque y hacerlo con ácido, porque no los están controlando”.

Antes de la más reciente agresión,  dos hombres vestidos con botas y largos abrigos rompieron puertas; previamente un hombre se coló hasta donde un grupo de mujeres y niños hacían estudios bíblicos para exigir que hablaran en inglés no en español. Lozano reportó el incidente  a la policía, pero ésta no lo agarró hasta que ese mismo hombre atacó a una sinagoga.

“Fue a la cárcel pero  lo liberaron poco después  porque esas organizaciones tienen dinero y poder”, advierte Lozano. “No es un juego combatirlas”.

La abogada Isabel García, activista de  la Coalición de los Derechos Humanos de Arizona, quien trabaja desde hace 40 años en contra de los abusos de inmigrantes afirma que a México le ha hecho falta ponerse la camiseta de “verdadera defensa” de sus connacionales.

“Los matan aquí y el país no dice nada, no hace bulla, escándalo para poner los reflectores y dejan el trabajo a las organizaciones civiles”.