Cómo la organización Chirla encara el desafío del Censo 2020
En el Valle Central, San Bernardino y el condado de Orange la organización va puerta por puerta para informar a la gente sobre la importancia de su participación.
El Censo se realiza cada 10 años y tiene el objetivo de contar a todos los residentes del país —menos a los turistas. La importancia del censo reside en que la cantidad de diputados federales y sus respectivos distritos dependen del número de personas en una determinada región. Y ese número de personas a su vez determina la cantidad de fondos que el gobierno federal destina a cada región para programas sociales, obras de infraestructura como escuelas, y mucho más.
De ahí que para muchos el censo es más que un simple conteo de personas.
El primer censo tuvo lugar en 1790 y registró que había poco menos de 4 millones de habitantes, además, esta establecido en el artículo 1, sección 2 de la Constitución.
Pero a medida que el tiempo fue pasando y la población fue creciendo, contar a todos los residentes —la Constitución no dice contar solo a los ciudadanos— se fue haciendo una tarea más complicada.
“Empezamos a prepararnos desde abril del año pasado”, dice Esperanza Guevara, Encargada de la Campaña del Censo 2020 de la organización Chirla, con base en Los Ángeles. “Involucramos a todas las personas y programas de nuestra organización”.
Chirla (Coalition for Humane Immigrant Rights, www.chirla.org) es una de las organizaciones del país que ayudarán a contar a la mayor cantidad personas. Para esto ha recibido fondos del Bureau del Censo y de diferentes fundaciones. La responsabilidad de este objetivo es grande, particularmente porque hay sectores de la comunidad latina que no son contadas, que son “invisibles”.
“Hacemos presentaciones, foros, talleres, vamos a escuelas, iglesias…” comenta Guevara, de 30 años. “Aprovechamos para ofrecer también otra clase de información, por ejemplo, sobre cuestiones de inmigración”.
Las razones por las que mucha gente no es contada son varias. Por ejemplo, muchos inmigrantes indocumentados temen que la información que ellos proveen en el cuestionario del Censo pueda ser usada en su contra —y deportados. O puede haber limitaciones de idioma.
“Muchos jóvenes no saben nada del Censo, quizá porque normalmente son los adultos los que llenan el cuestionario”, asegura Guevara. O simplemente algunas personas se olvidan de completar el cuestionario.
En este sentido, Chirla está implementando un llamativo “ayuda-memoria”: “A las personas que contactamos les pedimos que firmen una ‘tarjeta de compromiso’ en donde se comprometen a completar el cuestionario del Censo”, afirma Guevara. “En marzo mandaremos otro recordatorio a estas personas”.
Para muchos líderes y activistas latinos, en las zonas rurales es más difícil contar a la gente. Y especialmente en esta edición 2020 del Censo, en el cual se le pide a la población que conteste el cuestionario por el internet. El nivel de uso de computadoras en las comunidades rurales es bajo y a veces no hay conexión al internet.
“En el Valle Central, San Bernardino y el Condado de Orange vamos puerta por puerta hablando con la gente sobre el Censo”, explica Guevara. “Y también promovemos el voto”.
Es que Chirla es una organización dedicada a defender los derechos de los inmigrantes y fue creada después de que se aprobara la ley de inmigración conocida como IRCA (Immigration Reform and Control Act) de 1986. Aparte de trabajar con inmigrantes, Chirla es activa en promover el voto y la participación cívica ciudadana.
Guevara asegura que, de lunes a viernes, y de 9-5 horas., la oficina de Chirla contesta las preguntas de la gente sobre el Censo, especialmente cómo completar el cuestionario: 1-888-6CHIRLA, ó (213) 353 1333.
Recientemente, Chirla visitó la comunidad de Hesperia, al Este de Los Ángeles, durante el Día de la Candelaria. En la iglesia local, donde se congregaban casi 1.000 fieles católicos, representantes de la organización hablaron con la gente sobre la importancia de hacerse contar en el Censo 2020. Más de 100 personas firmaron la “tarjeta de compromiso”.
Este año, por primera vez el Censo usará el internet para que la población complete el cuestionario en primera instancia. Si esto no ocurre, explica Guevara, la oficina del Censo mandará recordatorios y si aún así no recibe respuesta, enviará el cuestionario impreso y por correo. Y finalmente, si después de estos intentos alguien no responde, la oficina del Censo enviará encuestadores a esos domicilios.
Asimismo, la mayoría de las bibliotecas públicas destinarán al menos una computadora por locación para el Censo y las bibliotecarias y bibliotecarios podrán ayudar —pero no a contestar las preguntas del cuestionario sino preguntas referidas al uso de la computadora y el acceso a la página internet del Censo. Este servicio es gratuito.
Guevara destacó que no fue incluida ninguna pregunta sobre ciudadanía en el cuestionario —al principio la Administración Trump quería incluir esa pregunta, pero una corte federal lo impidió— ya que la información es confidencial.