La fuerza y la importancia sobre la disidencia

Por qué es importante criticar a Biden y no solo sacar a Trump de la Casa Blanca.

Joe Biden y Donald Trump.

Joe Biden y Donald Trump. Crédito: Getty Images

Algunos colegas periodistas en los medios en español en Estados Unidos me han preguntado por qué critico a Joe Biden, precandidato presidencial demócrata, si es el candidato que nos puede salvar de Trump. Es lamentable.

Subrayan que haciendo visibles las debilidades, errores, decisiones y posturas políticas equivocadas de Biden -que desafortunadamente no han sido las mejores para el pueblo estadounidense- le da más material a Trump para atacarlo.

Llegó a tal extremo que a todos los que critican a Biden, los acusan de contribuir a otro término de Trump.

Lo que mis colegas no ven, es el daño de defender a Biden. Porque Biden representa al sistema que nos dio al actual presidente hace cuatro años.

No han entendido por qué llegó Trump al poder. No fue el hecho de que EEUU no estaba preparado para una mujer, o lo ‘sexista’ o ‘racista’ que han dicho que es. Ni fue por la supuesta intervención rusa, cuya investigación no encontró nada concreto después de dos años para poder acusar al ocupante de la Casa Blanca.

En gran medida, la victoria de Trump se debió a que numerosos condados en los estados de Wisconsin, Iowa, Michigan y Pennsylvania decidieron apoyar a un republicano a pesar de que votaron por Obama cuatro años antes. Esto fue lo que le dio la ventaja a Trump.

Estos votantes fueron golpeados por la pérdida de empleos de manufactura, que a su vez fue resultado de las políticas demócratas y republicanas. Esa parte del pueblo estadounidense decidió entonces darle el beneficio de la duda a Trump, a pesar de ser uno de los peores candidatos en la historia de EEUU.

El problema es que los periodistas que no critican a Biden porque lo único que les importa es sacar a Trump del poder, no están exigiendo al sistema político de EEUU que cambie y trabaje para el pueblo. Lo que sí hacen con su falta de crítica, es perpetuar las mismas políticas que exhortan a los estadounidenses a arriesgar con su voto la democracia, que hasta el momento no ha trabajado para ellos.

Lo peor de todo es que Biden no necesita que hablen mal de él para perder adeptos. En cierta medida, es peor que Hillary Clinton: por sus posturas y sus frecuentes mentiras; por la corrupción en la que ha estado involucrado. Algunos analistas lo han calificado como una versión más decente de Trump.

Mientras sigamos conformándonos y votando por el menos malo, como pasó en 2016, el sistema político seguirá seleccionado este tipo de candidatos, que lejos de servir al pueblo, sirven al poder corporativo. Es tiempo de cambiar, criticar y exigir; el pueblo estadounidense necesita algo mucho más que simplemente sacar a Trump del poder.

Agustín Durán es editor de Metro de La Opinión

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