Tomás Pueyo, el ingeniero de Silicon Valley que predijo la pandemia
El español se anticipó a y predigo el desarrollo de la pandemia
Desde el confinamiento de su casa en la bahía de San Francisco, California, con 50 millones de lectores súbitos y convertido en referencia mundial para entender cómo se expande la pandemia del coronavirus, el ingeniero Tomás Pueyo alaba a Asia y critica la respuesta de Europa y Estados Unidos.
“Con el coronavirus empecé a analizar datos y ponerlos en Facebook para mis amigos, y vi que tenían bastantes reacciones. Un día un amigo me pidió que lo pusiese para enviarlo a amigos en París para que cerrasen sus empresas. Pensé que tendría 10,000 visitas, pero no te imaginas que vaya a tener 50 millones“, explica Pueyo, nacido en Nantes (Francia) y criado en Madrid, en videoentrevista con Efe.
Ante la creciente amenaza del coronavirus y su expansión a Europa y América, el artículo con el título “El martillo y la danza” se convirtió en viral y fue utilizado como referencia por economistas, políticos y expertos en salud pública.
La idea es sencilla: primero aplanar el pico de contagios con medidas de distanciamiento social, test masivos y rastreo de contactos (el martillo) para luego controlar la evolución según el riesgo (la danza).
El resultado del éxito del artículo fue una lluvia de contactos para asesorar a países y gobiernos.
Para el español, la clave “consiste en tener la información correcta, eso son dos tercios del trabajo, el otro tercio es ponerlo de una manera consistente y que sea fácil de digerir”.
Tomás Pueyo se anticipó a la pandemia
“Mi primer post fue el 20 febrero, y entonces Taiwán ya eran expertos infinitos, ya habían hecho todo lo que tenían que hacer, había epidemiólogos que llevaban meses advirtiendo. No hice nada nuevo, simplemente añadí esa información en un sitio”, agregó Pueyo, actualmente vicepresidente de la Course Hero, una empresa que gestiona recursos online para estudiantes en Silicon Valley.
Desde entonces la epidemia, cuyo brote surgió en Wuhan (China) a final del año pasado, se extendió rápidamente por el planeta y se convirtió en pandemia con más de 100,000 muertos y 1.7 millones de contagiados.
“Lo peor ha pasado -prevé- pero tenemos que estar listos para la danza. Hay países como Dinamarca o Austria que quieren empezar a reducir las medidas, y en algunos casos habrá rebrotes. De aquí a un par de meses la mayoría de países habrá aprendido a controlar esto de manera que la vida sea razonablemente parecida a lo que había antes hasta que haya una vacuna”.
Como receta, plantea un elemento básico que ha mostrado su efectividad en China, Taiwán o Hong Kong y ayuda al control mientras se eleva el número de tests y se afina el rastro de contactos: “El transporte público sin mascarillas, eso me parece un suicidio”
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