¿Por qué acabamos apoyando lo que no nos conviene?

La Casa Blanca.

La Casa Blanca. Crédito: Archivo | Getty Images

Hace unos meses platiqué con Juanita, una amiga que se quejaba de los altos precios de los seguros de salud en Estados Unidos. Ese día, ella calificó a los altos cobros de casi cualquier procedimiento médico como un robo. 

Es inmigrante, con un título universitario en México y trabaja como periodista independiente. Debido a lo caro de los seguros médicos, ella no tenía cobertura; además, por una enfermedad preexistente, no la querían aceptar los seguros médicos. 

De repente, un dolor en la espalda la llevó a buscar varias opciones médicas que le recomendaron una cirugía. Pero sin seguro, el procedimiento obligaría a Juanita a hipotecar su casa para poder pagar.  Fue por eso que decidió operarse en México, donde le cobraron unos $10,000, un 10% de lo que le pedían en EEUU.   

Afortunadamente todo salió bien y hoy sigue trabajando en forma independiente, pero ahora paga un seguro médico de $800 mensuales. Ella tiene miedo de pasar por la misma situación, especialmente ahora que los años siguen avanzando. 

Con esta experiencia y en época de elecciones en EEUU, donde se presentaba la oportunidad de apoyar la idea de un seguro médico para todos contra el sistema privado que actualmente tenemos, cualquiera pensaría que Juanita debería ser una defensora férrea de un seguro médico para todos. Especialmente porque ofrecer un seguro médico a todas las personas, es uno de los temas que más favorecen y necesitan los estadounidenses. 

Por si fuera poco, un estudio de Yale University dado a conocer en febrero, concluyó que los estadounidenses pagarían menos dinero y se salvarían 700,000 vidas al año, todo si adoptarán un sistema de salud para todos. 

Pero no. Ella apoyó y animó a otros a respaldar al candidato que ha asegurado a las corporaciones que fundamentalmente nada cambiará y que las cosas seguirán igual.   

Según el portal joebiden.com, en cuidado de salud y con la ayuda del expresidente Obama, mantendrá y ampliará lo que hoy se conoce como Obamacare. 

Pero con todo y Obamacare y los subsidios otorgados por Covered California, actualmente los precios no dejan de ser de escándalo y una cirugía sigue costando un ojo de la cara.  

Recientemente, a una activista le estaban cobrando 14 mil dólares por 4 horas en la sala de emergencias con todo y seguro médico.  Tuvo que pelear para que le redujeran el cobro a $1,500. 

Por otro lado, la pandemia del coronavirus que ha causado una crisis de salud y económica sin precedentes, ha evidenciado la incapacidad de la iniciativa privada para enfrentar este tipo de emergencias; incluso, ya se habla que el próximo año los precios de los seguros de salud se incrementarán un 40%.   

No obstante, en los medios de comunicación masiva cada que se habla de un seguro médico para todos, siempre cuestionan el cómo se va a pagar y lo consideran casi imposible de ejecutar, a menos que se incrementen los impuestos, una medida que asusta a la opinión pública.  

Incluso, los medios masivos llegan al grado de calificar al programa de salud para todos como un acto “socialista”, el permitir que el estado provea la seguridad médica de todos los estadounidenses. Lo triste de todo esto, es que la gente se lo cree. 

Si, ese programa que daría seguro médico a todos y que inclusive fue apoyado por Franklyn Delano Roosevelt, uno de los mejores presidentes de EEUU (1933-1945) y uno de los más queridos, además padre del seguro social, programa que todos respaldan en el país. 

Ante tal situación e historia me pregunto: ¿cómo es posible que los medios de comunicación masiva nos convenzan que es imposible proveer seguro médico para todos? ¿Por qué les creemos a los medios o a los políticos cuando nos dicen que será muy caro o que es “socialismo”?  

Recordemos que los medios de comunicación masiva son propiedad de las grandes corporaciones en EEUU que lo que buscan es eliminar el seguro social y no expandirlo. Por si fuera poco, la mayoría de los políticos son financiados por las Comités de Acción Política (PAC), quienes, en gran parte, dictan la agenda de los funcionarios. 

Muy bien podríamos decir que esta es la razón del por qué la gente ya no cree en los políticos, pero, aun así, en muchas ocasiones terminamos apoyándolos. 

No olvidemos que estas empresas tienen línea directa a los principales medios de comunicación porque invierten centenares de millones de dólares, situación que les da la autoridad de dirigir la agenda política de lo que se publica y cómo se publica; Además, raramente se presentan datos que los contradigan.  

Es por eso que no hay una respuesta lógica en el acto de apoyar a un candidato que no apoya tus prioridades, particularmente la salud que es un tema delicado, e incluso, de vida o muerte para muchos.  

Recordemos que la fuerza de la propaganda acabará culpándonos a nosotros mismos de todo lo que nos sucede, inclusive de un terremoto,, y nos impide que podamos ver la verdadera procedencia del problema.   

Eso es precisamente lo que le paso a Juanita, quien casi se molesta y afirma que ella no ha sido manipulada; pero al final, terminó votando por un candidato que no cambiaba su situación en nada.  

Agustín Durán es editor de Metro en La Opinión.  

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