México: ¿Qué hace una enfermera para ayudar a sus pacientes de coronavirus?
A través de ella, los enfermos pueden recibir el cariño de sus familiares, quienes no tienen permitido entrar al hospital
Enfermera al cuidado de pacientes con COVID-19 en Tijuana, México, Margarita Hernández platica que a mediados de abril un ancianito estaba tan deprimido por tener el coronavirus que ya no quería comer y pasaba días casi sin dormir.
“¿Qué haré con este señor?”, se preguntaba Margarita. “Si no come, se me va a poner peor”.
Cuenta que en una ocasión que salió del hospital para darle información a los seres queridos de los pacientes con COVID-19, la familia del ancianito estaba ahí, angustiada.
Fue entonces que a la enfermera se le ocurrió decirles: “Mándenle un mensajito escrito, yo se lo leo”.
Pero fue una carta lo que le escribieron. “Queremos que te mejores para que estés con nosotros en la casa porque te extrañamos mucho”. “Te queremos”. “Mejórate pronto, abuelito”, le dijeron, entre otras frases de aliento.
Después de darle estos recados escritos a su paciente, Margarita dice que vio el cambio como milagro.
El señor empezó a dormir mejor y a comer. “Yo lo veía que a ratos tomaba su cartita y la veía… No sé si la leía, pero la guardaba junto a su almohada con cariño”.
La joven enfermera platica que se dio cuenta que ser intermediaria de mensajes entre pacientes y familiares podría ser clave para ayudar a la recuperación de las víctimas de la pandemia en el hospital donde trabaja.
Una semana después, ya tenía que llegar media hora antes de su turno para recoger docenas de cartas de familias dirigidas a los afectados de coronavirus en su pabellón.
“Tenemos como 80 pacientes de COVID-19 en un piso y otros 80 en el otro, como 160 en total, y ya me conocer. Me ven pasar y me preguntan: ‘Margarita, ¿no me han escrito?, ¿me tiene carta?’”, platica la enfermera.
Mensajes que dan fuerza
Vestida con el uniforme del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Margarita Hernández es responsable de cuidar a entre seis y siete pacientes de COVID-19 cada día.
“Me apuro a atenderlos, me apuro en mi trabajo y sin descuidar nada me doy una chancecita para ir a leerle las cartitas a los otros pacientes… Si están en condiciones de leerlas ellos mismos, solo se las entrego”, cuenta.
“Llegó el cartero”, les dice en voz alta al entrar al pabellón con los mensajes escritos, algunos en sobres, otros en simples hojas de cuaderno con líneas que fueron redactadas a mano fuera del hospital.
Lleva las cartas en una sencilla bolsa de plástico, que para muchos puede ser solo una simple bolsa desechable de supermercado que sin embargo, carga algo invaluable para los pacientes.
“Les leo cartas con mensajes de amor de sus familias o de sus parejas, de esposos o novios… Algunas cartas piden perdón, [otras son] de arrepentimiento, a veces de solidaridad de compañeros de trabajo de los pacientes. La mayoría expresan cariño y deseos de volver a verlos pronto”, comenta Margarita en charla con La Opinión.
Se da cuenta de la importancia que esos mensajes, incluso los más sencillos, tienen para los pacientes que saben que se enfrentan con la muerte, y que más vale que hagan el esfuerzo y ganen porque en esos papeles “sus familias les dicen lo importantes que son y lo mucho que los quieren”, dice Margarita.
Los pacientes guardan las cartas, las atesoran, las releen, algunos quieren tenerlas en cajitas especiales, otros juntito a sus cuerpos convalecientes.
La enfermera dice que cuando la dirección del Hospital Regional del IMSS Número 1, conocido como la Clínica 1, se enteró de lo que hacía, permitió que continuara su plan.
De hecho, el IMSS nacional le dedicó en su página de Internet un artículo en el que afectuosamente se refiere a Margarita como “Maggy”, y la llama “Lady cartas”.
“El Instituto Mexicano del Seguro Social agradece y felicita a Margarita Hernández por su servicio y esfuerzo extra, en beneficio de derecho habientes y sus familiares”, dice el artículo.
Familiares contentos
“No, pues, es que [Margarita]es un ángel”, dice una señora fuera de la clínica.
Explica que “los pacientes entran al hospital sin celular. Nosotros no podemos pasar, no está permitido porque o nos contagiamos o algunos que no tienen síntomas contagian a otros, entonces, esta señorita nos hace el día, nos da alegrías a las familias y a nuestros pacientes”.
Sencilla, Margarita opina que solo cumple con su trabajo pero reconoce que la emociona salir “en las noticias”.
A veces las cartas son tantas y los familiares les dicen tantas cosas a sus pacientes, que Margarita tiene que apoyarse en compañeras para alcanzar a leer el caudal de mensajes escritos, pero es a ella a quienes todos identifican y a la que esperan ansiosos.
La Opinión le preguntó a la enfermera si tenía algún mensaje que le gustaría que leyeran los lectores en Los Ángeles y lo último que hizo fue pensar en ella.
“Sí, que si nos quieren donar equipo porque siempre necesitamos. Me pueden enviar a mí y yo se lo reparto a las compañeras”, dijo.
Marcar la diferencia
Las cartas, dice Margarita, ayudan a los pacientes “a sobrellevar el estrés, los dolores intensos, el malestar que sienten por no poder respirar como quisieran”.
Tijuana es el municipio con más muertes por el COVID-19 en México. Los fallecimientos comenzaron hace un mes y hoy ya llegan a 253. Esto equivale a una muerte cada 4.5 horas en una ciudad con 1.3 millones de habitantes.
Para hacer un comparativo, en el condado de San Diego, California, donde los contagios y fallecimientos comenzaron casi cuatro semanas antes que en Tijuana, ya se reportaron 134 muertes por coronavirus, en una población de 3.4 millones de habitantes.
“Por la situación que estamos viviendo, cualquier pequeño esfuerzo adicional que hagamos puede marcar una buena diferencia”, dice la enfermera.