El COVID-19 transforma un table dance en restaurante de comida rápida con servicio de drive thru
El club Lucky Devil Lounge en Oregon creó una estrategia para atender a sus clientes y hacer frente a la crisis de coronavirus
Un club de striptease de Oregón se vio forzado a cambiar de giro y entrar al negocio de comida para llevar ante la llegada del coronavirus.
Se trata de Lucky Devil Lounge, un negocio ubicado en el sudeste de Portland, Oregón, que de acuerdo con la agencia Reuters se convirtió en restaurante de comida rápida.
El “table dance” cerró y para evitar que ninguno de los trabajadores se quedarán sin empleo, los dueños decidieron convertirlo en restaurante y ofrece servicios de entrega de comida rápida donde participan las bailarinas del lugar que se encargan de entregar los pedidos en los automóviles de los clientes promoviendo el servicio de drive thru cómo “Food 2 Go-Go”.
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Reinventarse o morir
Shon Boulden, propietario del lugar, relató a Reuters que la idea surgió cuando publicó en Twitter que el club enviaría a sus bailarinas a entregar la comida y la publicación se volvió viral en la red social.
Existen dos opciones de servicios que ofrece el negocio. En el primero, los clientes recogen los pedidos de comida cuando las bailarinas realizan un espectáculo de pole dance mientras los automovilistas ingresan al interior de una carpa que se encuentra en el estacionamiento.
El segundo, es la entrega de alimentos a domicilio, donde un grupo de bailarinas entregan los pedidos de comida, mientras son acompañadas por guardias que se aseguran de cuidar la distancia social. El club cobra $30 dólares extra por cualquiera de los dos servicios más el precio que los clientes pagan de la comida.
Los visitantes llegan a recoger los pedidos de comida rápida ingresando al estacionamiento donde se ha colocado una carpa con luces y música con un DJ. Existen dos escenarios donde las bailarinas realizan bailes con mascarillas, guantes, bikinis y zapatos de tacón.
El dueño del lugar dijo que a pesar del esfuerzo, la mayoría de los empleados están ganando el equivalente al salario mínimo.
Una de las bailarinas llamada Brodie, dijo a The Cut que ha trabajado en el negocio por más de 11 años y está recuperando sus ingresos realizando servicios eróticos digitales, brindando asesoría sexual y escribiendo en blogs, aunque echa de menos las propinas que recibía en el club.
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El viernes pasado Brodie bailó sobre uno de los escenarios y entregó comida rápida a varios clientes que llegaron en sus automóviles. Portaba un arnés en el pecho de cuero con una máscara de fetiche de lobo, además de usar una mascarilla quirúrgica color negro.
La bailarina dijo que los clientes se fueron satisfechos por la forma en que hizo su trabajo repartiendo comida en topless, pues recibió una propina extra en un bastón modificado con unas pinzas.
“La vida está llena de sorpresas y será una historia que más adelante contaré en mi vida diciendo que tuve que bailar en un club de strippers y entregar comida durante la pandemia de COVID-19“.
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