Tercera edad en la calle y con un futuro poco prometedor
En Los Ángeles, las personas mayores de 55 años son uno de los grupos de más crecimiento.
Lo primero que recomienda a los jóvenes para que no terminen en la calle es aprender un oficio con el que puedan mantenerse toda su vida. Él no lo aprendió y a sus 55 años, cuando perdió su empleo, ya nadie lo quiso contratar.
Hoy, a sus 65 años de edad vive de las propinas que le dan en un supermercado del Este de Los Ángeles y anda de refugio en refugio para ahorrarse la renta.
Su nombre es Gerardo. Es originario de Los Reyes, Michoacán, donde actualmente vive su esposa y su hijo. Quiere arreglarles la situación legal y traerlos a Estados Unidos. Pero si no corre con suerte, por lo menos le gustaría obtener un empleo formal para comprar un terreno en México y dejar de rentar.
Su más grande obstáculo son los años. Físicamente todavía puede, pero las empresas, al saber que ha alcanzado la edad de la jubilación, difícilmente lo consideran para un empleo.
Parece un poco cansado, pero el pensamiento de su familia le da ánimo. Por ahora y debido a la pandemia, se la pasa en el refugio Proyecto Pastoral de la Misión Dolores, en el Este de Los Ángeles. Pero espera con ansia que todo vuelva a la normalidad para volver a generar un poco de dinero para su familia.
La doctora María Aranda, profesora asociada de Trabajo Social y Gerontología, dijo que desafortunadamente hay mucha discriminación contra la tercera edad. Y estereotipos que indican que una persona mayor de 50 años ni responde ni rinde lo mismo que trabajadores de menor edad.
No obstante, subraya que hay estudios que indican que una persona mayor de 50 años es más responsable y tiende a faltar menos a un empleo que una persona más joven. Además, por la experiencia, sus juicios en decisiones importantes suelen ser más acertados.
De acuerdo con la Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP) cada día unas 10,00 personas llegan a los 65 años. Entre ellos, un gran número de inmigrantes latinos que llegaron a Estados Unidos después de 1970.
Considerando este gran número de personas que van llegando a la tercera edad, un reporte publicado por investigadores de la Universidad de Pennsylvania, la Universidad de California en Los Ángeles y las Universidades de New York y Boston indica que para el año 2030 casi se triplicará el número de gente con cabello blanco y caminar lento que vive en las calles o fuera de en un hogar convencional.
El estudio publicado de 2019 subraya que en 10 años el número de personas indigentes crecerá de aproximadamente 40,000 a 106,000. Con ello, subirán los costos del cuidado de salud y la necesidad de refugios.
Juan, de 71 años, y también desamparado que vive en el mismo centro Pastoral, dijo sentirse más afortunado ya que gracias a sus 27 años de trabajo recibe el ingreso de su seguro social. Pero la cantidad que percibe no le alcanza para rentar en Los Ángeles. De modo que mejor decidió regresarse a vivir a México.
“No me queda de otra. Aquí con lo que gano me alcanzaría solo para pagar un alquiler”, expresa el inmigrante, quien asegura que en cuanto levanten la orden para salir de casa, lo primero que hará es arreglar sus detalles migratorios y regresar a México.
“Es imposible vivir en Los Ángeles con una pensión”, expresa.
En Los Ángeles
Juan y Gerardo son parte de los 60 desamparados que viven en el refugio Proyecto Pastoral de la Misión Dolores. Son también parte del grupo que más ha crecido en las calles o centros de ayuda de Los Ángeles
Según los últimos datos dados a conocer por LAHSA (Los Ángeles Homeless Services Authority), la Agencia de Servicios para Personas sin Hogar en Los Ángeles, en el año 2019 había 13,606 personas mayores de 55 años que vivían en las calles o en un refugio. Eso representaba un alza de 7% con respecto al 2018.
En este grupo, 3,654 personas eran latinas. De ellos, 508 vivían en un refugio y 3,146 en las calles. Esta cifra representó un 22% de aumento con respecto al año anterior.
Raquel Roman, directora del programa Proyecto Pastoral contó a La Opinión por qué en el centro se ha incrementado el número de indigentes de la tercera edad, en su mayoría inmigrantes.
“El motivo más común que nos informan las personas que llegan al refugio es el incremento de la renta y el aburguesamiento (gentrification) de los barrios”, expresa Román. “La mayoría de ellos viven con un ingreso fijo que les envía el gobierno y no es mucho, así que un incremento de hasta 300% en la renta es demasiado para ellos”.
Chris Estrada, del Los Angeles Center for Community Law and Action (LACCLA), dijo que en los dos años que ha trabajado con la organización antidesalojo, ha visto cómo este grupo de la tercera edad ha crecido. Subraya que ese fenómeno no es nuevo ya que es una tendencia que ha venido por muchos años.
“Actualmente un 60% de nuestros miembros es de la tercera edad”, expresó. “Ya sea que tienen miedo a ser desalojados por la situación que se está viviendo o ya han perdido su hogar y actualmente viven en un refugio, con familiares, sus vehículos o en las calles”.
Este grupo, afirma Estrada, es uno de los más vulnerables ante los problemas que se viven actualmente, a causa de los altos costos de la renta, el desempleo y ahora el coronavirus. Además, explica, es más fácil abusar de ellos, porque no tienen información, no saben cómo defenderse y la mayoría de ellos vive con un ingreso fijo y no tienen otra opción.
Datos de la organización revelan que de los 200 miembros con problemas de quedar en la calle o que actualmente viven en un refugio o en otro lugar que no es un hogar convencional, el 95% son latinos.
Estrada subraya que desafortunadamente el problema de la vivienda y la indigencia, ya era una crisis dramática, y la pandemia vino a intensificarla. Se puede esperar que los casos de personas en riesgo de perder su hogar solo aumenten. El primero de mayo se inició una huelga de 12,000 inquilinos a nivel estatal y nacional que llama a la absolución de rentas e hipotecas. El objetivo es evitar más desalojos.
Según LACCLA, en 2018 se presentaron 50,000 demandas de desalojo en el condado de Los Ángeles y se calcula que los números de 2019 sean muy similares.
En el artículo “Aging on the Streets: America’s Growing Older Homeless Population”, publicado por la Universidad Simmons, se indica que el problema de la indigencia de la tercera edad inició en la década de los 80s cuando se incrementó la tensión económica con salarios estancados, desaparición de planes de pensión y mayores costos de vivienda.
Pero más recientemente, el problema se incrementó con la crisis económica del 2008 cuando un gran número de personas de la tercera edad perdieron su empleo e incluso su vivienda.
Para contrarrestar el problema
Jean Galiana, coordinadora del Sistema de la Tercera Edad de LAHSA, dijo que la organización se dedica a la vivienda de adultos mayores que no tienen hogar. La crisis de COVID-19 ha hecho redoblar los esfuerzos, a causa de la mayor vulnerabilidad de la tercera edad a las complicaciones graves del virus.
Agregó que, durante la crisis actual, el 80% de los recursos de la organización se enfocan en individuos que están en riesgo de contraer el COVID 19. La mayoría de esos individuos son de la tercera edad.
Galiana explicó que la organización y sus asociados se han marcado un objetivo de darle vivienda a 15,000 individuos que viven en la calle, con el Proyecto Project Room Key en hoteles, e incluir servicios que van más allá de la vivienda.
“Nuestro objetivo es permitirles, no solo sobrevivir en estos meses, sino prosperar y ser más fuertes y saludables para luego transitar a la vivienda después de la crisis”, explicó Galiana.
Considerando que la tercera edad es uno de los grupos de más alto riesgo de contraer el COVID-19, la Dra. Aranda dijo que es muy fácil que surja un brote de infección entre la gente que vive en la calle. Es un grupo sin cuidado o acceso a la salud. Además, muchos de ellos no confían en el gobierno o sufren de otro tipo de mal adicional, por lo que un contagio del coronavirus podría ser mortal.
Actualmente en Skid Row viven poco menos de 5,000 indigentes, de los 36,000 que hay en la ciudad y 59,000 en el condado. Es precisamente allí donde ya se ha instalado un centro para hacer exámenes del Coronavirus.
Aranda explicó que desafortunadamente, este tipo de emergencias como la pandemia que se vive en todo el mundo, ha afectado fuertemente la economía. Igual que en el 2008, mucha gente ha perdido su empleo. Esto significa que personas como Gerardo y otros mayores de 50 años, tendrán problemas de regresar a su trabajo, lo que a su vez podría generar una nueva ola de personas que se quedan sin hogar.
“Es importante que el gobierno intervenga con medidas que protejan y ayuden a este grupo a seguir adelante. De lo contrario, veremos un incremento en esta población de indigentes por muchos años por venir”, expresó la doctora.
Respecto a los grupos latinos
La profesora Aranda dijo que desafortunadamente la indigencia entre latinos de la tercera edad ha tomado relevancia últimamente, pero hasta el momento no hay estudios específicos en la lectura académica que expliquen este fenómeno en forma seria, y agregó: “esto resulta muy preocupante”.
“Este artículo fue escrito con el apoyo de la beca de periodismo The Gerontological Society of America, Journalists Network on Generations y el Silver Century Foundation”.