Mural revelará la victimización de los migrantes ante las autoridades estadounidenses
Esposa de Anastasio Hernández halla similitud entre las muertes de George Floyd y la muerte de su marido.
Para la señora María Puga en San Diego, la forma en que murió George Floyd esta semana es muy similar a la manera en que agentes fronterizos mataron a su esposo.
“Cada vez que matan a alguien por abuso de autoridad, pienso que los agentes deben ser enjuiciados como cualquier otra persona”, sin privilegios ni ventajas por usar uniforme, dijo la señora en video conferencia.
Aunque a Floyd probablemente lo mató soportar el peso de un agente sobre su cuello y difícilmente respirar durante casi nueve minutos, el forense descartó que muriera por ahorcamiento o asfixia; pero en el caso de la señora puga, el médico forense determinó que fue “homicidio” la causa de muerte de su esposo, Anastasio Hernández Rojas.
Lo mataron doce agentes fronterizos cuando, como ocurrió con Floyd, estaba esposado de la espalda e inmóvil sobre el piso con un agente hincado sobre su cuello.
La diferencia, y consta en documentos públicos en cortes, fue que a Hernández Rojas los doce oficiales lo patearon tirado al piso, lo golpearon repetidas veces y le dieron por lo menos tres descargas eléctricas paralizantes.
A Floyd lo llevaron inconsciente a un hospital y pereció. Anastasio Hernández alcanzó a llegar al hospital aunque cerebralmente muerto.
La señora Puga dice que la muerte de Floyd se basó en que una cajera sospechó que pudiera ser falso un billete de 20 dólares con el que trató de pagar en una tienda; la muerte de Anastasio Hernández se basó en que cuando un patrullero fronterizo le dijo que tirara el agua que llevaba en una mano, el mexicano vació la botella en lugar de tirarla junto con el agua.
Ese detalle del agua fue el motivo para matar a golpes y torturar a una persona porque tal vez no entendió una orden, expresó la esposa; no obstante, llamó poderosamente la atención al muralista Víctor Ochoa, quien ha pintado murales desde hace medio siglo en el Parque Chicano de San Diego y ahora pinta uno en memoria de Anastasio Hernández.
“En el mural se van a unir el agua de aquella botella que tenía Anastasio Hernández cuando lo tenían detenido, con el agua del Río Grande, donde pereció el papá con su niña”, dijo Ochoa en referencia al padre de familia salvadoreño Oscar Alberto Martínez y su hija de 23 meses de edad, Angie Valeria, quienes tambien perecieron al intentar cruzar la frontera por Texas en junio del 2019.
Ochoa y la viuda de Anastasio Hernández hablaron en conferencia virtual para anunciar la reanudación de los trabajos del mural que el artista pinta con un equipo de asistentes en La Plaza del Parque Chicano en el barrio latino Logan de San Diego.
Anastasio Hernández cumplió diez años de muerto a fines de mayo y el muralista planeaba terminar para entonces la obra, pero a principios de marzo llegó la pandemia al sur de California y los trabajos tuvieron que suspenderse.
Ahora reanudaron pero con medidas de seguridad, tanto en las tarimas a una altura de por lo menos 20 pies como para guardar distancia recomendable para prevenir potenciales contagios del COVID-19.
Para Ochoa el mural es determinante porque “es un altar en memoria de Anastasio, pero simboliza nuestra historia, de enfrentar abusos de autoridad porque somos inmigrantes, latinos, chicanos”, dijo el autor.
El mural contendrá, entre otros elementos, las imágenes de la señora Puga y de sus hijos gemelos Daniela y Daniel, quienes quedaron huérfanos a los siete años de edad.
Anastasio Hernández y la señora Puga habían vivido en San Diego durante 25 años y procrearon cinco hijos.
El inmigrante del estado mexicano de San Luis Potosí tenía una pequeña empresa de mantenimiento de albercas. Fue deportado en abril del 2010 y al tratar de regresar ese mismo mes, detenido y llevado a un centro de detenciones de la patrulla fronteriza.
Durante más de una década la muerte de Anastasio Hernández ha servido como referente para muertes por abuso de autoridad en la frontera. Por ejemplo, organizaciones de derechos humanos llevan un conteo de más de 50 muertes de ciudadanos estadunidenses e inmigrantes mientras estaban bajo custodia de autoridades fronterizas desde el 2010.
Para la señora Puga, la muerte de su esposo y el mural sintetizan todos los abusos de fuerza innecesaria de parte de autoridades, como sería el caso de George Floyd, entre muchos otros.
Esa idea que comparte también el muralista Víctor Ochoa, quien ahora trata de terminar el mural para inmortalizar a Anastasio Hernández en agosto próximo, si cuenta con todos los recursos. Durante la imposibilidad de continuar por la pandemia, corrió el cargo por renta de tarimas y equipo.
Las organizaciones San Diego Alliance y el Comité de Servicios de los Amigos Americanos (AFSC) colaboran en una recaudación de fondos para continuar la obra.
Este es el enlace a la página en que recaudan fondos para el mural. https://www.alliancesd.org/fundraiser_anastasio_mural