Aumenta el miedo de los angelinos de quedarse sin techo

Las cifras del desamparo, cuyo conteo se hizo antes de la llegada del COVID-19, suben casi en 13% en L.A.

Cada día hay más gente que pierde su hogar que gente que lo consigue.

Cada día hay más gente que pierde su hogar que gente que lo consigue. Crédito: Getty Images

Este año, el condado de Los Ángeles reportó a 66,433 personas sin hogar, un aumento del 12.7% en comparación con 2019, cuando habían 58,936 desamparados, reveló este viernes la Autoridad de Servicios para Personas sin Hogar de Los Ángeles (LAHSA).

“No nos gustan estos números porque sabemos de primera mano que hemos hecho mucho para aumentar la eficacia de nuestros sistemas y atraer a decenas de miles de personas”, dijo Heidi Marston, directora ejecutiva de LAHSA.

“Los resultados de 2020 refuerzan que nuestra comunidad debe abordar las causas profundamente arraigadas dentro de los sistemas de redes de seguridad más grandes que evitan que las personas caigan en la calle”, agregó.

El conteo que se hizo en enero capturó la falta de vivienda mucho antes de que comenzara la pandemia por el coronavirus.

Desde entonces muchas personas más se encuentran al borde de la indigencia por no poder pagar sus alquileres o luchan por permanecer en sus hogares mediante las moratorias aprobadas por la ciudad y el condado.

Futuro incierto

Kenia Alcocer, que vive con su familia en el Este de Los Ángeles, dijo que a inicios de año nació su segundo hijo.

El bebé prematuro tuvo que ser internado y esto la llevó, junto a su esposo, a permanecer largas horas en el hospital por dos meses más.

“En marzo regresamos [a nuestra vivienda] y fue cuando se dio la orden de permanecer en casa”, dijo Alcocer. “Ahorita solo yo estoy trabajando desde mi hogar pero lo que gano se va para los gastos principales de la casa”.

Agregó que ya deben tres meses de renta y es seguro que tampoco podrán pagar julio, lo que acumulará para su familia una deuda de $4,400.

Alcocer, quien es beneficiaria de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), dijo que debido a que gana poco más del mínimo no califica para varios tipos de ayuda gubernamental.

Tampoco recibió su cheque de estimulo del gobierno federal porque su esposo no cuenta con un número de Seguro Social.

“La crisis de vivienda no viene del coronavirus, el coronavirus viene a exponer lo frágil que es la comunidad vulnerable”, dijo Alcocer.

Indió que desafortunadamente las moratorias de renta no sirven porque para muchas familias, solo están acumulando deudas.

“Por muchos planes de pago de renta que nos den los jefes de quienes no han trabajado no les van a pagar los meses atrasados”, expresó.

“Esto solo demuestra que habrá más desalojos, acoso por los arrendatarios y un sistema de esclavitud para pagar la deuda”.

Por ahora Alcocer dijo que no tiene un plan en caso de que sean desalojados de su vivienda.

“Tal vez podamos vivir con familiares por unos días pero eso es algo que no quiero pensar porque la salud de mi hijo esta primero”, indicó la mujer, cuyo bebé esta nuevamente internado en el hospital.

Kenia Alcocer con sus dos hijos. /Cortesía Familia Alcocer

Intentando detener la indigencia

El conteo de LAHSA de este año reveló que dos tercios de los adultos desamparados que experimentaron la falta de vivienda se convirtieron en desamparados por primera vez el año pasado, y el 59% de ellos citó las dificultades económicas como la causa.

La supervisora Hilda Solís, quien representa el Este de Los Ángeles, dijo que desde que las empresas cerraron bajo la orden de permanecer en casa, las familias que ya enfrentaban dificultades económicas antes de la pandemia pudieran estar al borde de la falta de vivienda después de perder sus ingresos constantes.

“La crisis del COVID-19 ha llevado las tasas de desempleo a niveles históricos, obligando a muchas familias a decidir si pagar el alquiler o poner comida sobre la mesa”, indicó.

Se estima que 82,955 personas cayeron en la falta de vivienda durante 2019, y 52,689 personas pudieron salir de la indigencia por sí mismos.

Otras 22,769 fueron colocadas en viviendas a través del sistema de servicios para personas sin hogar a pesar del escaso mercado de viviendas, indicó LAHSA.

Por su parte el supervisor Mark Ridley-Thomas, quien representa partes del sur de Los Ángeles, dijo que su misión es duplicar y frenar la cantidad de personas que se quedan sin hogar.

“Esto significa fortalecer nuestra red de seguridad en áreas de vivienda, atención médica y educación, donde el fracaso ha llevado a muchas personas a la pobreza extrema y a nuestras calles”, dijo.

“Esto significa proporcionar oportunidades de empleo, protecciones más fuertes para los inquilinos y hacer más en cuanto a servicios de salud”.

La Medida H sí funciona

LAHSA explicó que tres años después de la inversión de la Medida H, cuyo plan completo es de 10 años, el sistema de servicios para personas sin hogar del condado de Los Ángeles ha duplicado el número de colocaciones de viviendas anuales.

Y los esfuerzos para proteger a las personas más vulnerables del COVID-19 condujeron a la protección rápida de 6,010 personas desde que se dio la orden de permanecer en casa.

Mediante el programa Project Roomkey se alojaron a 4,056 personas, 1,708 más en refugios de la ciudad y 246 en remolques. El objetivo principal es colocar a 15,000 de las personas más vulnerables sin hogar en una vivienda.

“Pero por cada 207 personas que alojamos, 227 personas nuevas se quedan sin hogar todos los días”, dijo Ridley-Thomas.

“Con el COVID-19, el aumento del desempleo y una economía deprimida, las cosas probablemente empeorarán antes de mejorar”.

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