Elección de Joe Biden vs. Donald Trump, una derrota para el pueblo estadounidense
No puede ser posible que por segunda vez en unas elecciones presidenciales, el establecimiento político de Estados Unidos nos dé dos candidatos entre los que el pueblo tiene que elegir al menos malo, o como se dice en inglés: ‘the lesser of two evils”.
En el 2016 tuvimos a Donald Trump, calificado como uno de los peores candidatos inconcebibles de imaginar como presidente, no solo del país más poderoso del mundo, sino de cualquier país tercermundista que hubiera llegado al poder apoyado por gente en su sano juicio.
Por otro lado, teníamos a Hillary Clinton, una funcionaria que hubiera hecho historia al convertirse en la primera mujer líder del ‘país de la libertad’, pero su reputación no le alcanzó, el apoyo a la guerra de Irak y el hecho de representar todo lo que el estadounidense común y corriente ya no quería ver: un sistema político que se había encargado por los últimos 40 años en servir a unos cuantos y no al grueso de la población.
En esa ocasión, un gran número de estadounidenses decidió darle el beneficio de la duda a un individuo racista, homofóbico, ignorante, corrupto y acusado de abuso sexual en numerosas ocasiones, con tal de detener a ese sistema político que representaba Clinton.
Aunque cuatro años más tarde, Trump simplemente llevó la corrupción y el nepotismo a niveles nunca antes vistos, ya que cualquier otro funcionario hubiera sido destituido de su cargo en el primer año de su mandado por menos de la mitad de lo que el presidente ha hecho y dicho, pero la complicidad de los republicanos y en gran medida de los demócratas, lo ayudaron a sobrevivir cuatro años y no solo eso, una vez más es candidato a la presidencia.
Lo peor de todo es que en cuatro años de pesadilla política, el Partido Demócrata no pudo elegir a un candidato que represente esa alternativa que el pueblo buscaba en el 2016, y nuevamente presenta una opción que representa más al establecimiento político, la misma que rechazaron millones de votantes al elegir a Trump hace cuatro años.
Aún peor, Joe Biden tiene más problemas que la misma Clinton: votó y apoyó la guerra de Irak, es responsable en gran medida del encarcelamiento masivo y el hecho de que los estudiantes no puedan eliminar su deuda universitaria; además, el respaldado corporativo, la corrupción, las acusaciones de abuso sexual y el nepotismo no le son ajenos. Algo muy preocupante, es que desafortunadamente el candidato demócrata ya no puede hablar en forma coherente y muestra problemas de memoria en sus presentaciones en público, lo que significa que muy probablemente gobernará la clase corporativa demócrata, si es que es elegido presidente.
Como en el 2016, el pueblo estadounidense irá a las urnas derrotado, tendrá que votar por ‘the lesser of two evils”: votar por Trump, un corrupto racista y sin límites, o Biden, un funcionario que ha dicho que ‘fundamentalmente nada va a cambiar’ para la clase corporativa, un sistema que desde el 2016 el pueblo lucha por eliminar.
Agustín Durán es editor de Metro de La Opinión