La inmunidad al coronavirus puede durar sólo unos cuantos meses después de enfermarse
Los anticuerpos detectables en sobrevivientes de COVID-19 disminuyen con el tiempo
El principio de las vacunas está basado en la capacidad del sistema inmunológico para generar anticuerpos contra los virus, es decir, sustancias para combatir las infecciones. Algunos anticuerpos pueden durar años, pero otros pueden tener una existencia más corta.
Entre muchas otras cosas, la comunidad médica está conociendo el tipo de respuesta inmunológica que el COVID-19 genera en los sobrevivientes, y está descubriendo que la inmunidad al coronavirus puede durar sólo unos cuantos meses después de enfermarse.
Una investigación publicada por la revista Nature Medicine observó que los anticuerpos neutralizantes de muchos pacientes recuperados de la infección por SARS-CoV2 “comienzan a disminuir dentro de los dos o tres meses posteriores”. En comparación, otros coronavirus como los causantes del SARS y el MERS 2002-2003, duran más de un año.
Los investigadores del Laboratorio de Biología Molecular en Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Medicina de Chonging, en China, observaron las muestras de 285 pacientes para encontrar que la concentración más alta de anticuerpos ocurre entre 17 y 19 días después del inicio de los síntomas, pero van disminuyendo en las siguientes tres semanas. Además, quienes presentan síntomas más severos desarrollan también mayor cantidad de anticuerpos, a diferencia de quienes cursan una enfermedad leve.
En este mismo sentido, otra investigación realizada en Reino Unido, y publicada recientemente en el servidor médico medrxiv.org, sugiere que las respuestas de anticuerpos pueden comenzar a disminuir entre 20 y 30 días después de presentar síntomas de COVID-19, y llegar a un nivel más bajo 60 días después.
¿Esto qué significa?
Además de revelar un riesgo de reinfección en apenas unos meses, estas investigaciones son importantes para el desarrollo de las vacunas que se realiza actualmente.
En torno a la investigación británica, el doctor Stephen Griffin, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Leeds, comentó en el Science Media Centre que “podemos volver a infectarnos con el paso del tiempo y los brotes pueden adoptar la estacionalidad. Con los resultados más graves, a veces fatales, del SARS-CoV2, esto es realmente preocupante“.
Y se refirió a las características que debe tener una vacuna contra el COVID-19: “Las vacunas en desarrollo necesitarán generar una protección más fuerte y duradera en comparación con la infección natural, o pueden necesitar administrarse regularmente”.
Con esta información, el experto hace tres planteamientos en los que pone en duda la famosa “inmunidad de rebaño”: “Primero, los enfoques de inmunidad colectiva, todavía promovidos cruelmente por algunos, son claramente inviables. En segundo lugar, si se dispone de una vacuna viable, puede requerir aumentos regulares o una combinación de diferentes plataformas para obtener la mejor protección posible. Tercero, el desarrollo de líneas adicionales de terapias antivirales y/o medicamentos que disminuyan la inflamación severa en COVID-19 avanzado es esencial para apoyar futuros programas de vacunación”.
Y finaliza: “No podemos permitirnos simplemente esperar vacunas o medicamentos y debemos hacer todo lo posible para eliminar el virus utilizando enfoques no farmacéuticos; el costo para la vida ya es demasiado alto”.
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