Cuál es el origen del famoso Gran Café de la Parroquia de Veracruz

Nació en el año 1808; es el café tradicional de Veracruz y más antiguo de México

La historia del Gran Café de la Parroquia inició en 1808.

La historia del Gran Café de la Parroquia inició en 1808. Crédito: Gran Café de la Parroquia | Cortesía

Cerquita del mar, al caminar por el malecón se puede ver el café de mayor tradición en Veracruz y el más antiguo de México, el Gran Café de la Parroquia.

La historia del café cuna del tradicional café lechero inició hace más 218 años, tiempo en el que ha sucedido de todo, invasiones francesas, norteamericanas y españolas, huracanes y pandemias, peste bubónica y repunte de fiebre amarilla hace justo cien años, y el coronavirus en este 2020.

No se imagina el puerto sin el Gran Café de la Parroquia que se ha convertido en parte de la vida diaria de generaciones de jarochos que desde niños disfrutan de su café; desayunan, comen, cenan y se reúnen con el mismo grupo de amigos. También es un punto obligado para quienes llegan a la ciudad ya sea por placer o por negocios, como dice el dicho: “quien no viene a la Parroquia no viene a Veracruz”.

Lázaro Cárdenas y Gabriel García Márquez

En sus mesas se ha atendido a la mayoría de los presidentes del país, como a Lázaro Cárdenas (1934-1940); a gobernadores, senadores, diputados; personalidades de la realeza, como el príncipe Carlos de Inglaterra; del entretenimiento, como el actor del cine Mario Moreno “Cantinflas”; de la música, como el gran compositor Agustín Lara y escritores como el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.

El origen

El Gran Café de la Parroquía cuando se ubicaba frente a la Catedral de Veracruz. Foto: Gran Café de la Parroquía /Cortesía.

El Gran Café de la Parroquia inició en 1808. Se ubicaba en la calle de Independencia, frente a la Catedral de Veracruz, en la esquina de los Portales de la Av. Parroquia (o Principal) de ahí el motivo de su nombre.

La historia comenzaría años antes, el negocio se llamaba el Caballo Blanco, pertenecía a unos franceses y que fue destruido en 1808 durante la Colonia, bajo el pretexto que Napoleón había invadido España. Posterior a ello, un catalán pone el café, en ese tiempo eran populares las “pulperías” donde se vendía vino y café, con el paso del tiempo es conocido como el café de la parroquia.

La tradición del tintineo y el lechero

Al conductor del tranvía hacía sonar la campana para anunciarse y pedir su lechero. Foto: Gran Café de la Parroquia/Cortesía

Durante su recorrido, los conductores del puerto pedían su lechero haciendo sonar la campana antes de pasar frente al negocio como una señal al mesero que presto preparaba el café y en ocasiones acompañaba con una pieza de pan para entregarlo apenas el tranvía pasara por el lugar.Al finalizar el recorrido, el chofer entregaba la loza y liquidaba su cuenta.

Los años pasaron y el tranvía dejo de brindar servicio (hace 40 años), pero siguió viva la tradición de los llamados “parroquianos” de llamar al lechero con un el sonido que produce el golpeteo de la cuchara en el vaso de vidrio. Esa es la señal para acudir a completar un vaso de humeante y aromático café lechero.

El golpeteo de la cuchara en el vaso es el llamado al lechero. Foto: Gran Café de la Parroquía/Cortesía

Lechero y bombas

Además del tradicional lechero, la gente disfruta de las bombas con mantequilla, nata o frijoles con queso; de los huevos tirados (huevos con frijoles refritos); frijoles a la veracruzana; del platillo volador (sándwich prensado) y de las medias noches cubanas.

Un negocio familiar

Apurado atendiendo los pormenores del café, su dueño, Felipe Fernández Ceballos, se da el tiempo para contar a La Opinión la transición que ha vivido el Gran Café de la Parroquia, un negocio que ha sido manejado por su familia desde 1926, cuando don José Fernández y Fernández lo adquiere.

Años más tarde don José Fernández invita a su sobrino Fernando Fernández Lavid (padre del actual propietario) a viajar de España para hacerse cargo del café y le vende el negocio.

Don Fernando se hizo cargo del Gran Café de la Parroquia por muchas décadas apoyado por sus hijos que se han manifestado orgullosos veracruzanos. En la actualidad, la responsabilidad de comandar el café la tiene su hijo Felipe.

¿Por qué hay dos parroquias en el Malecón?

La ubicada en el Paseo del Malecón esquina Valentín Gómez Farías es la cafetería que se mudó en 1994 desde el negocio original frente a la catedral de Veracruz. Llevaron todo su mobiliario original, sillas, mesas, reloj y por supuesto las cafeteras antiguas de 1926.

Había una sociedad del Gran Café de la Parroquia en 1976 entre los hermanos Fernando y Marcelino Fernández Lavid, al fallecer, las familias decidieron separar los negocios. Así fue que surgió La Parroquia, ubicada unos metros del que también ha sido llamado “Auténtico Gran Café de la Parroquia.

El Gran Café de la Parroquia cuenta con otras dos sucursales, la de los 200 años, en el Boulevard Ruiz Cortines y la de los 500 años, en el Boulevard Ávila Camacho, ambas en Boca del Río, Veracruz. También disponen de 13 módulos.

Las cafeteras de El Gran Café de la Parroquia son del año 1926. Foto: AHH/La Opinión

Entrevistas y ruedas de prensa

El Gran Café de la Parroquia ha sido el centro de reunión de personas con distintas edades, ocupaciones e intereses. En el ambiente se pueden confundir las conversaciones de pescadores, cazadores, médicos, artistas, turistas, periodistas y políticos que al tiempo “dan la nota”.

Incluso, el café es parte de agenda de periodistas. Antes de la pandemia por el coronavirus solían darse entrevistas y conferencias sin formalidades. En las mesas servidas con cafés y pan se hacía espacio para micrófonos y grabadoras. Alrededor se acomodan los reporteros, fotógrafos y camarógrafos a escuchar a todo aquel que tome un lugar y tenga algo que decir que resulte de interés a la comunidad, lo mismo políticos que comerciantes y activistas.

Historia que seguirá contándose

Felipe Fernández cuenta que sin duda la pandemia del coronavirus ha sido el reto más difícil al que se han enfrentado. Tuvieron que suspender el servicio al público por dos meses y medio con el duro impacto económico que eso significa.

Aun en medio de la crisis emprendieron una campaña para donar café a médicos, enfermeras, guardias y otras personas que trabajan para atender a los enfermos de COVID-19.

“Es un momento difícil, pero hay que salir avante”, señala el dueño del café con más tradición de Veracruz. Con más dos siglos de existencia, el Gran Café de la Parroquia tiene miles de historias y más que están por suceder.

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