Trump y el arte de timar 

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El presidente Donald Trump. Crédito: AFP / Getty Images

Durante décadas, engañó a millones. Les hizo creer que era una especie de rey Midas que convertía en oro todo lo que tocaba, un magnate visionario que había amasado su fortuna gracias a su enorme talento para negociar. Pero hoy lo poco que quedaba de esa farsa se ha derrumbado. El artículo que publicó hace unos días el New York Times sobre las declaraciones de impuestos de Donald Trump lo exhibe sin tapujos: no se trata de un multimillonario que se hizo a sí mismo sino de un hombre con una extraordinaria habilidad para perder dinero y timar al que se le ponga enfrente.

Con lujo de detalles, el diario neoyorkino describe cómo todos los negocios de Trump, desde su constelación de campos de golf en varias partes del mundo hasta su lujosísimo hotel en Washington a un lado de la Casa Blanca, son un fracaso total. Año tras año generan millones de dólares en pérdidas.

De acuerdo con el artículo, Trump no ha pagado impuestos sobre la renta en 10 de los pasados 15 años debido justamente a que sólo ha reportado pérdidas. En 2016, el año en que ganó la presidencia, pagó solamente $750 y en su primer año en la Casa Blanca, otros $750. En promedio, un trabajador estadounidense paga $12,500 anuales por concepto de impuestos.

Estas cifras explican el porqué, desde que Trump asumió la presidencia, se ha negado tajantemente a dar a conocer su declaración de impuestos. Ahora que la verdad ha salido a la luz, lo único que ha atinado a decir es que se trata de “noticias falsas”, pero obviamente no ha mostrado los documentos que prueben lo contrario.

El artículo no podía salir en peor momento para Trump, puesto que todas las encuestas indican que está en peligro de perder la reelección, entre otras cosas por su desastroso manejo de la pandemia del Covid-19 que ha dejado ya más de 205 mil personas fallecidas en el país. La situación para el presidente amenaza con complicarse más porque tiene pendiente una batalla con el IRS por la legitimidad de un reembolso de impuestos de $72.9 millones que recibió después de reportar enormes pérdidas. Si el fallo le es adverso podría verse obligado a pagar más de $100 millones.

Una de las conclusiones más importantes del artículo es que, hasta hoy, a Trump le ha resultado más redituable pretender que es un gran hombre de negocios que serlo en realidad. Su genio no es manejar empresas sino hacerse famoso y luego lucrar y engañar a otros con esa fama de oropel. Para sus seguidores, esta revelación seguramente no tendrá impacto alguno. Para quienes todavía están indecisos es posible que sea la razón para no votar por él. Y para los que creemos que es un peligro, este nuevo escándalo es, definitivamente, la gota que derramó el vaso. Con una mezcla de impotencia y rabia nos preguntamos: ¿Cómo es posible que incluso los trabajadores indocumentados paguen más impuestos que Trump?

(*) María Luisa Arredondo es periodista en Los Ángeles y fundadora de Latinocalifornia. 

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